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SOBRE EL ENTE Y LA ESENCIA EN TOMÁS DE AQUINO

Enviado por   •  18 de Octubre de 2017  •  3.951 Palabras (16 Páginas)  •  648 Visitas

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Ahora bien, nosotros sólo podemos alcanzar el conocimiento de las cosas simples por medio de las compuestas, y sólo podemos llegar a lo que es primero desde lo que es posterior, de modo que partiendo de lo que nos es más fácil, la enseñanza nos resulte más apropiada, por esto tenemos que partir del significado del ente para lograr el significado de la esencia (ex significatione entis ad significationem essentiae procedendum est) (Proemio, 2).

Según estas reglas metodológicas, santo Tomás procederá en su exposición, que coincide con el proceso de su investigación, a fijar el significado de “esencia” a través del significado de “ente”, que será el primero en ser determinado.

2.2. Capítulo 1: Significado del ente y de la esencia

En este capítulo Santo Tomás define los términos de ente y esencia. Primero se ocupa del sentido de “ente”, tomando como punto de partida las significaciones de “lo que es” que enumera Aristóteles en Metafísica, V 7. Pero no se refiere a todas, sino sólo a dos de esos sentidos: el que corresponde a los modos de predicación de las categorías, y el que indica la verdad de aquello a lo que se predica. Dice santo Tomás:

Hay que saber que, como dice Aristóteles en el libro V de la Metafísica, el ente en sentido propio (ens per se) se dice doblemente: de un modo, el que se divide en los diez géneros (decem genera); de otro modo, el que significa la verdad de las proposiciones (propositionum veritatem). La diferencia entre ellos es porque, por el segundo modo, puede decirse ente a todo aquello sobre lo que puede formarse una proposición afirmativa, aunque esto (i. e. esta predicación del ente) no ponga nada en la realidad (in re nihil ponat); por este modo las privaciones y las negaciones (privationes et negationes) se dicen entes; así decimos que la afirmación es opuesta a la negación, y que la ceguera está en el ojo. Pero, por el primer modo, no puede decirse ente si no a lo que pone algo en la realidad (quod aliquid in re ponit). Por eso, por el primer modo, la ceguera y similares no son entes (c. 1,3).

Así, el primer sentido de ente implica una predicación real, es decir, que lo que se predica como “ente” según las distintas categorías se corresponde a algo real. Sin embargo, el segundo sentido no implica una predicación real, ya que todo aquello que puede ser término de una enunciación afirmativa de verdad no tiene que corresponderse con algo real, como es el caso de las negaciones y las privaciones, de las que se puede decir que son entes sin que se correspondan con nada de la realidad. Por ejemplo, se puede afirmar con verdad que “Sócrates es no-blanco” o que “Sócrates es ciego”, sin que la negación de la blancura ni la privación de la vista sean cosas reales, aunque están en Sócrates y se predican con la cópula “es”.

Añade santo Tomás que el término “ente” en este segundo sentido no incluye el concepto de “esencia”, porque entes en este sentido como la privación o la negación no tienen esencia. Sin embargo, el concepto de esencia sí está incluido en el de ente en el primer sentido, cuando la predicación categorial de “ente” tiene correlación con la realidad. Teniendo en cuenta que el ente, en este significado estricto, que es el suyo propio, se divide en diez géneros o categorías, santo Tomás propone una definición de esencia que sea común a cada uno de estos géneros. Dice así:

En consecuencia el término esencia no se toma del ente entendido según el modo segundo, porque conforme a este modo se llaman entes algunas cosas que no tienen esencia, como resulta evidente en las privaciones; sino que se toma la esencia del ente dicho en el modo primero. Por ello el Comentador (i. e. Averroes) dice, glosando ese mismo texto, que «el ente dicho según el modo primero es aquello que significa la esencia de la cosa». Y puesto que, como ya se ha observado, el ente dicho de este modo se divide en los diez géneros, se sigue que la esencia significa algo común a todas las naturalezas por las cuales (per quas) los diversos entes se clasifican en diversos géneros y especies, al modo como la humanidad es la esencia del hombre, y así en los demás casos (c. 1,4).

La esencia, pues, es lo que se predica “ente” según los diez predicamentos o categorías, aquí llamados “géneros”. Ni el concepto de ente ni el de esencia son propiamente géneros, sino más bien conceptos transgenéricos que se aplican a todos los géneros. La esencia, como tal esencia, es común en cuanto es un universal que define lo que son una serie de naturalezas que pertenecen al mismo género o especie, como “humanidad” define lo que tienen en común los “hombres”.

Tras esta primera aproximación a la definición de ente y esencia, santo Tomás intenta una definición más precisa de esencia, tomando en consideración además otros nombres que se emplean para designarla: quidditas, forma y naturaleza. Dice:

Y porque aquello por lo que una cosa se constituye en su propio género o especie es lo que se significa por la definición, la cual indica qué (quid) es la cosa, el término esencia ha sido cambiado por los filósofos en el de quiddidad; y esto es lo que con frecuencia el filósofo llama «el ser de aquello que era» (quod quid erat esse)[1], es decir, aquello por lo cual una cosa es tal cosa (hoc per quod aliquid habet esse quid). También se llama “forma” (forma), en el sentido en que por la forma, como dice Avicena en el libro segundo de su Metafísica, se significa la “certeza de cada cosa” (certitudo uniuscuiusque rei). Esto se dice también con otro nombre, “naturaleza”, tomando este nombre según el primero de los cuatro modos que distingue Boecio en el tratado Sobre las dos naturalezas, es decir, en cuanto se dice naturaleza a todo aquello que puede ser concebido de algún modo por el entendimiento. Pues una cosa no es inteligible sino por su definición y su esencia: y así también dice el Filósofo en el libro V de la Metafísica (1014b 36ss.) que toda sustancia es naturaleza (omnis substantia est natura)[2]. Sin embargo el término naturaleza tomada de este modo parece significar la esencia de la cosa en cuanto está ordenada a su operación propia, ya que ninguna cosa está privada de su propia operación (propia operatione destituatur). El nombre de quiddidad se toma de aquello que se significa por la definición (ex hoc quod per diffinitionem significatur), en cambio, “esencia” se dice en cuanto que por ella y en ella el ente tiene ser (per eam et in ea ens habet esse) (c. 1,5).

Como vemos, santo Tomás empieza por definir la esencia como aquello que expresa la definición, a saber, aquello que constituye

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