Educación ¿para qué? Del para qué de la educación actual: Reflexión sobre el rol humano de la educación.

...

No es una tarea solipsista y tampoco tiene fines unitarios, mas es preciso comenzar por uno mismo planteando estas interrogantes para que puedan reflejarse en los demás con mayor claridad, a modo de orientación. Así se daría que recibimos y emitimos un continuo haz de sentidos próximos para comprender por qué y para qué estamos a cada momento, como un continuo hilvanar de realidades.

Tal reflexión debe constituir un paso a priori a la tarea de educar, una tarea necesariamente esencialista y en conocimiento de otros factores que la afectan, como la religión, la política, la economía, y debe plantearse desde la educación por dos motivos. El primer motivo se debe a la cobertura del sistema educativo, referido a los bajos niveles de analfabetismo y al constante perfeccionamiento en las metodologías educativas, y el segundo, debido a que es la instancia más seria y formal en la vida de una persona en la que se tratan asuntos de esta índole, y en la que resulta más fácil y provechoso plantear este tema a modo de autoconsciencia del estar, acarreando sus respectivos para qués. También esta reflexión debe realizarse en base a la experiencia del que educa, y la definición de su rol en este proceso además de enseñar conocimientos e inculcar valores a sus alumnos, construir en el niño sus cimientos valóricos, construir sus capacidades fundamentales, construir habilidades esenciales, construir actitudes que le acompañarán el resto de su existencia o estimular y fortalecer las aptitudes que serán necesarias ocupar en todos sus proyectos futuros. Esto porque resulta más natural forjar esta dimensión humana en los niños que en personas aventajadas por la duda, la consciencia y desenvueltas en un ambiente de permanente búsqueda de libertad.

. Esta experiencia debe ser el soporte del progreso en el autoconocimiento del alumno y del docente, un órgano que recoja lo aprendido, lo utilice en lo que aprende y sea sustento para lo que aprenderá. Con esto deducimos que la única actividad que no cesa en la vida de una persona es aprender, y que este órgano viene a ser el rol humano de la educación, teniendo en cuenta que siempre se está consciente de ello porque todo aprendizaje requiere de práctica. Con esto subsanamos el dicho de que siempre estamos decidiendo, porque puede referirse a asuntos inconscientes y movidos, generalmente, por lo que más nos conviene y nos resulta más útil. Aprender, en cambio, siempre nos resulta útil y, de alguna manera, siempre nos conviene. Se aprende por naturaleza.

Sin embargo, este ideal escolar de crear consciencia podría verse aplacado considerando que la educación está en estrecha relación a los ideales políticos y económicos regentes, pues éstos determinan al sistema de formación educacional de las instituciones, de acuerdo también a esas necesidades. He aquí el punto distintivo entre una dimensión y otra: el rol humano de la educación está por sobre ideales políticos y económicos. No está determinado por otro interés que no sea sensibilizar a la persona, al uno, con respecto del otro, lo que lo convierte en humano. Algo tan esencial como la comunicación con el otro, la empatía, la búsqueda de lo que entendemos por ‘bien’, el beneficio mutuo, la solidaridad, la equidad, son conceptos que constituyen y definen este rol humano de la educación. Ella viene a considerar los aspectos no formales que antes la hicieron nacer.