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CÓMO ESTUDIAR FILOSOFIA Y COMENTAR UN TEXTO FILOSÓFICO

Enviado por   •  2 de Febrero de 2018  •  1.777 Palabras (8 Páginas)  •  443 Visitas

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3. COMENTAR Y CRITICAR

Los dos pasos anteriores se referían al texto mismo: ahora se trata de relacionar el texto con otros puntos de vista. Es el momento de seguir un diálogo, que hemos comenzado escuchando, incorporando al mismo otras opiniones, incluso la propia. El comentario y la crítica son, por lo tanto, los momentos más creativos y personales del estudio de un texto. Teniendo en cuenta que este esquema es meramente indicativo, vamos a sugerir tres momentos distintos para esta etapa, sin olvidar que todos los pasos están íntimamente relacionados.

3.1. El contexto:

En un orden estrictamente lógico, el estudio del contexto debería haber sido colocado antes, ya que no se puede comprender un texto si no se sabe a que época pertenece, cuales serian las ideas de su tiempo, de qué obra ha sido extraído, etc. Sin embargo, nos parece preferible acercarse al contexto después de una primera aproximación a su contenido, porque de esta manera el estudio del contexto no se convierte en una mera recopilación de datos sueltos, sino en un acercamiento al ambiente histórico y cultural en el que ha nacido un texto que ya se conoce.

En primer lugar habrá qué averiguar que lugar ocupa el texto que estamos comentando en la obra de la cual ha sido extraído. Para ello necesitaremos recurrir a una historia de la filosofía o a un manual.

En segundo lugar, averiguar que lugar ocupa esa obra en el conjunto de las obras del autor. Es importante, por ejemplo, saber si se trata de una otra de juventud o de madurez.

En tercer lugar, habrá que conocer algunos datos del contesto histórico en se escribió la obra. Como hemos dicho antes, una obra filosofía no surge solamente en la cabeza de su autor sino de un conjunto de circunstancias históricas y sociales que a primera vista tienen poco que ver con la filosofía. Por ejemplo sería imposible entender a Platón o Aristóteles sin conocer algo de la historia de la democracia griega o a Sartre sin saber que su filosofía surge después de una terrible guerra mundial.

Y en cuarto y último lugar, será necesario comprender el contexto ideológico del texto. es lo más difícil pero a la vez lo más importante. Como hemos dicho antes, todo texto dialoga con otras ideas: las apoya, las discute, las matiza, las completa. Para comprender realmente la opinión de un autor sobre determinado tema es preciso saber con quien está hablando, a quiénes se dirige y a quiénes está respondiendo aunque no lo diga claramente. Para comprender a Hume es necesario saber que se opone a los racionalistas y para entender a Kant hay que tener presente que pretende superar la discusión entre racionalistas y empiristas, por ejemplo.

3.2. Comentario Crítico.

Hemos llegado casi al final. Se trata ahora de recoger todos los elementos que hemos ido acumulando en los pasos anteriores para conversar directamente con el texto: es el momento de preguntarnos, por ejemplo:

Qué aporta este texto a la historia del pensamiento? En qué medida avanza con respecto con respecto a las opiniones de filósofos anteriores o contemporáneos?

- Son convincentes sus argumentos? Tienen lagunas o incoherencias? Qué repercusiones va a tener en la historia posterior? Qué valor actual tienen sus opiniones? Sirven para comprender mejor los problemas de nuestro tiempo?

- Las opiniones que defiende el texto se ven afectadas por nuevos descubrimientos científicos o nuevas perspectivas filosóficas?

Estas y muchas otras preguntas se le pueden plantear al texto; sería imposible una enumeración completa, ya que las preguntas dependen del tipo de texto de que se trate. Después de haber recorrido las etapas anteriores, estamos ahora en condiciones de hablar con el autor de igual a igual, como si fuera un filósofo casi contemporáneo que trata de pensar, en diálogo con nosotros, acerca de problemas que nos importan a todos.

Y ahora sí que podemos intentar una valoración crítica personal de sus opiniones: todo lo anterior era una preparación para que juzguemos por nosotros mismos acerca de la validez de las respuestas que propone y los argumentos en que las fundamenta. Con todo, conviene recordar que esta crítica personal deberá ser prudente y quizás provisional. Los textos clásicos abordan problemas que han preocupado a grandes figuras del pensamiento durante siglos; resultaría extraño que con su sola lectura declaremos resueltos y terminados esos problemas. Pero tenemos todo el derecho a inclinarnos por unas soluciones antes que por otras, a advertir incoherencias o fallos de razonamiento, a preferir unos autores a otros. Sin este último paso, el comentario de textos se reduce a un trabajo externo a nuestros intereses, y hay que recordar que se trata ante todo de “aprender a filosofar“ y no solo de “aprender filosofía“, como dijo Kant.

Tenga en cuenta que un esquema es sólo un esquema, es decir, un método de trabajo que sirve para lograr un objetivo determinado, que en este caso es la comprensión y el diálogo con un texto. Por lo tanto, un esquema (como el que hemos propuesto o cualquier otro) puede ser modificado en la medida en que el objetivo lo requiera. Utilizando una comparación de Wittgenstein, se podría decir que un esquema es como una escalera, que una vez usada para subir a donde queremos puede ser tirada. Muchas veces sería aconsejable alterar el orden de los pasos que hemos indicado, insistir en unos más que en otros, añadir otros o quitar algunos. El criterio para estas modificaciones las dará el texto mismo, cuya lectura y comprensión es más importante que cualquier método académico para analizarlo.

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