El Conde de Montecristo - La alegoría del poder
Enviado por Rebecca • 19 de Junio de 2018 • 1.459 Palabras (6 Páginas) • 432 Visitas
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Me recuerdan, estas novelescas situaciones, a una clásica frase atribuida a Genghis Khan (guerrero y conquistador mongol), la cual declaraba a sus enemigos de guerra y detractores, y que profesa lo siguiente: “Yo soy el castigo de dios. Si no hubieras cometido sacrilegio, dios no hubiera mandado castigo como yo sobre ti”.
En el propio libro, hay un momento, cuando Montecristo ve que el pequeño Edouard ha fallecido, se plantea si lo que está haciendo está bien o mal; el personaje se viene abajo moralmente y Dumas escribe explícitamente que Montecristo había rebasado unos límites… Pero debemos prestar atención, porque al final del libro, y tras la dicha muerte del pequeño Edouard, Montecristo vuelve a visitar (como turista) la prisión de If. En ese capítulo se dan unos actos filosófico-simbólicos que hay que saber ver. En la pared de su vieja celda ve una escritura: “Dios mío, conservarme la memoria”. Fue escrito en la pared por el joven Edmond preso en sus días que creía enloquecer. Sin embargo Montecristo lo toma como un mensaje desde el pasado: “No olvides”. Y después, en la celda del abate de Faria, justo cuando pide una señal sobre si ha obrado bien o mal, lee unas líneas del anciano: “Lucha contra el león y el dragón, pero quítales sus colmillos y sus garras”. Estos mensajes reafirman las convicciones de
Montecristo totalmente. El lector debe de caer en la cuenta, aunque no lo remache Dumas, que el protagonista ha hecho eso: les ha quitado las garras y los colmillos a sus enemigos; o sea, que los ha desprovisto de sus armas y su poder, pero no los ha asesinado. Unos han sucumbido ante la deshonra, otros a la locura, otros a la pobreza; pero ninguno ha sufrido en la misma medida que lo hizo el joven Edmond. Por lo cual, además de haberles dado un justo castigo, se pone de manifiesto que también los perdona.
DATOS ADICIONALES EXTRAÍDOS DIRECTAMENTE DE INTERNET
La historia tiene lugar en Francia, Italia y varias islas del Mediterráneo durante los hechos históricos de 1814–1838 (Los Cien Días del gobierno de Napoleón I, el reinado de Luis XVIII de Francia, de Carlos X de Francia y el reinado de Luis Felipe I de Francia).
Trata sobre todo los temas de la justicia, la venganza, la piedad y el perdón y está contada en el estilo de una historia de aventuras.
El Conde de Montecristo fue publicado originalmente en Journal Des Débats en dieciocho partes. La publicación funcionó del 28 de agosto de 1844 hasta el 15 de enero de 1846. Primero fue publicado en París por Pétion en 18 volúmenes (1844-5). Las versiones completas de la novela en el francés original fueron publicadas durante el siglo XIX.
CONCLUSIONES
Esta excelsa historia trata la historia de un mito (muy similar a lo que se conoce como el mito del ave fénix) que logra salir de la desesperación en la que estaba inmerso y con gran frialdad lleva a cabo un plan extraordinario de venganza. Inclusive, hay quienes afirman que tiene una lectura más profunda que trata del cambio de personalidad que sufre el personaje principal y cómo se justifica la existencia del mismo, sumergiéndonos en su filosofía.
Quiero confesar que cuando estaba llegando al último capítulo, un emocionante sentimiento de alegría, descanso y nostalgia empezaba a apoderarse de mí. Las despedidas finales de algunos personajes, el recuentro inesperado de otros, la vista atrás hacia el pasado, la nostalgia, las palabras filosóficas finales. Un epílogo final que no deja indiferente a cualquiera que haya disfrutado el libro y haya sentido las vidas de sus personajes.
En el año 2002, la novela fue llevada al cine de la mano de su director, Kevin Reynolds. Protagonizada por James Caviezel, Guy Pearce, Richard Harris y James Frain entre otros, la película es muy buena, pero no se compara con el libro. Te recomiendo que primero leas el libro y después aprecies la película, ya que de esta manera no limitarás tu imaginación al disfrutar del libro.
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