Resumen- El Caballero De la Armadura Oxidada

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cuenta era su verdadero yo el cual se autodenomino Sam y descubrió que se había dejado puesta la armadura solo para ahogar la triste voz de su esposa, el caballero se durmió y cuando despertó estaba afuera del castillo. Y hasta ese momento el caballero ya se había podido quitar el yelmo de la armadura.

Una vez fuera del castillo el caballero, Ardilla y Rebeca continuaron su viaje por el sendero de la verdad hacia el castillo del conocimiento, justo antes de la noche el caballero divisa a lo lejos las puestas del castillo del conocimiento, cuando entraron al castillo, se leía una inscripción en la pared que decía: “El conocimiento es la luz que iluminara vuestro camino”, otra que decía: “¿Habéis confundido la necesidad con el amor?”, entonces el caballero habla con Sam sobre la posible respuesta a la pregunta “¿Habéis confundido la necesidad con el amor?” y se dio cuenta que aunque el necesitaba a su esposa, ella en realidad lo amaba y en ese momento el caballero empiezo a llorar pues no había querido culparse del alcoholismo de su esposa y todas las cosas que ocurrieron. Un pensamiento le vino a la mente al caballero: Había necesitado el amor de su esposa e hijo porque en realidad no se amaba así mismo. Y el caballero lloro aún más, Merlín le pone la mano en el hombro al caballero y le dice que solo puede amar a los otros en la medida que se ame así mismo. En otra inscripción decía: “Por esta fruta no impongo condición, pero ahora aprenderéis acerca de la ambición”, el caballero intento reflexionar sobre esto pero no pudo en aquel momento entro en discusión con la Ardilla porque decía que los humanos eran mejores pero Merlín les dice que lo nos que hace intentar se mejores es la ambición, pero la ambición que tenía el caballero no era la correcta a la que se refería Merlín era la del corazón que es la ambición pura, la cual no compite con nadie y no hace daño a nadie. El caballero reflexiono sobre lo que le dijo Merlín y decidió que era verdad. Cuando salió del catillo junto al sendero se extendía un arroyo, muy sediento el caballero se arrodillo para tomar el agua y no to que la armadura que cubría sus brazos y se habían caído.

Al amanecer del día siguiente llegaron al último castillo, cuando entro se encontró con un enorme y amenazador dragón, que surgió del interior del castillo echando fuego por la boca; el caballero asustado intento sacar su espada, pero no la encontró e inmediatamente llamo a Merlín pero este no llego a su llamado. Mientras esquivaba esquivando las bolas de fuego del dragón el caballero grito: “¡Fuera de mi camino, bombona de butano gigante!”, la bestia le bufo y le respondió que no había mejor lugar donde él pueda vivir que el castillo de la voluntad y la osadía si él es el Dragón del Miedo y la Duda.

Rebeca le susurro al caballero que uno mismo podía matar al Dragón del Miedo y la Duda, pero el caballero aún dubitativo piensa que el dragón es una ilusión así que corrió hacia el dragón, pero a medio camino se arrepintió por el temor que aun tenia; Sam animo al caballero diciéndole que si enfrenta al dragón habría una posibilidad de que lo elimine, pero si no se enfrentaba a él era seguro que el dragón lo destruiría. En aquel momento que el caballero reflexiono y vio que no tenía opción, el caballero se iba acercando cada vez más al dragón este se hacía más pequeño hasta que alcanzo el tamaño de una rana y expulsaba semillas hasta que desapareció con una explosión de humo azul.

Cuando salió el del castillo ya sabía que nada lo podía detener, vio la sima del sendero era tan empinada que avanzaba con los dedos ensangrentados de aferrarse a las afiladas rocas. Cuando llego a la cima, se encontró con un canto rodado que bloqueado su camino que tenía una inscripción que decía: “Aunque este Universo poseo, nada poseo, pues no puedo conocer lo desconocido si me aferro a lo conocido.”, pero el caballero estaba tan cansado para superar el obstáculo y menos para descifrar la inscripción, el caballero pensó sobre todas sus cosas “conocidas” a las que se había aferrado en esas cosas estaba su identidad, estaba sus creencias y estaban sus juicios. El caballero observó la roca y un pensamiento terrible cruzo por su mente, también conocía la roca que lo sostenía a la cual se aferraba para seguir con vida así que se soltó.

El caballero recordó todas las cosas de su vida de las que había culpado a su madre, a su padre, a sus profesores, a su mujer, a su hijo, a sus amigos y a todos los demás. A medida que caía en el vacío, fue desprendiéndose de todos los juicios que había hecho contra ellos.

Fue cayendo mientras su mente descendía hacia su corazón, luego vio por primera vez en su vida todo con claridad. En ese instante asumió la responsabilidad de su vida, en ese instante le sucedió algo muy extraño empezó a caer hacia arriba, algo que le parecía muy extraño, estaba surgiendo del abismo hasta que llego a la cima de la montaña. Y su corazón rebosaba de amor: por si mismo, por su esposa, por su hijo, por Merlín, por Ardilla y Rebeca, por la vida y por todo el mundo. Y el caballero lloro de alegría, porque ya no volvería a ponerse la