Fronteras Transcendentales

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Visualizando el tema desde otro concepto, “La muerte” escrito por Thomas Nagel es un muy buen ejemplo. Según Nagel, existe un desacuerdo respecto a la muerte: algunos piensan que es algo terrible, mientras otros no plantean objeciones a la muerte, es decir, aceptan la idea de su muerte, aunque esperan que la suya no sea prematura (idő előtti) ni dolorosa. Leyendo su obra me dio la impresión que él tampoco planteaba objeciones a la muerte y según él, la muerte no es un tema de lo que hay que hablar o pensar mucho. Dice que la muerte no tiene sujeto como el sujeto tampoco tiene muerte. ¿Qué quiere decir esto? En un sentido estricto esto significa que la persona no se muere, sino que “se convierte en muerto”, es decir, la muerte nos priva de los beneficios de la vida. De esto deviene también, que la muerte es algo negativo, porque nos priva de algo bueno, que es la “vida” y quien vive más, más disfruta también. Por otra parte, observando el tema desde un punto de vista diferente: ¿Cómo podríamos interpretar este concepto en caso de un enfermo terminal o de una persona que está en coma hace mucho tiempo? En estos casos la muerte ya no priva de nada bueno, más aún libera a la persona de la vida vegetativa y de su sufrimiento continuo. Según mi opinión, en este sentido la muerte ya no es una cosa mala sino es la salvación del alma.

Después de presentar los pensamientos y sentidos de Nagel y Quiroga sobre la muerte, quisiera acercar el tema de otro concepto: la fantasía. La cuestión del significado de la vida y la muerte aparece también por ejemplo en los cuentos e historias de los vampiros y zombis. Lo que es común en ellos es que están en la frontera entre la muerte y la vida, en varios sentidos. Los zombis no pueden pensar, ni sentir, sólo quieren comer los seres humanos. Este hecho es también una forma de la vida vegetativa, es decir, su “vida” no es compleja, ni tiene ningún sentido. También les llaman “muertos-vivos” y esta denominación nos presenta muy bien que en este caso no pueden separar la vida y la muerte sin equivoco, pero en mi opinión son más muertos que vivos. A diferencia de los zombis, los vampiros ya pueden pensar, sentir y tomar decisiones como, por ejemplo: chupar la sangre de un ser humano o de un animal, matar a su “comida” o sólo chupar tanta sangre que la víctima puede sobrevivir convirtiéndose en vampiro también. Es muy interesante porque ellos casi pueden vivir una vida compleja; pueden enamorarse, pueden tener hijos, etc. ¿Para mí, la pregunta más fascinante en este caso es cómo pueden apreciar la vida? Ellos no tienen que preocuparse de la muerte o de las enfermedades, no tienen que contar sus días y en su vida casi nada tiene fin. Después de lograr y probar todo posible en la vida, ¿qué más puede hacer un vampiro? ¿Qué motivación tiene durante su vida? Creo que nada y si existen vampiros en la vida real, estoy segura que son deprimidos, bajoneados y soledosos. Observando los vampiros y zombis de otro punto de vista podemos darnos cuenta de que ellos tienen que quitar la vida de otros seres humanos para sobrevivir. Esto también un tipo de límite; una persona muere, otra sobrevive.

Resumiendo todas estas cosas, quisiera regresar a la introducción de mi tema: cuando estaba hablando de los límites entre la vida y la muerte. Estos dos textos leídos apuntan muy bien cuán diferentes pensamientos y conceptos tiene la gente sobre este tema. He mencionado además otros ejemplos muy buenos para representar cómo se puede empujar los límites entre la vida y la muerte: es la cuestión de la vida de los vampiros y zombis. En un sentido estricto; los vampiros, aunque “viven”, son personas muertas sin sombra, sin alma. Y los zombis son muertos vivos también, pero su “vida” sólo se trata de buscar comida. Considerando todo esto y observando una vida vegetativa o la celebración del día de los muertos, nos viene la pregunta: ¿dónde se acaba la vida y dónde se empieza la muerte?