La proximidad en un mundo urbano

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“Es natural ver los problemas muy reales de las megalópolis más pobres y creer que las personas deben volver a sus pueblos; pero las ciudades, no las granjas, salvarán al mundo en desarrollo”.

Hace mil años, tres grandes ciudades europeas, Sevilla, Palermo y Córdoba, eran islámicas. El califato llegaba del Oriente Próximo a Portugal y una red de comercio llevó ahí ideas de todos los rincones del mundo. Mientras Europa se reducía en la Edad Media, Venecia surgía como la puerta abierta a ideas orientales y el centro del mundo impreso: tantos eruditos de tantas naciones pasaron por ella o vivieron allí, que tenía más demanda de libros impresos que ninguna otra ciudad. Su naturaleza polifacética le permitió prosperar durante siglos.

“La vida en una aldea rural puede ser más segura que la vida en una favela, pero es la seguridad de la pobreza sin fin”.

Las ciudades en decadencia

Detroit es una ciudad industrial; Nueva York, comercial. Ésta (como Chicago y, por un tiempo, Detroit) prosperó como un lugar donde los métodos de transporte se intersecaban y las mercancías iban y venían entre ellos: de barcos a vagones, de barcazas a trenes, y demás. A principios del siglo XX, el tonelaje de bienes que pasaba por Detroit era tres veces superior al de Nueva York o Londres. Las ciudades comerciales, en cuanto intersecciones, abrigan una variedad suficiente de empresas para sobrevivir a los cambios globales de la tecnología y las finanzas; las ciudades industriales, no. A lo largo de la historia, las ciudades industriales han sido metrópolis de un solo producto.

“Si las emisiones de carbono en India y China alcanzaran los niveles per cápita de EE.UU., el consumo mundial de carbón aumentaría en un 139%”.

Cuando Detroit se volvió ciudad de una sola industria, sembró la semilla de su propia decadencia. Sus líneas de ensamblaje de autos y la manufactura asociada brindaron nuevos estándares de vida a los obreros no calificados y dieron inicio a una de las mayores migraciones de EE.UU., al atraer obreros rurales afroamericanos del sur, pero no ayudaron a los trabajadores poco calificados a desarrollar nuevas habilidades. Cuando la modernidad dejó atrás los métodos de Detroit, la ciudad no tenía suficientes trabajadores adiestrados en otros campos para seguir siendo dinámica y ningún empleo aguardaba su mano de obra. “Entre 1950 y el 2008, Detroit perdió el 58% de su población”; ahora el 33% de sus habitantes vive por debajo de la línea de pobreza. Otras ciudades del “cinturón industrial” se empobrecieron de forma similar. Además, entró en juego otro factor: “En el siglo pasado, ninguna variable ha sido mejor para predecir el crecimiento urbano que los inviernos templados”. La gente abandona las ciudades frías y se muda a sitios más cálidos. Phoenix, Dallas, Houston, Atlanta y Nashville han crecido drásticamente, y quienes abandonaron Detroit y otras ciudades industriales moribundas nunca volverán.

“Si el consumo de energía en India y China alcanzara el de la producción de Francia, las emisiones mundiales aumentarían en un 30%, incremento que posiblemente compensarían las reducciones de carbón en EE.UU. y otros países”.

La fuerza de los barrios bajos

El desplazamiento de gente rural pobre a una ciudad en cualquier país indica siempre lo mismo: la vida es peor fuera de la ciudad que en el peor de sus barrios bajos. Las ciudades de países subdesarrollados reciben cinco millones de nuevos habitantes al mes; eso es prueba de la vitalidad de la ciudad, de que no hay opciones en el campo, o de ambas. A menudo, la pobreza de los nuevos habitantes es mayor que la de aquellos que llevan más tiempo allí, porque cuanto más tiempo viven en las ciudades, aun en los barrios bajos, mejor es su calidad de su vida. Comparar la vida de pobres y ricos en las urbes revela poco; la comparación más reveladora es entre pobres urbanos y rurales: conforme a todos los estándares, los de la urbe están mejor. La densidad urbana, incluso en los barrios bajos, promueve los mercados, grandes y pequeños, y los vecinos comercian entre sí.

“Al envolver las pláticas sobre la normatividad en sueños vagos de recuperación urbana, repentinamente los proyectos absurdamente costosos parecen razonables”.

Los antiguos esclavos crearon barrios bajos en los cerros de Río de Janeiro, las famosas “favelas”. Cuando los esclavos iniciaron una rebelión fiscal en 1896, el ejército brasileño los reprimió, y cuando el gobierno retuvo la paga de los soldados, crearon sus propios pueblos en los cerros de Río; así nacieron las favelas, donde la pobreza es abrumadora, pero, comparada con la de la gente del interior del país, es próspera. Pensar que los pobres vuelvan al campo es una falacia, ya que la falta de oportunidades agrícolas llevó a los campesinos pobres a las ciudades; esa tendencia lleva a la gente rural de China y África a ciudades en constante expansión.

“No importa cuánto nos guste el jazz de Nueva Orléans, nunca tuvo sentido gastar más de US$100 mil millones en construir una infraestructura que perdió su razón de ser económica hace mucho tiempo”.

La delincuencia urbana

La proximidad de la ciudad genera otra norma: los pobres que viven hacinados se roban entre sí. Las pandillas florecen porque los jóvenes urbanos pobres necesitan protección unos de otros y los servicios de la ciudad raramente la proveen. Ya que están separados de los barrios elegantes, el porcentaje de delitos menores se extiende como plaga a los ricos. La delincuencia es un fenómeno urbano: en 1989, menos del 10% de los residentes de ciudades pequeñas fue víctima de delitos, pero el 20% de los de ciudades de más de un millón de habitantes sufrió por la delincuencia. Las distintas tasas de delincuencia entre ciudades raramente coinciden con los indicadores usuales. Los barrios pobres de Bombay, India, están notablemente libres de delincuencia, pese a la pobreza desesperante de la gente. El hacinamiento que oprime a los pobres de Bombay también crea una comunidad que se cuida a sí misma: todos se conocen entre sí y saben si algo malo ocurre.

“Cuando los precios de la vivienda en una ciudad son realmente altos en relación con los ingresos, usted puede apostar a que el lugar tiene algo de agradable”.

El breve recorrido al lugar de trabajo

La gente pobre de las urbes permanece ahí porque el transporte público se lo permite. Los ricos viven en el centro de las áreas