LA REVOLUCIÓN FRANCESA, CAUSAS Y CONSECUENCIAS EN EL PROCESO A FINES DEL SIGLO XVIII SOBRE LA POBLACIÓN
Enviado por Mikki • 8 de Enero de 2018 • 1.938 Palabras (8 Páginas) • 636 Visitas
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Subirats (2014) señala que:
“Desde esta Instauratio Magna de Bacon asumimos una abrupta división entre saberes literarios, artísticos y filosóficos improductivos, como puedan ser los estudios literarios, las artes, la historia, las ciencias de las religiones y la filosofía, y saberes productivos ligados a la industria, el comercio, las administraciones jurídicas y la guerra” (p.181)
Podemos considerar que la Instauratio Magna, habría de ser el punto de partida para que las instituciones educativas influencias por las primeras lumbreras del capitalismo, prefieran dar más horas de enseñanza a los saberes “productivos” que a los “improductivos”. Entonces, la pregunta que usted lector sería ¿Por qué estudiar humanidades?, la más estrecha relación la encontramos en el período del Humanismo – término que no debemos confundir con el de Humanidades – es allí, donde el pensamiento medieval se desliga del pensamiento moderno, donde el hombre es el centro del cosmos, y debe cultivarse en los estudios de los clásicos.
Las Humanidades otorgan el grado distintivo de ser humano, la filosofía como expresión de reflexión sobre la naturaleza que lo rodea, ya en el período cosmológico griego, el hombre pudo salir de ese estado oscuro, en donde todo conocimiento incomprensible por él lo justificaba a partir del mito. La gramática – término que fue subordinado por el de Lingüística – constituye al conjunto de normas para poder escribir y hablar bien determinada lengua y su estudio tiene como fin principal una adecuada comunicación entre las personas, la indebida comunicación a través de la historia ha desencadenado desde guerras hasta conflictos maritales, el padecer del ser humano y la Historia, no es acaso el conocimiento que ha sido útil en la construcción de una memoria nacional y si se quiere pensar en una global, donde los pueblos han podido ver atrás y comprender su tiempo actual.
b) La Historia y las ciencias sociales
Debemos de encontrar un punto de convergencia entre la Historia y las ciencias sociales, es necesario antes de comenzar en ese recorrido establecer una definición de ciencia, el conspicuo epistemólogo Mario Bunge (2000) aclara que: “Mientras los animales inferiores solo están en el mundo, el hombre trata de entenderlo; y sobre la base de su inteligencia imperfecta pero perfectible del mundo, el hombre intenta enseñorearse de él para hacerlo más confortable. En ese proceso, construye un mundo artificial: ese creciente cuerpo de ideas llamado “ciencia”, que puede caracterizarse como conocimiento racional, sistemático, exacto, verificable y por consiguiente falible”.
La ciencia, a partir de la definición otorgada por Bunge tiene como fin el cambiar el medio natural en favor del hombre. ¿La Historia construye un mundo artificial?, al parecer no. En su libro La ciencia, su método y su filosofía, se realiza una gran división de la ciencia, en cuanto formales y fácticas. Dentro de las primeras son aquellas que tiene por objeto de estudio a los entes o meros conceptos, estas serían la Lógica y la Matemática; por otro lado, las ciencias fácticas son aquellas que su objeto se ocupa de la realidad como lo son la Astronomía, la Economía así como la misma Historia.
Una clasificación más peculiar la realiza Miró Quesada (2013) quien considera una tendencia moderna y para él la ciencia se puede encontrar en tres tipos: formales, fácticas o empíricas y hermenéuticas. La Historia y el Derecho para este autor, se encuentra dentro de las ciencias hermenéuticas, porque “recurren al método de la interpretación, los juristas por un lado interpretan la norma jurídica y los historiadores los documentos para la construcción del pasado[3]”.
Aunque muchos piensen que uno de los requisitos indispensables para que un conocimiento sea considerado científico es que posea un objeto de estudio, el mismo Bunge opta por considerar al método[4]. Pero debe quedar en claro, que en la mayoría de ciencias, como las naturales disponen de leyes, en cambio en la Historia, no podemos referirnos a leyes históricas. Aunque es en método que la Historia encuentra su propia rigurosidad, al formularse preguntas y generar conjeturas. A esta propuesta, Lumbreras (1981) consideraría que “la mayoría de los historiadores burgueses niegan la posibilidad de que existan leyes históricas y, consecuentemente suponen que las ciencias históricas o sociales son las únicas que no pueden obtener leyes y enunciarlas.
(La última parte es una interpretación elaborada en torno a un texto de Lumbreras, a esto llamamos cita no textual o referencial)
Algunos, los más conservadores, llegan incluso a decir que por eso, por no poder establecer leyes, la historia no es ciencia”, el egregio arqueólogo ayacuchano emplea un adjetivo propio de un marxista, invocaría que ¿Alguien pueda mencionar una ley histórica?, porque la ley involucra generalizaciones. Como por ejemplo el final del primer gobierno de Belaunde Terry en manos del golpe de estado del 3 de Octubre de 1968, no quiere decir es una “ley” que para todo gobierno democrático por simples causas como el emprender grandes obras públicas, sin advertir el alto costo económico produciendo una inflación interna y medidas más radicales por parte del sector popular terminarían en el paso a una dictadura[5]. La Historia, se presenta dentro de las Ciencias Sociales, porque posee un método racional y debidamente sistemático. Es cierto, además que en estos nuevos tiempos, el ser humano por su complejidad y al ser también parte de la sociedad ha conllevado a que el estudio de la sociedad, casi siempre sea de manera interdisciplinaria.
Palabras finales (es una forma de concluir el trabajo señalando su importancia y que hemos aprendido)
La Historia, en sus primeros orígenes estuvo considera dentro del campo de las humanidades, este conjunto de saberes, que generaron en el hombre una sensibilidad hacia la vida y las cosas, y su mejor desarrollo como ser humano.
El concepto de Bunge donde antes que el objeto de estudio, tiene al método como punto principal le otorga el carácter de cientificidad a la Historia, claro está sin que esta llegue a leyes históricas.
Debe generarse una reforma educativa por la que se oriente a una mayor difusión de la Historia vista desde un campo humanístico y científico, ya que las humanidades brindan en el estudiante un grado de sensibilidad ante su sociedad, a la vez un grado de razonabilidad por su carácter de ciencia
Bibliografía
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