LA LLUVIA SABE POR QUÉ

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Por otro lado, Lucía la protagonista de la historia es víctima de una broma de sus supuestas amigas Vera, Renata y Cecilia, quienes en una pijamada le toman una fotografía con su teléfono móvil en el que aparece con el torso desnudo y se la envían a Álvaro Herreros (el primer contacto de su lista) quien realiza un envío masivo y la desafortunada imagen ocasiona que empiece para Lucía lo que ella misma denomina después “un infierno”, en el que Lucía es acosada mediante ciberbullying y de forma personal, asimismo es humillada sufriendo falta de respeto de manera constante, incluso “sus amigas” la traicionan y la dejan aislada y sola. La única que se preocupa por apoyarla es su hermanita Bárbara y la voz de su abuela (aunque ella ya falleció) debido a que Lucía tiene muy presentes su fortaleza y consejos. Después de unas semanas, Lucía conoce a Delfina en el Taller de artes, y se incorpora al taller de pulseras hippies para lo cual debe realizar un recorrido en autobús en el que es descubierta por Antonio, no obstante que es tímida y debido a todo lo que le ha sucedido, no tiene disposición para tener ningún contacto social. Además sigue siendo acosada por Álvaro Herreros y sus amigos de forma constante y se siente muy agobiada. Un buen día Antonio se incorpora a la clase de Lucía y tiene la oportunidad de estar cerca de ella, días después una gran tormenta reúne a Lucía, Antonio y a Delfina en la casona del taller por toda la tarde y madrugada hasta que la naturaleza cede. No obstante durante el tiempo que pasan juntos Delfina y Antonio comparten algunos de sus secretos, por ejemplo Delfina les comenta que su padre padece Alzheimer y que hace tiempo se extravió y los chicos la consuelan, luego Antonio les cuenta que se ha quedado sin hogar y les comparte los detalles, por lo que Delfina lo invita a su casa mientras su mamá regresa y resuelven su situación.

Al día siguiente Lucía continúa siendo acosada por Álvaro Herreros para que acceda a ir a su casa a pasarla bien pero ella siente que desfallece, hasta intenta saltar de un puente, afortunadamente la imagen de una niña con su abuela la persuade y va al taller de artes a pedirle ayuda a Delfina para desatar un gran nudo. Luego llega la gran carta que escribe para la psicóloga de su colegio con copia para la Directora y el supervisor del Ministerio de Educación y al propio Álvaro Herreros, en donde enfatiza su acoso colocando como evidencia los mensajes que le ha hecho llegar de forma constante y solicita una respuesta.

Finalmente Antonio le cuenta a su madre la situación por videoconferencia y ella reacciona inmediatamente diciéndole que se encontrarán en unos días. Luego Lucía y Antonio usan la clave de las tres palabras de su día.

- Opinión

La historia me gustó, resulta muy útil para darnos cuenta de los retos que enfrentamos en nuestra sociedad actual, en la que el uso de la tecnología se ha convertido también en un medio para que ciertas personas sometan y acosen de una forma cobarde, o bien se confundan los límites de lo que puede ser una broma con someter a una menor a una experiencia tan desagradable y penosa. Considero que nos permite reflexionar y ser cautelosos de lo que compartimos a través de la tecnología. Así mismo tener la confianza de compartirlo con nuestros papás para que puedan anticiparse y apoyarnos, porque nuestra familia es nuestro pilar más importante.

Desde luego que lo sucedido a Antonio es muy triste y espero no padecerlo nunca, pero es útil para nuestra formación, porque a veces damos por hecho que nuestros compañeros tienen un hogar y una familia que los cuida y se preocupa por ellos como nosotros y resulta que no así que podemos aprender a ser más comprensivos.

La novela me pareció realista y fácil de leer, aunque me hubiera gustado saber que finalmente Álvaro Herreros era sancionado, que Antonio y su mamá se reencontraban y que Beatriz (la tía de Antonio) había acudido a un centro de ayuda para víctimas de maltrato, sin embargo La lluvia sabe por qué.

Bibliografía

Heredia, María Fernanda. La lluvia sabe por qué : Norma, Zona Libre Bogotá Colombia, 2013. pág. 234.