La magia en la Celestina

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Celestina, es considerada una hechicera, ya que se la denomina así en la novela, y también porqué realiza diferentes pactos con el diablo durante la obra, pero sin someterse a él, de manera que lo podemos ver en algunas ocasiones cuando se dirige a este, ya que se expresa de manera autoritaria y tratando de controlarlo: «te conjuro por la virtud y fuerza de estas bermejas letras», «vengas sin tardanza a obedecer mi voluntad», «Conjúrote, triste Plutón».

Una parte muy significativa de la obra, es cuando Celestina utiliza su magia con Melibea, haciéndola víctima del philocaptio, que consistía en suscitarla por medios mágicos una violenta pasión amorosa hacia una persona determinada sin que ésta se diese cuenta de que algo anormal había ocurrido, en este caso de Calisto. De manera que conjura al demonio para que la ayude:

"Cel.(Sola)- Conjúrote, triste Plutón, señor de la profundidad infernal,

emperador de la corte dañada, capitan sobervio de los condenados

ángeles, señor de los sulfúreos fuegos [...]: vengas sin tardança a

obedescer mi voluntad y en ello te envuelvas y con ello estés sin un

momento te partir hasta que Melibea, con aparejada oportunidad

que aya, lo compre. Y con ello de tal manera quede enredada que,

quanto más lo mirare, tanto más su corazón de ablande a conceder

mi petición, y se le abras y lastimes del crudo y fuerte amor de Calisto [...]".

Aún que Celestina sea una hechicera, tiene algunas características que pueden parecer de bruja, por ejemplo, en el acto I cuando Pármeno describe Celestina a Calisto, habla sobre "un rasguño en las narices" i en el acot IV, Melibea también hace referencia a este, «Assí goze de mí, no te conociera sino por essa señaleja de la cara». Esta cicatriz que tanto señalan, es una señal que deja el Diablo a sus adeptos, lo que representa un contacto carnal con éste pero, aunque Celestina esté marcada por el Diablo, su actitud es de hechicera, ya que cuando lo conjura utiliza un círculo de protección.

Para salir de dudas, es necesario tener en cuenta dos aspectos de la Celestina que descarta que ésta sea una bruja. En primer lugar, en ningún momento es castigada como bruja, pero si como hechicera; y también por el hecho de que, en el acto XII, cuando los criados están a punto de matar a Celestina el autor cuenta que ella no abjura de la fe ni en sus últimos instantes de vida.

Celestina[pic 4]

En el caso de Claudina, también es una hechicera al igual que Celestina, y considerada mucho más poderosa que ésta. Claudina utilizó círculos mágicos que son característicos de las hechiceras. A diferencia de la Celestina, Claudina si que estuvo acusada de brujería ya que la hallaron de noche con unas candelillas, cogiendo tierra de una encrucijada», en la época se consideraban lugares de brujería. Esto puede hacernos pensar que Claudina realmente es una bruja, pero algunos comentarios de Celestina referente a ésta nos hacen creer lo contrario, ya que muchas veces, igual que le pasaba a otras mujeres de la época, eran acusadas sin pruebas y con testigos falsos. Aún así, sabemos que murió sentenciada a muerte por lo que estipulaban las leyes de la época.

A parte de las alcahuetas, había otras mujeres que practicaban la brujería y hechicería: las fabricantes de cosméticos, las madronas y las curanderas también. Por ejemplo, Claudina fue partera, y Celestina, a parte de ser alcahueta tubo otros oficios, como lavandera o perfumera, para los cuales también recurría a la magia

Podemos decir que Fernando de Rojas, es uno de los primeros autores que se adentra al mundo de las artes mágicas en su obra, y aunque a veces con un poco de mofa o crítica, llegaba a una sociedad