El temperamento como peso dentro de una balanza que esgrime en la elección de una corriente y metodología filosófica

...

Por consiguiente, para Ayer la labor de la filosofía es observar y regular, mediante el establecimiento de estándares de evaluación, qué tiene sentido y por tanto significado y relevancia en el mundo real. Esta forma de comprender la filosofía y otorgarle una utilidad práctica y normativa es una forma particular de ver el mundo. Es de por sí un carácter arbitrario en vista que es imposible verificar el principio de verificación. Esta incapacidad, hace de él un metadiscurso, algo que se escapa a la comprobación y con ello a la significación. En conclusión, es difícil defender la argumentación de Ayer en cuanto su principio es insostenible y contradictorio bajo los parámetros que lo establecen. Por tanto, la insostenibilidad del principio, y la elección y preferencia de Ayer de que sea el lenguaje y no otro el punto de partida y evaluación del criterio de verificabilidad, hace posible observar la búsqueda de los sujetos de ajustar y comprender el mundo de acuerdo a sus marcos de sentido, de acuerdo a la manera en la que lo habitan y se sientes cómodos en él.

Por otro lado, de manera totalmente diferente con respecto a Descartes o Ayer, el significado de la filosofía para Bertrand Russell va un poco más allá de la búsqueda de conocimiento, o de encontrar verdades absolutas o verificar significados factuales en el mundo como lo es para los filósofos anteriormente mencionados. Para Russell la filosofía es un vehículo de transformación personal de los sujetos. En la cual, la utilidad práctica e inmediata es el impacto global de ella en la capacidad de cuestionar, indagar y abrir la mente de los individuos. Es decir, la filosofía busca sacar a las personas del ámbito familiar en pro de generar preguntas que cuestionen las creencias y supuestos dados de los sujetos (Russell, 1912). Además, con esto se pretende generar empatía hacia las ideas y pensamientos diferentes, de manera que sea posible integrarlos en los propios. Esto, permite tolerancia entre las personas al entender que no hay verdades absolutas en la filosofía. De hecho, para Russell la filosofía siempre da respuestas incompletas, pues en el momento en el cual se haya por completo un respuesta está deja de ser filosofía y se vuelve ciencia (Russell, 1912). Ahora bien, si bien Russell contrario a James considera que la filosofía debe sacar a los sujetos de sus marcos de sentido convencional y cuestionarlos, aun así, esta postura del filósofo refuerza la tesis de James. Dado que, es un presupuesto personal de Russell, sobre lo que significa la filosofía y la utilidad de esta para él. Pues, es la manera en la que él entiende la filosofía y a partir de la cual rige su vida. Por otro lado, un punto en el cual ambos filósofos pueden concordar es que no hay respuestas completas en la filosofía, y por tanto las respuestas no son determinantes en un sentido global para la sociedad, tomando así la filosofía un carácter personal.

Con todo, los temperamentos si tienen un impacto en la elección de la corriente o preferencia de los sujetos. Como James menciona, las personas siempre tratan de ocultar su temperamento puesto que no es razón convencionalmente reconocida para argumentar o fundamentar. Así pues, es necesario para los sujetos recurrir a ideas lógicas y coherentes para acomodar el universo a la perspectiva de cada sujeto (James, 200 Pp 57-58). Para ejemplificar lo anterior se expuso el caso de los filósofos Descarte, Ayer y Russell. No obstante, cabe aclarar que, a pesar de la problemática de objetividad que la propuesta de James plantea, aun así es posible para la filosofía tener una utilidad, aunque esta no sea la comúnmente aceptada, como sucede de manera similar en la propuesta de Russell.

Referencias:

Ayer, Alfred. (1984). “Lenguaje, verdad y lógica”. Capítulo 1. Barcelona: Ediciones Orbis.

Descartes, Rene.(1995). “Los principios de la filosofía”. Prologo. Madrid: Alianza Editorial

James, William. (2000). “El pragmatismo”. El dilema actual de la filosofía. Madrid: Alianza editorial

Russell, Bertrand. (1912). “Los problemas de la filosofía”. El valor de la filosofía.