Ensayo El Naranjo. Sueños y deseos

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“Cuando los españoles se hubieron instalado, luego interrogaron a Motecuhzoma tocante a los recursos y reservas de la ciudad: las insignias guerreras, los escudos; mucho le rebuscaban y mucho la requerían el oro. “

“… Inmediatamente fue desprendido de todos los escudos el oro, lo mismo que de todas las insignias.”

“… Y anduvieron por todas partes, anduvieron hurgando, rebuscaron la casa del tesoro, los almacenes, y se adueñaron de todo lo que vieron, de todo lo que les pareció hermoso”

Cortés regresó a España cargado de riquezas y éxito, pero claro, nada es tan sencillo como parece, sus intereses se oponían a los de la corona, los reyes no iban a permitir que los conquistadores se proclamaran dueños de las tierras conquistadas ni que se apropiaran de la mayor parte de la riqueza.

El estado pedía el pago del “quinto” y la propiedad de todas las tierras para hacer su reino más grande que los de otras naciones, también se encargaba de dar créditos a los conquistadores para realizar su empresa, y generalmente los conquistadores se endeudaban porque ofrecían como pago lo que ganarían al regresar.

¿Al final que le quedó a Cortés? La corona no le reconoció los títulos y tierras que él había ganado a base de valentía y resistencia. Intentó repetir sus hazañas de conquista en Honduras, pero las cosas no le fueron favorables. Llegado a este punto uno se pregunta cómo es que Cortés aún buscaba más de lo que ya tenía y no le bastó con lo logrado antes. Al final no lo dejaron volver a su México, y nuestro personaje murió en medio de deudas y papeles; así lo mencionan en el cuento de los Dos Martines en el libro El Naranjo de Carlos Fuentes.

Después de analizar estas situaciones, es conveniente reflexionar acerca de la ambición del ser humano. ¿Cuánto es suficiente? ¿Hasta dónde es capaz de llegar para lograr sus objetivos? Y ¿qué más destruirá para obtener un beneficio propio? ¿A caso no fueron suficientes los miles de indígenas asesinados para apropiarse de sus tierras y riquezas?

¿Seguiremos sacrificando nuestra cultura, historia y ecosistemas para obtener otro centro turístico? ¿Cuánto de nosotros dejaremos atrás para obtener recursos materiales y económicos?