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INTRODUCCIÓN A LA FILOSOFÍA DE SANTO TOMAS DE AQUINO

Enviado por   •  12 de Diciembre de 2017  •  1.227 Palabras (5 Páginas)  •  476 Visitas

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Evidentemente, Santo Tomás no fue de ninguna manera el primer pensador cristiano, ni el único en su tiempo, que reflexionó sobre la relación entre la doctrina revelada y la filosofía. Los pensadores del siglo XIII prestaron especial atención al lugar que ocupan la filosofía y la teología con respecto a la concepción aristotélica de “ciencia”, tal como ésta se define en los Segundos Analíticos. Sin embargo, su opinión de que la teología es una ciencia le plantea un problema sobre la forma en la que difiere de la parte de la ciencia filosófica que trata de Dios, y que Aristóteles llama a veces “teología”. Es cierto que se diferencian por el hecho de que una es revelada y la otra es obra de la razón natural, pero esto es sólo una respuesta parcial. Pues las distintas ciencias han de diferir también en sus objetos propios. Si, como sostiene Tomás, el tema de la teología (la doctrina sagrada) es Dios, entonces, a pesar de su nombre, la “teología” filosófica debe tener algún otro objeto propio. Si habla de Dios, esto debe ser sólo porque y en la medida en que Él pertenece al estudio de ese otro objeto.

¿Cuál es el objeto de la “teología” de Aristóteles? Esta cuestión fue en sí misma tema de discusión en la Edad Media. Todos coinciden en que la teología de Aristóteles es la ciencia establecida en la Metafísica. Como no sabían que los escritos contenidos en la Metafísica fueron reunidos bajo ese título sólo después de la muerte de Aristóteles, asumen sencillamente, que todo en el libro concierne a una sola ciencia. Ahora, en algunos lugares de la Metafísica, parece que objeto de esta ciencia son las “primeras causas”; en otros lugares, el objeto parece ser el “ser” en cuanto ser; y en otros, las “sustancias separadas” divinas —es decir, los seres incorpóreos, vivos e inmortales, de los que depende la realidad visible-. El objeto de una ciencia, dice, es esa naturaleza cuyas causas y atributos se investigan en dicha ciencia. Las causas no son sujeto de la ciencia; más bien, conocerlas es el fin o meta de la ciencia. Mediante el estudio del ser, la metafísica es llevada a la consideración de lo divino como a su causa primera y universal.

Por tanto y para concluir , hay espacio para otra “teología”, cuyo objeto es la naturaleza divina misma. Esa ciencia debe ser revelada, no puede ser obra de la razón humana. Santo Tomás niega que la razón natural pueda alguna vez alcanzar una comprensión adecuada de la naturaleza de cualquier sustancia puramente incorpórea, menos aún de Dios, como para ser capaz de generar una ciencia que tenga esa naturaleza por tema. Piensa que la opinión de Aristóteles, con la que está de acuerdo, es que la comprensión natural de la mente humana está siempre ligada a las imágenes de las cosas sensibles. Con sus solas fuerzas puede conocer a Dios sólo a través de los fantasmas de sus, es decir, precisamente, como causa de algún otro objeto. Sólo Dios mismo y aquellos que disfrutan de la visión sobrenatural de su esencia, conocen su naturaleza como es en sí misma. Por revelación se nos comunica algo de ese conocimiento. Participamos de él al modo en que el estudiante que todavía no domina una materia participa del conocimiento que su maestro tiene de la misma, a saber, recibiendo instrucción del maestro y creyendo en ella. Incluso para la idea de la fe como una forma de compartir conocimiento, Santo Tomás se apoya en Aristóteles, que dice que «el que quiera aprender debe creer».

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