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ECONOMIA POLITICA Y PROBLEMATICA ARGENTINA

Enviado por   •  9 de Enero de 2019  •  4.024 Palabras (17 Páginas)  •  284 Visitas

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- Peronismo: en particular, es importante comprender dos cuestiones esenciales de la figura del General Perón, y su Doctrina, al menos en las vísperas y los inicios del Movimiento que enarbola su figura. Por un lado, limitados a la más técnica y objetiva acepción de la palabra, diremos que Perón fue un Estadista. Como tal, desarrolló una notable sensibilidad por la observancia de la realidad, pasada y actual (su presente), como punto de partida en la construcción del futuro Argentino. Así, observó y entendió lo que ocurría en el Mundo…buscando definir el norte de una oportuna y conveniente inserción Argentina. Flagelos como las consecuencias de la Revolución Industrial sobre la clase obrera, y las vivencias en directo de una Segunda Guerra Mundial que dividirían al mundo en una venidera Guerra Fría, impregnaron a Perón de dos aspectos esenciales de su legado: la lucha por los derechos de la clase trabajadora, y una posición equilibrada y centrada para su Patria (justa, libre y soberana). Así, en el marco de la realidad mundial, Perón lleva a la Argentina a incorporar, con buen tino y oportunidad, elementos propios del constitucionalismo social que, a nivel global, empezaba a completar lo carente del liberal: la reforma constitucional del 49´ incorpora los derechos sociales del trabajador, de la familia, de la ancianidad; sin embargo, nada fue casualidad: en los años previos a su rol presidencial, Perón dedica todos sus esfuerzos a construir su propio poder de la mano del aumento en el poder sindical, que lo acompaña en su exitosa gestión en la Secretaría de Trabajo y Previsión Social, reflejado luego durante la presidencia del General en una contundente estadística: la CGT reunía alrededor de 80 mil trabajadores hacia 1943, alcanzando el exponencial número de 4 millones hacia 1955.

- Menemismo: sin ingresar en discusiones filosóficas innecesarias sobre la pertenencia o no de un dirigente al espacio con el que se referencia, diremos que el gobierno de Menem se caracterizó por una fuerte interpretación centro-derecha de la doctrina justicialista. Su gobierno modificó la tradicional relación del peronismo con los sindicatos, a los que apartó del poder, en búsqueda de lograr introducir una serie de reformas económicas y laborales de impacto finalmente negativo sobre el trabajo: a mediados de 1995, la desocupación se medía en torno al 18%; en 2002, la misma alcanzó un pico del 31%. Sin embargo, la política anti-inflacionaria había dado sus frutos, y la gran popularidad alcanzada por el dirigente hacia el 95´, parece haberle dado la inmunidad necesaria para sostener un plan que, confundiendo el ¨instrumento con la orquesta”, cosecha finalmente lo que siembra: desempleo masivo y sub-ocupación, trabajo “en negro”, cuenta-propismo y tercerización, con base en las privatizaciones, la des-industrialización, la flexibilización laboral y la fractura sindical. Hacia fines de la década (1997/99), una imagen deteriorada del menemismo dio lugar a movimientos sindicales y sociales antigubernamentales constantes, en muchas ocasiones liderados por empleados públicos, pero compensado en otras la baja inserción industrial y privada a través del logrado apoyo de organizaciones representativas de la pequeña y mediana empresa, como de los profesionales.

- Kirchnerismo: con una sensibilidad social más propia de una interpretación peronista de centro-izquierda, diremos que ha sido durante los gobiernos kirchneristas que el sindicalismo ha recuperado un rol de poder asimilable al que atribuye la historia a los gobiernos del General. Ocurrida la crisis post-convertibilidad, el incipiente gobierno Kirchnerista enfrentaba las secuelas socio-económicas del estallido: devaluación y pérdida del salario real (empobrecimiento). Sin embargo, una oportuna y atinada reacción presidencial auspicia el nacimiento de una nueva etapa de reconciliación y desarrollo del poder sindical: los planes jefas y jefes de hogar de fuerte impronta previsional (combate al desempleo), la política laboral de derogación de la ley de flexibilización laboral, la disposición de la doble indemnización por despido, la política salarial de aumentos no remunerativos, la reapertura de paritarias, la movilidad del salario, la ley de reordenamiento laboral, la estatización del régimen jubilatorio, entre otras medidas, fueron parte de un proceso político tendiente a re-establecer el poder social de los trabajadores durante gran parte de los gobiernos kirchneristas. Finalmente, luego de un notable período de incorporación de la CGT al gobierno, y propio a todo proceso de creación y acumulación de poder, la ruptura político-sindical no se hizo desear.

Un lector ansioso habrá notado, en esta instancia, un sesgo tendencioso hacia lo sindical en el reciente repaso histórico, donde las PyMEs y la industria nacional parecen ocupar la huella de un olvido ocasional. Aclararé, sin embargo, al mismo, que se trata de un apartamiento intencional, el cual iré subsanando a medida que inicie el camino hacia la conclusión final.

Atando cabos: camino a la conclusión

Hasta aquí, el trabajo se ha estructurado sobre la base de un desarrollo estrictamente histórico, con sesgo hacia los ciclos sindicales atravesados durante la ventana de tiempo objeto de nuestro estudio.

Sin embargo, trataré de explicar ahora, con destino a la conclusión final, el nudo gordiano oculto en el pensamiento lateral detrás de los cabos sueltos. Veamos.

Poniendo el foco más intensamente sobre la primera parte del desarrollo del presente trabajo, resulta dable destacar las dos cuestiones importantes que he querido resaltar:

- que el Siglo pasado ha estado signado por el nacimiento y desarrollo del movimiento político más trascendente en la historia popular argentina: el Peronismo; y

- que aunque diametralmente opuestos en sus propuestas, los gobiernos menemista y kirchnerista han gestado sus orígenes en el seno del propio partido justicialista (o peronista), signando las dos etapas más significativas de las últimas dos décadas y media de la historia argentina.

En consecuencia, tratándose de un movimiento con fuerte impronta en la tutela y defensa de la clase trabajadora, y el rol asignado a la organización sindical, resulta interesante analizar, desde una lógica social, el tratamiento que cada uno de estos gobiernos, con punto de partida en la misma estructura partidaria, han llevado adelante respecto del poder sindical y las consecuencias socio-económicas que ello ha generado sobre la realidad de la pequeña y mediana empresa como de la industria nacional.

Tomando, en primer lugar, el gobierno del Dr Menem, podemos sostener a grandes rasgos

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