El Conde Lucanor : Entre el didactismo y el relativismo, entre la ‘Edad Media’ y la ‘modernidad’.
Enviado por Mikki • 26 de Marzo de 2018 • 1.471 Palabras (6 Páginas) • 801 Visitas
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El espacio para la ambigüedad interpretativa aparece ya en el mismo prólogo en el que el autor menciona las distintas caras del hombre que ‘non semejan las unas con las otras’ y repara en el hecho de que “ningún omne non se semeja del todo en la voluntad nin la intención con otro” dando a entender, por otro lado, que cada persona debería aprovechar sus palabras como más le convenga o mejor entienda. Como las caras distintas (el libre albedrío), también redundan en la ambivalencia y la contradicción no sólo algunos exenplos de la primera parte, sino los proverbios recogidos en segundo apartado o ‘libro’ (partes II-IV). Muestra de esta ambigüedad didáctica son los siguientes proverbios, de los que se desprende también humor e la ironía: “ay verdat buena et ay verdat mala” o “ tanto empeece a vegadas la mala palabra como la mala obra”, o “ del fablar viene mucho bien, del fablar viene mucho mal”, “todas las cosas paresçen bien et son buenas, et paresçen mal y son malas, et paresçen bien et son malas, et paresçen bien et son malas”. Queda claro, aquí, el carácter equívoco del ‘didactismo’ en el CL.
Es justamente esta ambigüedad, esta porosidad y permeabilidad entre lo bueno y lo malo, entre la verdad y la apariencia, la que también se transmite a nivel puramente textual y narrativo. En este sentido, llama la atención la metalepsis – o mezcla de marcos narrativos- que se observa en el desarrollo del CL y que bien podría ser precursora de la gran obra cervantina El Quijote[8]. Sin entrar en analizar el proceso de ósmosis literaria que se desarrolla en el CL entre el autor-narrador implícito[9]del prólogo (que representa la voz de Juan Manuel) y el personaje de Patronio (diegético con respecto a Don Juan Manuel-narrador), uno de los ejemplos quizás más claros de metalepsis llega en la tercera y última parte de la obra. Para poder entenderlo mejor es necesario hacer referencia al comienzo de la sección anterior, o ‘el segundo libro’. La parte proverbial comienza con la voz del propio Don Juan Manuel como autor-narrador y nos advierte de que va a relatar “eixenplos más oscuros” porque un gran amigo suyo, ‘Jayme, señor de Xérica’, así se lo le ha pedido. Seguidamente la narración se desarrolla dentro del marco dialógico entre los personajes de ‘ficción’, Patronio y el Conde Lucanor; macro con el que empieza directamente la tercera parte llamada doctrinal. Justamente en este ‘tercer libro’ es cuando se produce una metalepsis clara: Patronio cita al propio Don Juan Manuel y a su amigo Jayme rompiendo, de esta manera, la membrana entre niveles o marcos narrativos: “ por talante que don Johán ovo de conplir talante de don Jayme, dígovos que non quiero fablar ya en este libro de enxienplos nin de proverbios […]”.
Con todo, El Conde Lucanor es desde mi perspectiva una obra que permanece lejos de poder ser categorizada desde preceptos constreñidos de la Edad Media. Por el contrario, se abre hacia la concepción que tenemos de modernidad, y más concretamente de la literatura modera, en donde el juego y la ambigüedad son mejor recibidos y reconocidos.
Información extraída de:
*Disciusiones en clase
Burgoyne, Jonathan. Reading the Exemplum Right: Fixing the Meaning of ‘El Conde Lucanor’. Chapel Hill: UNC, 2007. Impreso.
Macpherson, Ian. “Dios y el mundo—the Didacticism of El Conde Lucanor”.Romance Philology 24.1 (1970): 27-38. Impreso.
Menocal, María Rosa. “Life Itself: Storytelling as the Tradition of Openness in theConde Lucanor”. Oral Tradition and Hispanic Literature: Essays in Honor of Samuel G. Armistead. Eds. Armistead, Samuel G. y Mishael Caspi. New York: Garland, 1995. 469-495. Impreso.
Juan Manuel, Infante de Castilla. El conde Lucanor. Barcelona: Crítica, 1994. Impreso.
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