Ministerio para el Poder Popular de la Educación Cultura y Deporte. Valencia Estado Carabobo.
Enviado por Kate • 7 de Junio de 2018 • 7.439 Palabras (30 Páginas) • 490 Visitas
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-Después de esa respuesta su Madre y su Abuelo murmuraron al mismo tiempo-
Abuelo/ Mamá: ¡Loco! ¡Loco!
-Dándoles un abrazo y quedando en paz con ellos Carlos les dijo:-
Carlos: Sí, loco… Pero les quiero a ustedes mucho…
*Se cierra el telón*
Narrador: Al día siguiente, Carlos sale temprano a Peonía, aceptando la invitación de su tío Pedro para arreglar el deslinde que tenía con Nicolás.
*Se abre el telón*
Narrador: En el camino a Peonía Carlos se encuentra con celestina, una negra vieja que lo cargó muchas veces en su petaca cuando su familia viajaba por los Valles del Tuy…
Celestina: ¡Gua, Señor! ¡El niño Carlos!
Carlos: El mismo Celestina, ¿cómo has estado? ¿Vas para el mercado?
Celestina: Aquí,con los males de nosotros los viejos... Sí niño, ¿Y la familia?
Carlos: Buena Celestina, ¿Y la tuya como esta?
Celestina: Buenita niño, sin novedá ¿Y para donde la lleva?
Carlos: Para el Tuy, a la Peonía
Celestina: ¿Casa de Don Pedro?
Carlos: Si…
Celestina: Vaye pues niño, mucha felicidá y expresiones a Don Pedro y a Don Nicolás…
Carlos: Gracias Celestina, cuídate mucho…
Narrador: Y echaron a andar cada uno por su lado, Carlos ya había atravesado la larga calle del pueblo paso entre paso, porque cada esquina, cada corredor le hablaba el lenguaje de las memorias infantiles…
Carlos: Allí jugué a las metras con Antonio, allí me di una caída y me rompí la cabeza; en aquellos escombros jugábamos al escondido; en aquella casa estaba la escuela… -Suspiros -
*Se cierra el telón*
Narrador: Luego de unas horas más de camino por fin había llegado a Peonía, se dirigió a casa de su tío Pedro, quien lo esperaba sentado en una silla de cuero, con los pantalones doblados hasta la rodilla y las alpargatas vistiendo los pies de esas piernas de carabina…
*Se abre el telón*
Narrador: Al ver llegar a Carlos, Pedro salió a recibirlo, hacía ocho años que no iba a Caracas, ocho años que Pedro estaba recluido en su hacienda peleando con el tío Nicolás…
Tío Pedro: ¡Estas hecho un hombre! ¡Muchacho!
Carlos: Ya lo creo; y usted muy gordo y muy viejo…
Tío Pedro: ¿Eh? ¿Viejo yo? Pues apenas tengo un año de casado…
Carlos: En segundas nupcias…
Tío Pedro: Pero es lo mismo…Vamos, ven a conocer a Carmelita y a ver a tus primas…
*Se cierra el telón*
-Pedro lleva a Carlos a la sala de la casa, donde se encontraban Carmelita, Andrea, Luisa y Perucho sentados-
*Se abre el telón*
Tío Pedro: Ve Carlos, te presento a Carmelita, mi esposa… Aquí está Carlos, Andrea, Luisa, Perucho… Aquí está el primo –Carlos saluda a todos con un apretón de manos y un gesto de agrado-
*Se cierra el telón*
Narrador: Carmelita era una mujer inculta, altanera y zafada en sus modales, lejos de desmentir su origen lo ratificaba; era sirvienta de la casa; criada por la tía de Carlos, la anterior esposa de Pedro… Y luego de su muerte elevada a la categoría de señora. La prima Andrea era una buena moza de Dieciséis años; viva, quizás más viva de lo necesario; esbelta y bien formada, su prematuro desarrollo llamó la atención de Carlos, pero por otro lado Luisa impresionó vivamente a Carlos, desde el primer momento. De cortes finísimos, había en su rostro cierto tinte de melancolía y dulzura que realzaban sus correctas líneas, era delgada pero de formas esculturales… cuanto se puede ser a los Catorce años… Y Perucho era un muchacho de Doce años; robusto, bien formado, alegre y decidido…
-Pedro decide llevar a Carlos a la habitación que le habían asignado y Luisa los acompaña-
Pedro: Este será tu cuarto, no sé si desearas descansar después de tu viaje hasta aquí… Por cierto, Luisa ha pedido ser ella quien te cuide mientras estés aquí…
Carlos: ¡Oh Prima! Mil gracias por el honor que me dispensas y el placer que me proporcionas, pero no quisiera darte molestias…
Luisa: ¿Molestias? No primo, lo hago con mucho gusto. Ahí tienes un moriche; me lo regaló un amigo de Papá y quiero que tú lo estrenes…
Carlos: Cuanta amabilidad prima…
Luisa: no es ninguna… Cuando necesites algo me llamas a mí ¿Oyes?... Yo vendré muy temprano todos los días a traerte una taza de café. ¿Tú te levantas temprano?
Carlos: Sí prima, en Caracas no soy madrugador; pero aquí lo seré…
Narrador: Luego de hablar un rato con Luisa, el atolondrado de Perucho llegó para avisarles que era hora de cenar…
Perucho: Luisa, hermana… Por fin te encuentro, ya es hora de cenar y sabes cómo es papá, vamos a la mesa antes que mi papá se moleste por no vernos ahí…
*Se cierra el telón*
Narrador: Cuando ya se encontraban todos en la mesa, Don pedro bendijo la cena ya que era especial por la visita de Carlos; Carmelita y Andrea que no hablaban, tragaban como bueyes; se hartaron y se levantaron sin aguardar a los demás. Don Pedro termino de comer y se levantó de la mesa, dejando a Luisa y a Carlos solos, los cuales optaron por ir al patio de la hacienda a contemplar la luna que estaba acompañada de un hermoso cielo estrellado…
*Se abre el telón*
-Un tiempo en silencio, Luisa dice:-
Luisa: Voy a suplicarte algo…
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