La historia de un lobo
Enviado por Stella • 17 de Diciembre de 2018 • 44.196 Palabras (177 Páginas) • 352 Visitas
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La llegada
Había partido de Panamá a las 10:30 de la mañana, ya que el vuelo se había atrasado. Mi padre antes de irme me dio una medalla para que me cuidara. Me dijo que me iba a extrañar, que era una nueva etapa de mi vida, que algún día me iba a ir. Yo también los iba a extrañar, pero ya no podíamos regresarnos, habían pasado ya 2 años desde que me podía transformar en un lobo, tenía razón es una nueva etapa en mi vida, asi que a darle. Me despedí de mi papa y aborde el avión, una vez estando ahí, pensé en lo que había sido mis últimos días.
Mis pensamientos se vieron interrumpidos por un grito que solo yo escuche, o eso creía, es cuando lo vi por primera vez. Era un muchacho alto y musculoso, tes blanca, cabello corto hasta las orejas y de color castaños, sus ojos profundos y obscuros. Al verlo supe inmediatamente que era el. Era un hombre lobo, y creo que el también supo quién era yo, lo supe por la forma en que se movía, por la forma en que mi mente me jalaba hacia él como si fuera parte de mí, yo no lo vi venir y ya lo tenía cerca de mí y me dijo:
- Dame un minuto, quiero hablar contigo- me dijo
No se que fue lo que hizo, pero en la forma en que lo dijo dio a notar que espurria a que obedeciera y no sé por qué lo hice, si yo no sabia ni quien era. Sentí que unas cuerdas me amarraban al asiento. Oí que le decía algo a la que grito:
- No debiste de haber gritado asi.
- Era la única forma de que ella te viera- contesto la voz de una mujer- habla con ella, creo que es ella de quien nos hablo Richard el amigo de nuestros papas.
¿Hablar conmigo? ¿Qué es lo que quería decir? Imposible, escuche que venia hacía mí, sentí en mi interior una mezcla de emoción me sentía confundida, gire mi cabeza hacia la izquierda y ya estaba sentado, el me sonrío y yo le voltee la cara.
- Hola Mariam- dijo- ¿Cómo estas?
- ¿Cómo sabes mi nombre?- le pregunte sin voltearle a ver
- Me hablaron de ti- dijo- me dijeron que tu también eras como yo, mejor dicho como nosotros, creo que no me presente me llamo Deimon
- Mucho gusto Deimon – dije- pensé que me dejarían tranquila por el resto del viaje, pero me doy cuenta de que estoy destinada a las malas compañías
Y enseguida me arrepentí, pues sus ojos se dilataron, al igual que los míos cuando me iba a transformar estaba realmente enfadado. Pero así como se enfado, se tranquilizo, tenia que escoger con más cuidado mis palabras:
- Siento mucho lo que dije – estoy un poco cansada y mareada quiero descansar
El negó con la cabeza y me volvió a mirar y esta vez con algo de compresión.
- Lo entiendo- me dijo- iré directo al grano, yo se quien eres y tu sabes quien soy yo.
- Si, ¿Qué hay con eso?
- Quería no se ¿si quieras unirte a mi y a mi hermana que también es como nosotros?
No sabía que responder, ¿serian ellos de los que me hablaron mis papas? Decidí no dar una respuesta todavía
- Mira Deimon te voy hacer sincera, yo no me siento preparada para unirme a una manada en estos momentos- le dije- estos cambios han sido algo inesperados para mi, no me he podido acoplar bien a lo que soy.
El me tomo de la mano, yo me quede helada, desde cuando tanta confianza, apenas lo conozco, no quería saber como era su hermana, pero algo me decía que nos llevaríamos bien los tres.
- Mira si quieres me puedes contestar mas adelante, cuando te sientas lista, además nos va a recibir la misma persona a los tres, ahora duerme ya que no te he dejado hacerlo y enserio deja de pensar.
Y dicho esto se levanto y desapareció. Tenia muchas cosas en que pensar en lo que era y en lo que me acababan de ofrecer y finalmente el sueño me venció.
Forks
Llegue a Forks a las 4:30 de la tarde, baje del avión y fui a recoger mis maletas, el maletero me estaba esperando con ellas, se las recibí, > que tanto me empaco mi mama.
Me encamine hacia donde se recoge a la gente y en cuanto entre vi a Deimon, lo vi con una muchacha de pelo largo y obscuro, era de tez apiñonada y sus ojos por lo que se alcanzaba a ver eran verdes, era como de mi estatura y era muy bonita, supuse que era su hermana. En cuanto me vieron me hicieron señas para que me acercara a ellos, me dirigí hacía donde ellos estaban y les sonreí.
- Hola Deimon, buenas tardes- les dije
- Hola Mariam- dijo la muchacha- ¿Cómo estas?
- Bien ¿y tu…?- dije incapaz de completar la pregunta pues no sabia su nombre.
Ella sonrió y dijo:
- Me llamo Helena- me dijo- parece que el bobo de mi hermano no menciono mi nombre durante su platica
- No lo hizo- acepte
- Oye se que aun no tienes respuesta- dijo- ¿pero ya lo pensaste?
Ella estaba al tanto, no sabia que decir, como le había dicho a Deimon no estaba lista para unirme.
- Pues mira…
En cuanto iba a responder me calle pues intuí que alguien se acercaba hacía nosotros, y voltee y vi que un señor estaba parado enfrente de nosotros.
- Buenas tardes, chicos- dijo- ¿Mariam, Deimon y helena son ustedes?
El señor era alto, ojos azules, con pelo largo y castaño y un traje algo gastado. Todo mundo sabia mi nombre, como iba estar bien si todo mundo sabia mi nombre, los tres nos quedamos viendo uno a otro sin saber que quería el señor.
- ¿Son ustedes?- dijo algo impaciente.
Deimon fue el que contesto.
- Si señor somos nosotros- dijo- ¿Qué se le ofrece?
El señor dio un paso hacia el y le dijo algo al oído, no supe que, pero lo que haya sido puso muy nervioso a Deimon y enseguida se acerco a helena, y le sucedió lo mismo, y luego me toco a mi.
- Sería lamentable que la única hija de Ana y Gustav no estuviera en la manada que se le asigno, espero que seas lista y no entorpezcas
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