El valor de la vida respecto al existencialismo

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Uno de sus mayores representantes Friedrich Nietzsche (1884-1900), también toca el tema de “la vida” ya que es el objetivo central de su filosofía. Esta es comprendida en función de un objetivo trascendente, aunque en realidad, según este pensador, es sinsentido, es nihilismo, donde debe ser comprendida como eterno retorno de lo mismo, como voluntad de poder, como momento de ultra hombre o superhombre, como transvaloración de los valores. El hombre necesita dar sentido a la vida creando valores. Si Dios ha muerto entonces no hay verdad, ni fundamento, ni sentido, ni moral, ni libertad, ni razón. Solo hay nihilismo, el cual se basa en la negación de los supuestos sentidos de la vida.

Para este filósofo, la sociedad se encuentra sumida en un profundo nihilismo que ha de superar si no quiere ver su fin. Cabe mencionar que este es la mezcla de unas repetidas frustraciones en la búsqueda de significado, también se refiere al proceso histórico que surge para reconocer un valor y termina en el reconocimiento de múltiples cosas valorables. Por otra parte aquel movimiento acontece en nuestro tiempo como manifestación de la ausencia de una medida única y, al mismo tiempo, como la “multiplicación” de múltiples medidas que, en cada caso, pueden aparecer como válidas. Nietzsche relaciona este avance con toda fundación de cultura europea, la que surge como destino necesario de este proceso. La visión religiosa del mundo había sufrido ya un gran número de cambios por perspectivas contrarias, cayendo en el escepticismo filosófico, y en las teorías científicas evolucionistas, lo que no hace más que confirmar la desvalorización de los valores supremos. A lo señalado, hemos de sumar una creciente presencia de lo democrático, la que se muestra como la afirmación de una individualidad independiente de Dios y acreedora de la igualdad de la medianía.

La democracia aparece, a los ojos de este pensador, como un momento del despliegue de esta corriente igualmente negador de la vida que los que la antecedieron. Ambas manifestaciones de esta tendencia se muestran a Nietzsche como negaciones de la vida al negar u olvidar dimensiones de la misma que, a su parecer, aparecen como constitutivas de ella e inalienables a lo que él considera vida. Estas dimensiones negadas de la vida se muestran en ámbitos tan determinantes como el constante darse del devenir y las diferencias entre los hombres.

En Colombia el valor de la vida es menospreciado debido a la diferencia de culturas e ideologías. El hecho de perder la vida se ha vuelto algo tan común que ya no impresiona a la sociedad, ya no hay un sentido verdadero para seguir adelante. El dinero, la corrupción y la violencia han sido factores fundamentales que transforman el pensamiento del ser humano y lo han conllevado a quitarse la vida por la falta de interés, estas alteraciones nos han permitido ver la existencia de forma distinta. A pesar de que se ha encontrado cura a muchas enfermedades no es suficiente para mejorar la vida del ser humano y lograr que encuentre un sentido, es por eso que el hombre decide buscar maneras eficaces pero perjudiciales para encontrar su esencia. Hoy en día se necesita de la aprobación de la sociedad para vivir, no somos capaces de valorar nuestro pensamiento por que puede ser diferente al de las personas que nos rodean.

En conclusión, el valor de la vida respecto al existencialismo tiene mucha controversia, sin embargo, el existir es parte fundamental del hombre para encontrar su esencia, el sentido que tiene vivir y aportar a la sociedad evolucionista en un mundo donde se reprime el pensamiento y la personalidad de cada persona. Es importante resaltar que aunque muchos de los filósofos existencialistas tienen diferentes maneras de observar la vida todos llegan al punto donde a esta se le otorga valor y primacía frente a otros dones que adquiere el ser humano.