El tabaquismo ensayo

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El estado propicia conductas saludables, pero también se me configura mi libertad de ser. La manifestación y significación de mi conducta se desenvuelve en el espacio, ¿Cuál es mi relación con la superficie y mi adicción? El fumar va más allá del nombramiento y la significación, y como sujeto me planteo esta problemática y reflexiono a partir de mi espacialidad, o por lo menos de este espacio que ensancho al prender un cigarrillo “mi ritornelo” si lo pensamos desde una lógica de estado, entonces podemos decir que esta ha absorbido el orden y ha propuesto un cotidiano nuevo y a pesar de los muchos planteamientos que existen al respecto, tanto médicos como psicológicos ninguno de estos plantea un problema directo a la norma, quizá porque el tabaquismo, ha proporcionado un estigma que se ha disuelto con el tiempo y es parte de nuestro imaginario colectivo. La adicción a la nicotina abre en mí un gran debate que se sujeta directamente a mi propia subjetividad. Subjetividad que está ligada directamente a mi adicción, es entonces cuando me vuelvo incapaz de asumir una postura que dialogue con los movimientos que hoy en día se llevan a cabo para desarraigar este hábito.

Conclusión:

A veces el solo hecho de fumar puede liberar cierto estrés de mí, y asumo que en muchas personas más, y sí. Me convierto en otra al momento de prender un tabaco, prenderlo, y botar caladas de humo... Sentirme la persona más “genial” en ese instante, y claro, me encierro en mi burbuja y expreso mi “dolor” de tal manera, como lo dije al principio, cuando fumo me uno al mundo y me confundo con él. Y mi adicción comienza, y fumo sin parar por el simple hecho de huir de muchas cosas, de liberar muchas cosas, y tal vez por una hora o dos calmar un poco mi adicción. Siendo “presa” de este a diario, acercándome más a la muerte tan solo por “liberar” cierto estrés.

Referencias bibliográficas:

* Deleuze, Gilles, Félix Guattari. Mil Mesetas. Valencia: PRE-TEXTOS, 1994.