La corrupción a flor de piel: Mariposas negras para un asesino Margarita Chaves Bonilla

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Las denuncias de este tipo son recurrentes en la novela, así, más adelante, se vuelve a hacer una crítica a los actos corruptos utilizando, igualmente, un narrador heterodiegético, esta vez relacionada con el asesinato de un grupo de niñas, el narrador menciona que al ser el asesino un “ciudadano respetable” y las familias de las menores personas humildes, se ponen gran cantidad de obstáculos para una verdadera investigación y agrega: “Muchos de los archivos irresponsablemente y a espaldas de la ciudadanía fueron quemados o botados como material de deshecho [sic]” (pág. 266). La situación es similar que la anterior, ya que se denuncian, mediante un narrador heterodiegético, los actos cometidos por servidores públicos del OIC, donde abusando de su poder, omiten conscientemente archivos que son de gran importancia dentro de la investigación de estas muertes.

Este mismo tipo de narrador hace denuncias que involucran, igualmente, al Organismo de Investigaciones Criminales, pero con un matiz diferente, en este caso se critica a los morgueros que, abusando del poder que se les da de manipular el cuerpo de los muertos, toman fotografías de las mujeres fallecidas que, al parecer de ellos, son atractivas, esto con el fin de conservarlas ellos mismos o venderlas a Casasola Brown, quien les da buenas cantidades de dinero:

Al momento, estaba Juancho con una cámara que le dio al Efebo y éste, como si se tratara de una sesión fotográfica a una Top Model, comenzó a tomar instantáneas de Medias de Seda […] Henry no supo cuánto duró la sesión fotográfica, terminó cuando inevitablemente se agotó el rollo de película. No podía salir de asombro […]

En la cita anterior se observa la estupefacción que causa en el protagonista e investigador de la novela ver a los morgueros aprovecharse de su labor en las salas de autopsias. Aunque resulte menos evidente, el fragmento anterior se acopla, de igual forma, al concepto de corrupción explicado anteriormente, pues son dos servidores públicos abusando del poder que se le da en su trabajo para beneficiarse ellos mismos, con el placer que les producen estos juegos necrófilos, o lucrar con este tipo de material fotográfico. Para reforzar esta idea, el narrador califica estos actos como sucios y macabros, lo que refuerza la tesis de que este tipo de abuso es corrupción, pues, como se mencionó, los actos corruptos los determina la sociedad con lo que considera o no correcto, en este caso conservar o lucrar con fotográficas de muertos parece ser un acto no aceptado por la sociedad, por lo que se considera corrupción.

Es importante destacar que en Mariposas negras para un asesino en una ocasión se critica la corrupción por medio de un narrador homodiegético, esto es al inicio de la novela cuando Henry expresa:

[…] a mis subalternos les llegaron informes que el Gerente General del lujoso Hotel Astoria San José Internacional, Jaime Esquivel, ponía a rodar el sinnúmero de influencias a su alcance para que la noticia no saliera a la luz pública como en realidad había sucedido (pág. 13)

La crítica es similar a la que se hizo en una de las citas analizadas anteriormente, la diferencia es que, en este caso, se realiza mediante un narrador homodiegético, es decir, que se encuentra inmerso en la historia. Sin embargo, las denuncias se hacen siempre en la novela utilizando un narrador heterodiegético y la cita anterior es la única excepción dentro de la obra.

Como se señaló en la introducción del presente artículo, los personajes en diversas ocasiones refuerzan la crítica a la corrupción hecha por el narrador, mediante lo que Molina (2007) llama estilo directo, como se muestra en la siguiente cita:

Ernesto hizo una pausa, siseó, acarició el cigarro entre sus dedos, y agregó:

-Es increíble lo que puede hacer el dinero y las influencias, porque dinero sin influencias tampoco resulta, hay que tener ambas para que todo ande a las mil maravillas (pág. 13)

Ernesto hace referencia a la muerte de una de las prostitutas de la cofradía Mariposas negras, la cual fue sacada de un lujoso hotel de San José como si estuviera herida, con una mascarilla de oxígeno, fingiendo los morgueros ser personal del 911. Todo esto debido a que el Gerente General pagó grandes sumas de dinero para no manchar la imagen del respetable lugar. Por lo anterior es que Ernesto hace este comentario, en el que denuncia y recalca el hecho de que al tener dinero, cualquier situación de este tipo puede ser solapada, claro está que a quien el Gerente del hotel paga el dinero se está aprovechando de su poder para beneficiarse económicamente.

Con lo anterior se confirma que el discurso directo es otra de las estrategias narrativas empleadas en la novela para mostrar el tema de la corrupción existente en aspectos relacionados con el Organismo de Investigaciones Criminales.

En este punto surge otro de los mecanismos narratológicos utilizados para demarcar la corrupción , este es el espacio, como lo menciona Montero (2008), en Mariposas negras para un asesino, la configuración del espacio urbano es de suma importancia, el centro de San José es descrito de manera detallada, especialmente, los ambientes y espacios nocturnos. Sin embargo, los actos corruptos tienen una clara delimitación, ya que se dan específicamente dentro del Organismo de Investigaciones Criminales, como se ha logrado observar, todos los ejemplos propuestos con anterioridad tienen estrecha relación con el OIC. Este complejo judicial en la novela es descrito de manera minuciosa, mediante un recuerdo de Henry en el que va explicando los departamentos que se encuentra en cada subnivel del edificio:

[…] En el primer subnivel está Medicatura Forense y el Consejo Médico Psiquiátrico […] En el segundo subnivel por una decisión emanada de la Corte Suprema de Justicia está la Recepción de Cadáveres. […] En el tercer subnivel está lo referente a análisis físico-químico. En el cuarto y último subnivel es El Reino de Tánatos (pág.38-39-40)

De acuerdo con Montero (2008) las descripciones del espacio urbano (San José) se hacen con el fin de reescribir el mito identitario de que el costarricense vive en el campo, con lo que se plantea un nuevo sujeto nacional citadino y una nueva casa paterna (la ciudad de San José). Las minuciosas descripciones de la Morgue Judicial y del Organismo de Investigaciones Criminales que se hacen en el primer capítulo tienen fines diferentes a estos, ya que lo que se pretende con ello es centrar la atención del lector en este escenario, que se perciba que este lugar tendrá una función importante dentro de la novela, esta será demarcar el espacio