Sola y su alma
Enviado por Ninoka • 24 de Octubre de 2018 • 1.260 Palabras (6 Páginas) • 401 Visitas
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esto me hizo sentir feliz, una sensación que desde hace tiempo no tenia, sentía que en verdad podría tener esperanza, y así lo hice terminar de girar el picaporte por completo, y abrir aquella gran puerta, dejando que aquella luz me envolviera, viendo así lo que se encontraba tras ella, debo decir que aquello fue lo que me salvo de aquella oscuridad.
-¿Y que fue eso mami? - Dice con cara de emoción, una niña que aparentaba la edad de 5 años, mientras con sus manitas tocaba sus coletas de color carmesí, y me miraba con esos brillantes ojos azules, que cada vez que lo miraban me recordaban a zafiros, y que ahora me miraban con mucha curiosidad, mientras se acurrucaba más en su cama.
-Pues tu padre, lindura - Digo y le brindo una sonrisa
-Enserio, ¿entonces mi papi es un héroe? - Dice, levantándose con mirada de entusiasmo, yo solo puedo reír antes aquellas palabras.
-Si, tu papi salvo a tu mami de su soledad - Digo, ella me ve con ojos de orgullo, mientras esboza una gran sonrisa de felicidad.
-Mi papi es un héroe que salvo a mami de aquella jaula, mi papi es super- Dice, cada vez más entusiasmada.
-Por supuesto mi querida Alma, y si te quieres convertir en una heroína igual que el debes de descansar, así que ya es hora de dormir - Digo a mi pequeña hija Alma, mientras la vuelvo a acostar en su pequeña cama, de un lindo color rosa, con diseño de flores.
-De acuerdo - Dice mientras infla sus mejillas en forma de puchero, que hacen que destaquen más sus pecas.
Me levanto de la cama, y le doy un beso en la frente mientras le doy las buenas noches, antes de apagar el interruptor de la pared, miro a mi alrededor, mi hija durmiendo en su pequeña camita, que hace contraste con las paredes color rosa, decorada con diversos poster de diversas princesas, veía como ella abrazaba su peluche de delfín, para ir poco a poco quedándose dormida, cada vez que veo esta escena me lleno de alegría, y siento que haber abierto esa puerta, y no dejar que la oscuridad me envolviera, fue lo mejor que pude haber hecho.
Voy hasta mi habitación, y cuando llego ahí están unos ojos tan azules idénticos a los de Alma, que hacían un bello contraste con su pelo color azabache, me miraba mientras esboza una sonrisa tan luminosa, y me hacía seña para que me acostara junto a el – Ya acostaste a la niña, mi amor – Dice sin aun despegar su mirada de mí.
-Sí, me hizo que le contara una historia, o sino no me iba a dejar machar – Le digo, mientras me acuesto a su lado, y me acurruco en su pecho.
-¿Y qué le contaste? – Dice muy curioso, mientras ladea una sonrisa
-Sobre mi yo anterior, y el camino que escogí – Digo, y veo a mi esposo como me mira, con nostalgia
-Tuvo que ser duro, contarle sobre cómo te sentías en esos momentos – Dice, y me pega más hacia él, como si me fuera a desaparecer en cualquier momento.
-No puedo decir que no, pero ahora estoy bien – Digo, mientras lo veo a los ojos, y mientras agrego – Gracias por haber tocado esa puerta – Y mientras lo digo, sonrió, sonrió como lo he hecho desde ese día que abrí esa puerta, y deje que alguien más entrara, donde deje de creer que estaba sola, y donde entendí lo feliz que puede ser la vida, si dejo que alguien más
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