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Moralidad según Santo Tomas de Aquino

Enviado por   •  1 de Marzo de 2018  •  4.553 Palabras (19 Páginas)  •  451 Visitas

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Para Bárbara nuestra adolescente entrevistada, cuando se le mencionó este tema señaló -“es lo que nos rige a todos a hacer lo correcto e incorrecto, guiado por un común en la sociedad… Sin embargo, también creo que cada uno tiene una moral propia, la cual se ha ido forjando con el tiempo a lo largo de su vida y sus aprendizajes.”(Aguilar, 2015)

Ambos entrevistados dejan a entrever con su respuesta, que la educación moral es un conjunto de acciones o conductas tanto personales como sociales, que nos orientan hacía un bien común.

Los postulados de Santo Tomás de Aquino con respecto a la educación moral se remontan a la época de Aristóteles, utilizando a este filósofo como exponente de apoyo a su teoría. Santo Tomás distingue, al igual que Aristóteles, dos clases de virtudes: las morales y las intelectuales. Por virtud entiende también un hábito selectivo de la razón donde se lleva a cabo la repetición de actos buenos y, al igual que para Aristóteles, la virtud consiste en un término medio, de conformidad con la razón. Con respecto a la razón, le corresponde al pensamiento que dirige el hombre hacía su fin, y el fin del hombre ha de estar acorde con su naturaleza, el hombre es quien decide la conducta a seguir.

En cuanto a la mirada de la joven sobre la virtud, ésta opina: “son algo único de cada persona, las cuales lo definen en su entorno y para todo aquello que son buenos. Asimismo, estas son fundamentales para formar su identidad como individuo inserto en la sociedad y su reconocimiento por esto.”(Aguilar, 2015).

Según la opinión del psicólogo: “las virtudes son disposiciones personales que nos orientan al bien. El hombre virtuoso, evidencia ciertas cualidades que le permiten realizar obras bondadosas consigo mismo y los demás. Son de alguna manera, el medio que nos permite hacer realidad los valores morales”.

Refiriéndonos al concepto de virtud que manejan nuestros dos entrevistados, podemos decir que ambos consideran a la virtud como algo personal, que va orientado hacía un bien común, es decir, a realizar buenos actos para mí satisfacción y la de los demás.

Para Santo Tomás de Aquino dentro de las llamadas virtudes morales se logra distinguir sub áreas como justicia de la voluntad, fortaleza y templanza, siendo esta última la de mayor importancia dentro de nuestra investigación, ya que es, de donde se desprenden los términos Castidad y Pudor.

La castidad, suele definirse como la virtud que valora la sexualidad humana en sus significados y la inserta en el proyecto de maduración interpersonal. Para Santo Tomás, la castidad es la virtud por medio de la cual el hombre domina y regula el deseo sexual según las exigencias de la razón. La esencia de la castidad consiste en poder establecer un equilibrio psicosexual entre el valor de la persona y toda reacción que se produce ante los valores del cuerpo y del sexo. De esta manera, la castidad verdadera no puede llevar a que se produzca un menosprecio del cuerpo ni de la vida sexual, sino la fuerza interior y espiritual que libera a la sexualidad de sus elementos negativos como lo son: el egoísmo, la agresividad y el atropello; y la promueve a la plenitud del amor auténtico. En otras palabras es, la valorización de la sexualidad como la afectividad leal, comprometida, respetuosa de la situación de cada uno. En general, es la maduración interpersonal afectiva en armonía de los valores.

Sin embargo, hoy en día está muy mal usado el término de castidad, ya que ha perdido casi por completo su significado y su valor positivo. Muchas personas se refieren a castidad como la abstinencia por completo del ejercicio sexual o de las personas que esperan hasta el matrimonio para tener relaciones sexuales. La visión actual que se tiene de la sexualidad es totalmente personalista, lo cual no corresponde a la visión tomista de la castidad, la cual tampoco es el rechazo de la sexualidad o del placer sexual, sino la actitud de transparencia, respecto de la persona de sexo diferente, es decir el amor y respeto hacia el otro. Según el psicólogo “la castidad, más que abstinencia, es dominio consiente y libre de aquellos deseos que nos apartan de una sexualidad madura, es decir, de una sexualidad, en que ponemos lo mejor de nosotros mismos/as – como hombres o mujeres – al servicio generoso de los demás y al amor de los demás”. (Guerra, 2015)

Cuando se le pregunta a Bárbara de esta área, ella nos señala “es conocerme a mí mismo como persona y también conocer a mi pareja en cuanto se refiere a nuestros gustos y placeres, para así mantener una vida íntima plena y de mutuo acuerdo con el consentimiento de ambos en la realización y exploraciones de nuevas sensaciones, para así mantener la pureza de aquellos actos.”(Aguilar, 2015)

Es destacable la respuesta de la adolescente, ya que se encuentra enormemente ligada a la visión tomasina, sin castigar la sexualidad y destacando que existe un otro en las relaciones, dejando de centralizar el concepto en un bien propio, para llegar a ligarlo con un bien de pareja, lo cual demuestra la madurez y también la formación acorde, que tuvo con respecto a una educación moral.

Por otro parte, se encuentra el pudor, el cual es un sentimiento característico de la persona, el pudor suele confundirse con la vergüenza, pero el pudor se relaciona más bien con la sexualidad, es decir, qué hace significativas y relevantes las intenciones de las personas en su modo de vestirse, de comportarse, las miradas y gestos que realiza, sus conversaciones, cómo utiliza los medios de comunicación, etc. Todo un conjunto de circunstancias que se relacionan más o menos con el impulso sexual. Lo esencial del pudor es, precisamente, la intencionalidad que pretende evitar, el uso del cuerpo. En general, se trata de respetar al otro, y con eso respetarse a uno mismo, provocando un interés y aprecio por la otra persona, con lo cual se está queriendo promover el amor personal. La joven, como muchos liga el pudor al sentimiento de vergüenza y no al juego de complicidad que uno puede desarrollar con sí mismo, o bien, con un otro. La joven nos señala “Creo que el pudor es aquella barrera que tiene el ser humano en relación con la vergüenza o el ridículo, en torno a su cuerpo o acciones y lo que hace con él frente a una sociedad o personas.” (Aguilar, 2015)

Por otra parte Felipe expresa: “Creo que no es otra cosa que conducirnos con recato, con moderación e incluso con prudencia. La persona pudorosa lo es en sus acciones y en sus pensamientos, pues evita aquellas/os que no la dignifican a ella y a los demás”. (Guerra, 2015)

De acuerdo a las respuestas extraídas de las entrevistas, si bien

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