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Esumen San Agutin- verano 2015.

Enviado por   •  19 de Diciembre de 2017  •  3.079 Palabras (13 Páginas)  •  307 Visitas

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El hombre reconoce su propia naturaleza, la divina y creado por Dios. Sin embargo, jal ser creado se le reconoce la propia naturaleza del mal procede – actitud negativa apoyada por visión de mundo – “de la mala voluntad”. Con esta acción se destila toda una corriente de vicios, contrariedades, dificultades que incurren en esta nueva naturaleza producto de la mala voluntad.

El pleno ejercicio de la voluntad esta íntimamente atado al libre albedrio. Es en ella donde se obra la esencia demostrando pleno dominio e independencia de juicio. Es desde aquí que el hombre escoge su tipo de proceder: buena o mala voluntad.

Dentro de la mala voluntad se hace referencia a lo que podríamos denominar la seducción y la persuasión de Eva y Adán por parte de la serpiente, quien prefirió actuar a través de la mujer. Aunque la provocada y tentada fue la mujer, recibe también culpabilidad Adán, aunque no fue directamente por parte de a serpiente, sino porque vio y consintió la actitud de la mujer por encima de la directriz de Dios. De esta manera heredan ambos el pecado producto de su desobediencia.

Cap. XII

San Agustín da una rotunda preponderancia al valor intrínseco de la naturaleza humana. La cual como el apunta n “se mudo con la otra naturaleza del pecado”, ya que el hombre es una criatura racional, a pesar de las faltas o culpas en las ejecutorias de su vida como parte de su obrar desde su libertad.

Sin embargo, sostiene que ante la abundancia de alimento que tenia a su alrededor, su desobediencia no radica en violentar su propia naturaleza creada, sino el seleccionar y escuchar otra voz que la indujo a violentar un mandato, una directriz, viéndose posteriormente, guardando como principio sagrado la palabra de su Creador.

Cap. XIII

Antes de incursionar en el pecado y de entrar en la mala voluntad, se hace referencia al pleno ejercicio de la satisfacción de uno mismo, anteponiendo el bien de si – en relación de Adán hacia Eva – por encima de la directriz del Creador. Esta satisfacción de si mismo es enraizada desde la etiología de la soberbia porque la buena voluntad esta cimentada en el amor procurando en todo momento el bienestar del otro. Este bienestar del otro, desde el amor, reflejara la humildad y la sugestión a aquel que inspira y nos dota de vida: Dios.

Cuando se obra desde la humildad somos enaltecidos, no por superioridad, sino por obediencia y reconociendo como santos de Dios, al “Hijo por quien fueron hechas todas la cosas creadas, y quien no ostento soberbia alguna, al contrario se sometió siendo exaltado por el Padre como hemos de serlo cada uno de nosotros, en la medida de lo posible que obremos en rectitud.

Cap. XIV

La excusa es inexcusable. Ante esto se pone el hecho de que todo proceder, como parte del acto no deber escusado, porque es dar larga al asunto producto de la soberbia y peor aun fuera de toda intención del perdón.

Se destaca que la excusa lo que busca es atemperar el hecho no a la responsabilidad que atañe a la persona, sino al otro, en alegada referencia al incumplimiento.

Cap. XV

Ante el reconocimiento de todas las cosas que tenían los primeros padres (Adán y Eva) en el Paraíso y el dominio que les fue delegado sobre todas las cosas, ejerciendo autoridad y sabiduría, así como la obtención de una vida duradera y perfecta se convierte por la desobediencia en “desertores de la vida eterna”.

Esta deserción no es otra cosa que la falta al mandamiento puntual establecido por Dios, en la cual se denotaba la falta de obediencia y subordinación a El. Este gesto de desobediencia se cataloga como un acto que condujo a una muerte eterna y abominable teniendo como resultado el presentar como el “protoevangelio” (Gn. 3, 15), a quien habría de pisotear la cabeza de la serpiente, destronándola de su trono.

Agustín hace una correlación entre el animo y la carne, en la cual ambas forman parte de la naturaleza humana. La carne es vista como la esencia de todo tipo de tristeza, dolor, muerte, deleite, pasión, deseos y el apetito sexual. Por su parte el animo como una facultad de alma, la cual se presenta como un espíritu de aliento y empuje en el proceder humano.

Cap. XVI

Dentro de las diversas manifestaciones que tiene el ser humano como parte de su conducta, entiéndase en los distintos apetitos que proceden de la carne, lo califica como “libido”. A estos los catalogo como vicios que redundan en manifestaciones que doblegan a la persona en una mezcla del animo y la carne, teniendo como resultado la validez de su carácter el cual seria, en cierta manera, menguado.

Cap. XVII

Cuando el conocimiento no es parte de la inviolabilidad de la ley todo discurre bien, sin pena, vergüenza y juicio. Este es el caso de la vergüenza y estupor que experimentan los primeros padres al darse cuenta de su desnudez al momento de descubrirse el uno al otro su estado de actitud como parte del velo de conciencia que se discurrió al momento de su desobediencia.

Este darse cuenta es producto del propio alejamiento que estos hicieron de la Gracia divina. (No es el caso de que ellos eligieron “a priori” alejarse de la gracia, sino que es producto del distanciamiento que se produce una vez violentan un principio divino como fue el incumplimiento de un mandato). Ante esto la vergüenza y confusión se apoderan de ellos reconociendo que su acto fue uno de infidelidad a El.

Cap. XVIII

El deseo de la carne es vista al momento de su ejecución como el momento mas adecuado para que no haya testigo y de haberlo, ya no importa, porque lo que interesa es la mera complacencia. Quienes aman lo hacen siempre en beneficio reciproco (desde el otro) y aun cuando se obtienen sus resultados, que son buenos y ejemplo a emular son también reconocidos desde el respeto y la consideración. Cuando es al revés, desde la carne, se pierde todo pudor.

Cap. XIX

La razón es la facultad del intelecto humano por la cual se debe regir todo ser pensante mediante la coherencia del pensamiento y la lógica. Establece el autor que “la ira como el apetito sexual eran vistos como dos partes viciosas del alma” (después del Paraíso) por la manera en que estas transitan en el mover de la persona causando todo desdén.

Agustin expone que aun los que viven rectamente también experimentan esta situación. Sin embargo, hace

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