Propuesta de un modelo de gestión de inventario de productos en la “Tiendas Los Lojanitos” en el cantón la troncal
Enviado por Eric • 1 de Noviembre de 2018 • 1.606 Palabras (7 Páginas) • 447 Visitas
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Y así como estos, existe una infinidad de casos en los que el jurista debe tener un amplio conocimiento.
Así de íntegra y correlacionada es la ciencia del Derecho; y si el jurista no se prepara ni se actualiza de manera permanente obviamente será un personaje que no tendrá la capacidad para realizar una adecuada defensa técnica, con el riesgo de que se le impida defender los asuntos jurídicos que se le presenten.
Un aspecto muy importante que describe el Profesor Burgoa es el de “hacer” ciencia del Derecho, es decir, jurisprudencia que consiste en la sabiduría.
Pero aquí lo que nos debe interesar no es la concepción creada por Ulpiano de conocer las cosas divinas y humanas, sino de saber cómo podemos invocar jurisprudencias obligatorias emitidas por los Tribunales del Poder Judicial de la Federación, que sirvan como criterios para reforzar nuestras argumentos tendientes al logro de la justicia social y la seguridad jurídica.
Como arte el abogado debe renovar y recrear su actividad, asevera nuestro autor de análisis, pero más que realizar estas acciones, creo que el dinamismo que caracteriza al Derecho, obliga al abogado no a renovar y crear, sino a encuadrarse y adaptarse al papel escénico al momento vertiginoso que estamos viviendo actualmente, ¿cuál es éste?, ni más ni menos que cambiar del anterior sistema de juicios inquisitivos al actual y obligatorio sistema de juicios orales, en donde el abogado tiene que ser un verdadero artista de la oratoria, del convencimiento; que deben conducir a la postre, al logro de las metas de todo sistema jurídico, la justicia social y la seguridad jurídica.
¿Qué significa no adaptarse a este nuevo arte escénico? Ni más ni menos que quedar a la zaga y al margen del nuevo sistema jurídico.
Como moral, creo que el Derecho dista mucho de cumplir su cometido en nuestro país, como lo es el que los juristas en sus diferentes dimensiones, como abogados, litigantes, Jueces, Magistrados, etc., deben vivir honestamente y exentos de corrupción, si no, veamos el siguiente ejemplo:
En tres lustros de existencia, el Consejo de la Judicatura Federal ha sancionado a poco más de 1 mil servidores públicos del Poder Judicial; de éstos, más de la mitad han sido jueces y magistrados. La cifra de conductas penadas –de las que únicamente 156 se han considerado graves– contrasta con la cantidad de quejas que llegan al órgano disciplinario, que para 2011, rebasaban las 22 mil. Llamadas de atención privadas, el “castigo” más socorrido por la instancia encargada de vigilar la actuación de los juzgadores. Entre las conductas sancionadas, la liberación ilegal de narcotraficantes y secuestradores. El trabajo de los jueces queda en entredicho cuando, en lugar de cumplir la ley, son ellos quienes la violan, critica especialista.[2]
Esta es una parte de la realidad de nuestra cultura jurídica, la otra no la conocemos porque no se denuncia por temor a represalias o por la presión que ejercen los grupos de poder.
Solamente para abundar sobre la falta de moral en el Derecho, por no decir, por la impunidad que genera el Derecho, transcribo otro ejemplo muy actual:
A raíz de que se hiciera público el caso de los llamados “Juniors violadores de Veracruz” también conocidos como “Los Porkys”, se han dado a conocer otros dos sucesos que muestran como la Justicia se vende al mejor postor en Veracruz, un estado en el que se acumulan pruebas de incompetencia y corrupción contra su gobernador Javier Duarte.
La violación a otra jovencita con la difusión del video de la agresión por otro Junior, hijo funcionario del gobierno de Javier Duarte; y el asesinato de un ciclista por uno de los “Juniors violadores”, son casos que se atoraron inexplicablemente en los tribunales veracruzanos, a pesar de existir pruebas contundentes. En los tres casos se presume la influencia de políticos priistas que corrompieron el proceso y de juzgadores incompetentes y corruptos.[3]
Yo creo que si continúo poniendo ejemplos de lo que es la impunidad, este ensayo fácilmente se convertiría en enciclopedia de la impunidad; pero con estos dos artículos queda más que demostrado que el Derecho que se aplica en nuestro país es amoral; y no moral como lo describe nuestro vitoreado escritor.
Por último, el Derecho como fenómeno social, dice nuestro personaje central, se manifiesta precisamente por la convivencia social, en lo cual estoy de acuerdo, ya que por definición el fenómeno significa: Manifestación de una actividad que se produce en la naturaleza y se percibe a través de los sentidos; y no hay mejor escenario que la propia sociedad, para que se manifieste cualquier actividad.
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