Segun margot frank

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Viernes 21 de agosto de 1942:

Creo que mañana llegan los señores Van Daan, lo cual es una alegría porque siempre me ha gustado su hijo Peter, pero con Ana cerca será imposible lograr algo. Ella es más bonita, joven y arreglada pero en cuanto a mí, soy más inteligente, sensata y modesta que ella. No sé qué clase de mujer le gustara a Peter, pero espero que me elija. Estuvimos ordenando nuestro refugio para la bienvenida de los Van Daan, espero que la convivencia sea genial.

Sábado 22 de agosto de 1942:

Llegaron los Van Daan, Peter más hermoso de lo que recordaba, se mostró amable con todos, pero se la paso durmiendo, ¡que vago!

Los señores Van Daan nos contaron que muchos de nuestros amigos o conocidos ya han sido llevados a los campos de concentración. La gente está con mucho miedo, en esos lugares no se puede vivir; se cuenta que la gente está desnutrida, desnuda, enferma y los dejan morir… peor que las leyendas míticas griegas. Por lo que contaron, los matan encerrándolos en cámaras de gas o con las torturas más crueles… Dios mío, pobre gente, ¿Por qué tanta maldad? ¿Es que acaso puede entrar tanto odio e indiferencia en el corazón del hombre? Cada vez me siento más triste y horrorizada, tanto crimen y muerte del que nadie habla, cada día que puedo ver el sol por una pequeña ventana del desván rezo para que esto acabe, rezo por todas esas almas que sufrieron tanto, pero aún más, rezo por los dictadores del crimen, para que se arrepientan y terminen con este holocausto.

Lunes 24 de agosto de 1942:

Duermo poco en las noches, todos estamos igual, lo noto en las ojeras y miradas de cansancio. No tengo inspiración para poder escribir algo…

Domingo 16 de julio de 1944:

Revisando cajas, encontré este diario… parece ayer cuando escribí todo eso, pero han pasado dos años.

Del mundo exterior, que puedo decir, en estos dos años escuche por radio como iba la guerra, y aún no termina… aún estamos encerrados, sino fuera por Miep y su esposo, quizás hubiéramos muerto de hambre, pero no, ellos se han encargado de todo. Tenemos suerte, mucha suerte, seguimos vivos, no nos han encontrado aún y espero que no lo hagan jamás. Ya estoy acostumbrada a esta vida de silencio, de esconderse, de miedo, lo cual, sigue sin parecerme justo. Somos personas como ellos, ¿Por qué nos acusan de los males del mundo? ¿Por qué eso de llevarnos a morir? ¿No hacen peor ellos matando gente?

Creo en un mundo mejor, uno donde no haya diferencias, donde el dolor del otro nos motive a actuar. El sol alumbra a todos por igual, la tierra es la misma para todos, entonces, ¿Por qué no pueden ser todos los hombres una misma humanidad?

Solo soy una entre millones, mi familia es una de las miles que viven este sufrimiento… ¿Cuántos serán ya los muertos? Millones tal vez, no puedo imaginármelo, pero aun así intento creer que es posible un mundo, donde todos seamos humanos…

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