Reseña de El nombre de la rosa.
Enviado por Rebecca • 6 de Noviembre de 2017 • 796 Palabras (4 Páginas) • 681 Visitas
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Asdo se molestó con Guillermo por no haber dicho nada para defenderla, el respondió. No he dicho nada porque no hay nada que decir. Los monjes algo así castigaban a el monje y a la chava, al monje lo iban a marcar.
Un monje le dijo a Guillermo que habría encontrado el libro en el laboratorio, pero cuando lo tenía un monje lo mato y se llevó el libro. Acusaban a Remigio por haber matado al monje, Guillermo empezó a pensar. Se llegó el día de la reunión del debate y solicitaron como juez al señor Abad y a Guillermo, llevaron a Salvatore y a la chava, Salvatore confeso. Remigio confeso que si les regreso sus tierras a los que se les había despojado. Adson le pide a Santa Madre que le perdone su mal comportamiento pero que salve a la chava, los monjes la declaran culpable a la chava y a Salvatore, y a Remigio. Solicita por tanto que conceda su sentencia a Abad, y él no se opone, le piden que le conceda Guillermo su sentencia y el no accede, los declara culpable por otras cosas.
Remigio suplica que no lo torturen y confiesa que estaba inspirado por el diablo. Guillermo y Adson se van de nuevo por el laberinto, encuentran la puerta ahí encuentran a el venerable Jorge viejo y sabio, él los estaba esperando. Guillermo le pide ver la única copia existente del segundo libro de poética de Aristóteles, los monjes ya están listos para condenar a Salvatore, la chava y a Remigio. Guillermo no quiere leerlo sin guantes y el venerable les puso una trampa y los quería dejar encerrados, ellos logran escapar, el venerable Jorge se empezó a quemar junto con el libro, el libro quedo chamuscado.
Empezaron a quemar a Salvatore, remigio y la chava. La biblioteca se empezó a quemar, y Guillermo quedo atrapado ahí, logro salir de ahí. Llego el día y salieron de ahí, Adson volvió a haber a la chava, y pronto se fue, la quería más quiso seguir a su maestro, pues habría aprendido muchas cosas, y fue así cuando paso el tiempo y le regalo sus anteojos, y jamás se vieron otra vez.
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