ORÍGENES DE LA SOCIOLOGÍA. CONTEXTO HISTÓRICO-SOCIAL..
Enviado por Jillian • 15 de Abril de 2018 • 2.692 Palabras (11 Páginas) • 632 Visitas
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“La primera tiende a legitimar la sociología enlazándola con las reflexiones sobre la sociedad y sobre el hombre que la cultura occidental conoce ya en el pensamiento griego”, así es la tradición lo que “ennoblece” la ciencia social moderna. Autores como Martindale (1971), Kofler (1968), Schoeck (1979) y Abraham (1973), son ejemplo de esta orientación que, aunque “tiene sin duda textos y nombres en que apoyarse, plantea muchas más dificultades de las que resuelve”.
La segunda orientación “por el contrario, establece una distinción radical entre la teoría heredada y la Sociología. La ciencia estaría de parte de esta segunda, en tanto las otras serían un tipo de discurso de naturaleza distinta”. La legitimidad de la Sociología derivaría en este caso precisamente de la ruptura que permite diferenciar el conocimiento social científico del que no lo es. Dentro de esta opción “se registran diferentes respuestas sobre cuándo se produjo esa ruptura radical en la historia del género humano y cómo nació la ciencia social” (Rodríguez Zúñiga, 1985:18-19).
La respuesta que encontramos con más frecuencia es la siguiente: aun considerando la dificultad de vincular el momento inicial de la Sociología a un solo autor, el nombre de Comte y el enfoque positivista aparecen indisolublemente unidos al nacimiento de la moderna ciencia de la sociedad. Cosser (1977), Duncan Mitchell (1973), Ferrarotti (1975), entre otros, mantienen este planteamiento. La Sociología como disciplina autónoma, desligada de la metafísica, de la ética o la teología y comprometida con el método científico, nace a mediados del siglo XIX (Sarries, 1993:11).
Durante tiempo hemos constatado que se citaba a Comte como fundador de la Sociología. Ciertamente, él fue el primero en utilizar el término “Sociología” sustituyendo su anterior expresión “física social”. Pero no debemos dejar de considerar que antes de Comte se escribieron también obras que merecen pertenecer a la historia de la Sociología. Por otra parte, raramente puede hacerse a un hombre en una sola fecha responsable del nacimiento de una disciplina científica, ya que las ciencias, los grandes descubrimientos, han surgido en la historia como resultado de un proceso complejo de interacción de múltiples esfuerzos individuales (Morales, J. y Abad, L. V., 1992:22).
Además encontramos otras matizaciones al respecto: “el modo de pensar sociológico nació como fruto de un proceso y en el interior de un determinado contexto. Como cualquier acontecimiento histórico es el resultado de múltiples causas. Y, en tanto que práctica intelectual, son muy diversos los razonamientos, argumentos, teorías, etc., que propiciaron su génesis” (…). Como consecuencia de lo anterior, pienso que es escasamente instructiva y de resultados más bien equívocos la tarea de lanzarse a buscar un padre fundador o una corriente intelectual como responsables directos del nacimiento del “modo de pensar sociológico”. Evidentemente no podemos enumerar todas las líneas de pensamiento que desde el Renacimiento propiciaron el desarrollo del modo de pensar sociológico. Pero es fundamental que el sociólogo no olvide hasta qué punto los orígenes de su práctica son deudores de un contexto intelectual y una reorientación general del pensamiento humano (Rodríguez Zúñiga, 1985:20-21).
Hablar de la Sociología como resultado de un proceso evita las cuestiones siempre polémicas e infructuosas de buscar una fecha concreta, un fundador y un factor determinante. Por el contrario, el consenso es máximo al inscribir la Sociología en las transformaciones operadas en el mundo occidental en los ámbitos económicos, políticos, ideológicos y culturales que configuran el mundo moderno. Procesos que, si bien remontan su génesis hasta los siglos XVI y XVII, culminan a finales del siglo XVIII y en el siglo XIX.
Si el contexto social configura todos y cada uno de los campos intelectuales, esto es particularmente cierto en el caso de la Sociología, “que no sólo se deriva de ese contexto, sino que también toma el contexto social como su objeto de estudio” (Ritzer, 1993:4-6).
Este contexto histórico en el que situamos el nacimiento de la Sociología viene marcado por un conjunto de factores, que han sido objeto de reflexión científica, los cuales agrupamos, para facilitar su estudio, así:
Factores de orden intelectual-teórico.
a) El positivismo y las exigencias del método científico. Si la Sociología se distingue en algo de la anterior reflexión filosófica acerca de la sociedad, es en su intención de sujetarse a la disciplina del método científico y de la observación empírica de los hechos en el análisis de la sociedad. El propio Comte reconoce su admiración por este hecho y confiesa su intención de aplicar al estudio de la sociedad el mismo método que los físicos utilizan en el estudio de la naturaleza. El positivismo que él inaugura, no es otra cosa que la aceptación de esta exigencia (Morales, J. y Abad, L. V., 1992:23). Aunque debemos considerar que “resulta excesivamente simplificador identificar el surgimiento de la Sociología con el positivismo, no cabe duda del papel fundamental que tuvo en su nacimiento” (Moya, 1975:13-47).
b) El “descubrimiento” de que la sociedad, como la naturaleza, está regida por leyes que regulan el devenir social y la historia; y la misión de la Sociología es descubrirlas.
c) Se experimentan alteraciones en las relaciones entre Sociedad Civil y Estado, florecen las ideas democráticas, se expande la convicción de que todos los ciudadanos son iguales entre sí. Se pasa de la legitimación teológica al principio del derecho. Tönnies denomina este periodo histórico con la expresión “época de la sociedad” y lo definió como “el periodo en el que se afirma la sustantividad de la Sociedad Civil tanto en las concepciones morales y en las ideas y conceptos políticos como en la producción del lenguaje y del arte, en las formas institucionalizadas del derecho, en la política y en las organizaciones económicas”. Esta emergencia de la “sociedad civil” como realidad autónoma se produce por una pluralidad de causas coincidentes en este momento de la historia: “La concepción de la razón humana como algo que puede innovar y la concepción del saber como descubrimiento y no como repetición; el carácter artificial, en el sentido de no natural, que las teorías del contrato social encuentran en las formas de organización del poder; el esfuerzo por conceptualizar lo otro, o diferente, que los relatos de exploradores y descubridores refieren; la crítica al monopolio de la verdad que detentaban los administradores
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