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EL SOCIALISMO MARXISTA DESDE PLATÓN

Enviado por   •  22 de Mayo de 2018  •  2.305 Palabras (10 Páginas)  •  360 Visitas

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En cuanto al trabajo, Marx se explaya de manera ejemplar, es basta la información descrita por este filósofo en el libro El Capital. A manera de síntesis se podría decir que el trabajo es una forma más de alienación por parte del sistema hacia la persona, es un intento más por explotar al individuo y por someter a la sociedad, generando división, o lo que en términos marxistas podríamos definir como “lucha de clases”. En este punto se puede decir que la similitud entre Marx y Platón se logra en la denominada “abolición de la propiedad privada”. Marx expone que atreves de la sociedad comunista los trabajadores podrán tener pleno control sobre los medios de producción y en consecuencia de su propio trabajo y sus propias ganancias, pero para llegar a este punto es necesario antes destruir la propiedad privada burguesa o capitalista, para dar paso a una propiedad común y social.

En cuanto al estado Marx difiere con Platón, ya que expone que es una institución temporal que debe desaparecer una vez instaurada la sociedad comunista. El estado es consecuencia de la lucha de cases, es decir la supremacía de unos pocos frente al resto del pueblo. En el estado ideal de Marx, no puede existir una elite que predomine, esto va en contra de la concepción igualitaria que se pretende alcanzar, es decir no habría cabida para los filósofos gobernantes de Sócrates. Una sociedad libre es aquella en la que el mismo pueblo se gobierna, sin elitismos ni pirámides clasistas, Marx declara que en el transcurso del derrocamiento de la burguesía, la clase obrera sustituirá a la antigua sociedad civil por una asociación que excluya a las clases y su antagonismo, erradicando el poder político, puesto que este es la expresión oficial de dicho antagonismo[1].

Es necesario hacer la aclaración en este sentido, Marx nunca habla de un “Estado Popular Libre” como lo comprendieron los anarquistas de aquella época y puede comprenderse también en la actualidad[2]. A diferencia Marx expone que mientras el proletariado necesite todavía del Estado no lo necesitara a interés de la libertad, sino más bien para someter a su adversario por la fuerza, y al someter a este, ya no será más necesaria su organización pública burguesa. Por eso Marx en vez de hablar de un Estado, habla de una “Comunidad” o “Semeinwesen”, una palabra alemana que equivale al francés “Comune”.

A este respecto podríamos decir que la comprensión del hombre de Platón y Marx acerca de la naturaleza humana podría rayar en lo abstracto, sin embargo muchas de estas ideas continúan enfebreciendo en algunas naciones, tal es el caso de Singapur, una pequeña isla con una vasta diversidad étnica la cual en tan solo treinta años se transformó en una sola nación, en un mismo pueblo, en una única Singapur. Lee Kuan Yew, político, filósofo y abogado quien fungió como primer ministro, a finales de la década del 50 y principios del 60, llevo a este país a un cambio radical, gobernando con mano de hierro, logrando que el porcentaje de crímenes en Singapur sea bajo y el nivel de vida uno de los más altos del mundo, es visto como uno de los países en vías de desarrollo más importantes. Pero ¿Cómo se relaciona entonces el caso de Singapur con la comparación ideológica entre Platón y Marx? Podríamos decir que en un único elemento: “El Orden”. Al organizar una nación e imponer ciertos valores como el respeto al derecho ajeno, la educación, la igualdad racial y de género, y condenar severamente el tráfico de influencias, peculado y la malversación de fondos del estado, todo el país cambió de manera drástica su visión, empujándolos al éxito. Evidentemente es un país netamente capitalista, pero lo que a este respecto nos interesa es su ejemplar actitud y deseos de superación.

La pregunta es entonces ¿están las sociedades actuales dispuestas a vivir bajo un régimen disciplinado? ¿El individuo contemporáneo está dispuesto a desligarse de las ataduras del capitalismo, de esa falsa idea de libertad, del consumismo y del elitismo? ¿Está la sociedad preparada para vivir de manera natural y no histórica? ¿Qué tan indispensable se ha vuelto el capital y sus grilletes, que los preferimos en lugar de la paz, armonía y sacrificio en pro del bien común?

Son muchas las preguntas que surgen a raíz del tema, sin embargo la necesidad por seguir pensando en la idea del hombre y su desarrollo, persigue la mente de los filósofos. Este indagar nos lleva incluso a pensar acerca de la negativa del hombre por aceptar reglas de vida que pretendan una república o una comunidad ordenada, nos lleva a pensar que el hombre no desea vivir regido por la bondad y en su lugar opta por generar de esto utopías que nos alejan del prójimo, que nos separan del ser social benévolo y equitativo.

Esto nos lleva a pensar también en la idea de democracia, definida como el sistema político que defiende la soberanía del pueblo y el derecho de este a elegir a sus gobernantes. Sócrates se mofaría seguramente del actual “aparente” sistema democrático, en donde no se elige a un gobernante por su reputación ética o por su capacidad intelectual. Arriesgándome a forma de caricatura, puedo decir que Sócrates llamaría a la democracia actual “un concurso de popularidad mal logrado” o “el gran circo institucionalizado”. Podríamos entonces conjetar que: ¿El deseo voraz y enajenado por el poder individual, el dinero, el éxito y los placeres, son síntomas de una sociedad seriamente enferma en el alma y cada vez más alejada del honor y la razón?

Platón y Marx organizaron sus ideales bajo premisas ligadas a conceptos universales, con una meta común: el bienestar y desarrollo del hombre en sociedad. Es así como podemos imaginar al individuo que escapó de la caverna, inquieto, con un espíritu que lo mueve a ideales superiores, con la necesidad de liberar gradualmente a los que aún siguen obnubilados en la caverna y mostrarles que existen realidades no comprendidas y que las sombras son únicamente placebos que nos hacen mediocres y de pensamientos conformistas.

Ciertamente el hombre que se aleja del entendimiento del estado y que se declara en la trinchera neutral con respecto a sus asuntos, pertenece a los individuos que desean estar en la caverna, debido a que somos por naturaleza seres políticos, estamos intrínsecamente ligados a esta. Separarse de la vida común y de sus asuntos es separarse de la vida misma. Platón en La Republica invita a adueñarse de esa naturaleza y a arriesgarse a interpretar el papel, si la mente del hombre es poderosa y su intelecto es capaz de modificar su realidad, estamos suponiendo que solo hace falta atreverse, para hacer girar los engranajes de la evolución social.

El

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