La otra Penélope
Enviado por karlo • 30 de Noviembre de 2018 • 1.148 Palabras (5 Páginas) • 332 Visitas
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La crítica feroz que el escritor urde sobre las relaciones sociales en las capas medias dominicanas, donde predomina el autoritarismo y la huera verbosidad, se extiende al pálido erotismo de los personajes. Feliz Marcel y Alba enlazan sus cuerpos en un hotelucho de chinos, despersonalizados, sin implicarse en el gesto amoroso. El narrador desalentado no teme decir: hacíamos el amor como dos fugitivos sin saber de qué huíamos, (25) y observa impotente a su amante ser objeto del deseo crepuscular, sórdido, del neurópata doctor Latorre. El amor y la acción son parodias de la existencia humana, gesticulaciones inauténticas de sujetos que resbalan en el sinsentido. El amor forma parte del influjo de pesadumbre y frustraciones heredadas de la guerra perdida, es el lente sensorial a través del cual el autor nos muestra unas relaciones humanas degradadas y sin norte.
El narrador asume también la acción y el sentir de los personajes, a partir de una sutil madeja discursiva hecha de expresiones donde se resaltan las pasiones, los estados de ánimo, la subjetividad marchitada por el desarraigo. Estas expresiones pasionales o patemas configuran el ritmo de la novela, situando a los personajes en una misma condición de desdicha y extrañeza. La belleza de Alba Besonia es vista a partir del vuelo frío de la desgracia (p. 16) o rodeando el ensueño en un gesto dolido; (p. 24) la joven mujer antes de perecer en el solitario entorno acuático de la ciudad colonial se lamentaba del absurdo y la inutilidad de las noches (27).
En el umbrío tedio del Roxy, Álvaro va más lejos en la descripción de su patética perdición; murmura todo es mierda, estamos vacíos.(29) El narrador despierta en el hotel de chinos con la sensación de ser extranjero a sí mismo; se mira en el espejo y afirma esa cara siniestra nunca me había acompañado. Acaso si la desgracia me estuvo destinada desde hacía mil años y mi rostro venía de otros tiempos (p. 101). Subrayamos ya el desarrollo circular de la intriga novelesca; en efecto Andrés L. Mateo adopta una estrategia narrativa eficaz, recurriendo más a la intensidad circular que a la extensión y proliferación de sitios y actores secundarios. Focaliza la tensión patética del relato en tres o cuatro personajes, en torno a los cuales giran las reflexiones intransigentes de Feliz Marcel. En cuanto al espacio representado, el autor no diluye el relato en descripciones tediosas e inoperantes.
Los personajes circulan en lugares bien circunscritos, donde regresan a rumiar sus desdichas. Según las conceptualizaciones del semiólogo ruso Mijaíl Bajtín, las categorías espacio-temporales o cronotopos de la novela son el bar Roxy, el hotel de chinos, la calle el Conde, sitios de repliegue vital y social, donde los personajes fingen huir de sí mismos, sumergiéndose en un tiempo repetitivo, que los ciñe con una mortal fatalidad, para aislarlo
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