Voces de Chernobil.
Enviado por Ninoka • 6 de Abril de 2018 • 9.361 Palabras (38 Páginas) • 402 Visitas
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La obra Voces de Chernóbil se distribuye en cuarenta monólogos en los que da protagonismo a esposas cuyos maridos cayeron controlando el incendio del reactor que explotó, a niños que contrajeron enfermedades, a ancianas que se resistían a abandonar sus aldeas, a funcionarios y soldados obligados a limpiar la Central y todo el espacio circundante (algunos fueron voluntarios) sin condiciones de seguridad y con la argucia del heroísmo; a ingenieros, químicos o físicos que no compartían el modo en cómo se llevaban a cabo las tareas de limpieza, cómo se construyó en su momento esa gran obra o de qué manera se transmitía la información a la gente después de la catástrofe. Y todo narrado desde la tragedia personal. Es difícil seleccionar las historias. La primera es de las más completas y emotivas
El libro comienza con la historia de una mujer una de las cuales vivían en la central con su marido bombero y otros matrimonios jóvenes, la noche de la catástrofe él fue a ayudar en aquella central después de varias horas su marido no regreso desconcertada sale a buscarlo ya que supo que él estaba enfermo a causa de la radiación ella lo busca tiene que viajar a la ciudad ella lo amaba tanto que imploro por saber de su paradero a muchas personas les suplico por que le dijeran que había pasado con su marido pues llevaba poco tiempo de casados y todavía no se hacía a la idea de perder a su marido en tan poco tiempo al final lo encontró lo cuido pero la controversia es que ella estaba embarazada sin embargo no le importo que se pudiera contagiar de los radioactivos de los que su marido padecía pasaron días el sufrimiento de aquella mujer era cada vez más duro ya que su marido poco a poco moría, se llagaba pues la piel se le caía en trozos y ella embarazada y todo lo cuidaba día y noche no dormía y cuando él podía conciliar el sueño ella lo tomaba de la mano como el solía hacerlo antes del accidente todas las noches así hasta despertar a la mañana siguiente.
Los demás bomberos iban muriendo uno a uno pues no eran bien cuidados como Liusia cuidaba a su marido Vasia la razón era porque a excepción de ellos no se les permitió la entrada a esposas solo a las madres de estos hombres con profesión de bomberos que aquella noche dieron la vida por una nación. Liusia estaba muy indignada por la forma en la que trataban a su marido como si no fuera una persona normal hasta en la muerte de algunos de ellos no se les permitía velarlos ya que decían que eran parte de la ciencia
. Si Vasia murió después de todos los cuidados de su amada esposa lamentablemente mientras el agonizaba gritando el nombre de su esposa ella enterraba al esposo de una de sus amigas que era muy querida cuando regreso lógicamente Vasia había muerto pero ella nunca revelo su embarazo si no hasta después de la muerte de su marido, después de su “sepelio” ella estaba acabada dormido durante tres días y en esos tres días tuvo tres diferentes sueños después de tres meses regresa a Moscú a ver a su marido muerto claro, fue ahí donde le empezaron las contracciones entonces llegó la ambulancia ella dio la dirección del hospital donde atendieron a su marido pues la doctora Anguelina se encargaría del parto, tuvo a su bebe en el mismo hospital en el que su marido había estado lamentablemente su hija, la llamo Natasha ya que su padre así la llamo o bueno quería que se llamara así pero a simple vista parecía una niña viva y sana pero no tenía cirrosis y una enfermedad congénita en el corazón y a las cuatro horas le avisan a la madre que había muerto ella la enterró junto a su padre.
Ella siempre los va a ver con un ramo de rosas para cada uno ya que estaba muy agradecida con ella porque ella recibió todas las radiaciones, Natasha dio la vida por su madre Liusia. Después de mucho sufrir ella comenzó hacer su vida normal quería ser normal pero no podía evitar recordar a su amado esposo Vasia ella hasta en su trabajo lloraba y pedía que no la consolaran no quería provocar lastima a nadie ella en sueños le decía a Vasia no necesito otro hombre que no seas tu, quiero un niño replicaba, pues al poco tiempo ella tuvo a Andréi, los doctores no daban buenas referencias de su nacimiento sin embargo al final de todo es un niño hermoso, comprende todo a la perfección y saca buenas notas aunque él también está enfermo va dos semanas a la escuela y dos se queda en casa ahora ellos viven temiendo uno por el otro.
Por las noches tenían sueños con Vasia donde le pedía que le mostrara a su hijo y se lo llevaba el describía Liusa siempre estaba jugando con su hija Natasha se la pasaban siempre juntos. Liusia no podía ocultar que quería vivir en el mundo irreal con su amado y su hija pero estaba atrapada en el infierno del mundo real con su hijo y no sabía dónde estaba mejor ya que en este mundo la realidad era cruel habían muchos enfermos todavía por el accidente inválidos y muertes repentinas todos los que un día vivieron en la central hoy están todos juntos la calle se llama Chernóbil esta gente sigue trabajando en la central pero ahora solo hacen guardia ya nadie vive en la central y nadie vivirá nunca más ahí. Esta fue la historia de como Liudmila Ignatenko a amado a su esposo Vasili Ignatenko. Concluyo esta historia con una síntesis Un bombero, tras tranquilizar a su joven esposa asegurándole que regresará pronto, se va sin protección ninguna a sofocar las llamas del reactor, a caminar sobre el alquitrán ardiente del techo de la Central. Por la mañana tuvo que ir la esposa al hospital a verlo: estaba quemado. Los días sucesivos iba a cuidarlo, le llevaba leche, lo abrazaba (estaba embarazada y no debía hacerlo).
Le mintió a la médica para que la dejara entrar, que tenía dos hijos, que no esperaba a ninguno más. Pudo más su amor hacia él que cualquier otra consideración. La hermana le cedió médula, ella se quedó inválida y él no se curó: “Hacía entre veinticinco y treinta deposiciones al día. Con sangre y mucosidad. La piel se le empezó a resquebrajar por las manos, por los pies. Todo su cuerpo se cubrió de forúnculos. Cuando movía la cabeza sobre la almohada, se le quedaban mechones de pelo. Y todo eso lo sentía tan mío. Tan querido… “, nos cuenta su mujer. Cuando murió lo introdujeron en una bolsa de plástico, luego en un ataúd envuelto en otra bolsa de celofán y finalmente en un féretro de zinc y enterrado bajo unas planchas de hormigón. Era una bomba radiactiva. Y así fueron muriendo los bomberos que acudieron a sofocar el incendio. A sus familias no les entregaban los cadáveres: se habían convertidos en “héroes”: ya eran del Estado, les dijeron. La joven esposa tuvo una hija que nació con cirrosis y una lesión congénita en el corazón. A las cuatro horas murió:
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