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Los ojos del perro siberiano. Ensayo.

Enviado por   •  15 de Abril de 2018  •  4.384 Palabras (18 Páginas)  •  1.164 Visitas

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dijo que no quería esperar a quitarse la armadura. Quiere volver ahora y ser un marido bueno, generoso y amoroso para Julieta y un gran padre para Cristóbal.

Merlín se sintió comprensivo. Le dijo al caballero que regresar para dar de sí mismo era un maravilloso regalo

El caballero reflexionó sobre esto. Recordó las eternas quejas de Julieta porque él se iba a la batalla tan a menudo, por la atención que le prestaba a su armadura y por su visor cerrado y su costumbre de quedarse dormido para no oír las palabras. Merlín señaló a la paloma que estaba posada sobre su hombro. Y le dijo que rebeca la paloma llevaría la nota para su hijo i le gritaba que no se juntara con aves extrañas o podía perder la nota para su hijo Cristóbal.

El caballero estaba cada vez más impaciente, temiendo que hubiera caído presa de alguno de los halcones de caza que él y otros caballeros habían entrenado. Se estremeció preguntándose cómo había podido participar en un deporte tan sucio y se arrepintió otra vez de su horrible equivocación, En ese momento, un gran parloteo se levantó entre los animales. Todos miraban al cielo, así que Merlín y el caballero miraron también. Muy alto, sobre sus cabezas, dando círculos para aterrizar, estaba Rebeca.

El caballero se puso de pie con gran esfuerzo, al tiempo que Rebeca se posaba en el hombro de Merlín.

Cogiendo la nota de su pico, el mago la miró y le dijo al caballero con gravedad que era de Cristóbal

El mago dijo que no era lo conocía lo suficiente como para dale una respuesta

El caballero permaneció quieto un momento, pasmado, luego lanzó un gemido y lentamente cayó al suelo. Intentó retener las lágrimas, pues los caballeros de brillante armadura simplemente no lloran. Sin embargo, pronto su pena le venció. Luego, exhausto y medio ahogado en su yelmo por las lágrimas, el caballero se quedó dormido.

Cuando el caballero despertó, Merlín estaba sentado silenciosamente a su lado. Esto molestó al caballero. Estaba empezando a disfrutar de estar en el bosque con Merlín y los animales. De cualquier manera, le parecía que no tenía a donde ir. Aparentemente, Julieta y Cristóbal no lo querían en su casa si no se quitaba la armadura, Es verdad que podía volver al asunto de la caballería e ir a alguna cruzada. Tenía muy buena reputación en batalla y había muchos reyes que se sentirían felices teniéndolo a su lado, pero ya no le parecía que luchar pudiese tener sentido. Si no estaba con su familia a la que asomaba mucho.

Dijo el mago Merlín, el estar atrapado dentro de todo ese acero te ha causado muchos problemas, y las cosas empeorarán con el paso del tiempo. Incluso podríais morir a causa de una neumonía por culpa de una barba mojada por el sudor

El caballero dijo que estaba harto de traer cargando con la armadura porque ni siquiera se podía rascar la espalda por que no se podía tocar allá atrás

Conduciendo al caballero hacia un sendero y le dice este es el sendero que seguisteis para llegar a estos bosques.

Yo no seguí ningún sendero él dijo caballero estuve perdido durante meses

La gente no suele percibir el sendero por el que transita le explico el mago Merlín.

El mago le dijo que tenía que seguir su camino poco después Se puso de pie con gran esfuerzo indicándole a Merlín que estaba listo para comenzar el viaje. Mientras caminaban por el sendero, el mago sacó una exquisita llave dorada de su cuello y se la dio al caballero. Pero le dijo que esa llave abriría las tres puertas le los tres castillos que se impondrán en su camino para poder llegar a su destino

El caballero pregunta si abra que descartar a las princesas en los castillos pero el mago le dice que no está apto para rescatar a ninguna princesa en caso de que allá una

Tras la reprimenda, el caballero permaneció en silencio, mientras Merlín continuaba:

El primer castillo se llama Silencio, el segundo Conocimiento y el tercero Voluntad y Osadía. Una vez que ellas entrado en ellos, encontraréis la salida sólo cuando hayas aprendido lo que debes haber aprendido. Desde el punto de vista del caballero esto no parecía tan divertido como rescatar princesas. Además, en aquel momento, visitar castillos no era lo que más le apetecía.

El caballero suspiró profundamente mientras contemplaba la empinada y estrecha senda. Desaparecía entre los altos árboles que sobresalían hacia unas nubes bajas. Presintió que este viaje sería mucho más difícil que una cruzada. Es una batalla diferente la que tendréis que librar en el Sendero de la Verdad. La lucha será aprender a amaros. El yelmo del caballero emitió un chirrido cuando éste asintió. Partieron con Ardilla al frente y, detrás, el caballero con Rebeca sobre su hombro. De tanto en tanto, Rebeca volaba en misión exploratoria y volvía para informarles de lo que les esperaba más adelante

Rebeca voló entre los arbustos y regresó con algunas bayas, que empujó a través de los orificios de la visera del caballero. Ardilla fue a un arroyo cercano y llenó algunas cáscaras de nuez con agua que el caballero bebió con la pajita que Merlín le había proporcionado. Demasiado agotado como para esperar a que Ardilla le preparara más nueces, se quedó dormido.

A la mañana siguiente le despertó el sol cayendo sobre sus ojos. La luminosidad le molestaba. Su visera nunca había dejado pasar tanta luz. Mientras intentaba entender este fenómeno, se dio cuenta de que Ardilla y Rebeca le estaban observando al tiempo que parloteaban y arrullaban con excitación.

Rebeca y Ardilla estaban tan llenas de alegría con lo que estaba sucediéndole al caballero que no le dijeron que su rima era malísima. Los tres continuaron la ascensión de la montaña. Era un día muy especial para el caballero. Notó las diminutas partículas iluminadas por el sol que flotaban en el aire, filtrándose a través de las ramas de los árboles. Miró con detenimiento las caras de algunos petirrojos y vio que no eran todas iguales. Le comentó eso a Rebeca, que dio pequeños saltitos, arrullando alegremente.

El caballero intentó comprender qué quería decir Rebeca exactamente. Era demasiado orgulloso para preguntar, pues todavía pensaba que un caballero tenía que ser más listo que una

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