Filosofía paralelos entre Platón Lie Tse

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Cabalmente, alerta a Lie Tse sobre este axioma al afirmar que de esa forma, los actos de una persona estarán bien encaminados si se procede con tal discernimiento.

De igual modo, Sócrates manifiesta cual es su tarea específica en el mundo:

Así, me parece que el dios me ha aplicado a la ciudad de un modo análogo, para que los despierte, persuada y reproche a cada uno en particular, sin cesar el día entero, siguiéndolos por todas partes […] yo vengo a ser alguien que ha sido donado a la ciudad por el dios […] acudiendo a cada uno particularmente, como un padre o un hermano mayor, para persuadirlo de que se ocupe de su perfección.” (Platón; 151-152)

Sócrates al ser señalado como el más sabio entre todos los hombres, lejos de aceptar este lugar que le adjudicaban, se dispone a hacer un recorrido en el que visita a los demás hombres considerados sabios para probar si realmente era digno de ocupar esa posición.

Después de presentarse ante políticos, poetas y artesanos, y luego de haber realizado su respectivo interrogatorio, llegó a la conclusión de que él era el más sabio de todos, justamente porque no creía que por el hecho de saber más que el resto de las personas (ya sea con respecto de las disciplinas propias, como acerca de creencias sobrenaturales)

se podía definir a alguien de ese modo.

De igual manera, Lie Tse durante tres años indagó sobre el hecho del porqué acertaba el tiro al banco, no conformándose solo con acertar sino con los “principios” concretos que lo llevaban a ese “acertar”.

También se le recuerda a Lie Tse que no deje que se pierda su práctica, asimismo, Sócrates afirmaba “todavía hoy sigo buscando e indagando, de acuerdo con el dios, a los conciudadanos y extranjeros que pienso que son sabios […]” (Platón; 131)

Se concluye que es debido al entendimiento de la tarea que desempeñamos en la vida que se logra alcanzar la sabiduría; en el caso de Lie Tse el aprender el arte del tiro con arco, y en el de Sócrates la permanente exploración de la reflexión y perfección del alma.

Indistintamente del tiempo que tal tarea conlleve, en uno tres años, en el otro toda la vida, cabe destacar, que es solo a través de esa constante dialéctica entre convicción-conocimiento, en la que el hombre podrá establecerse como un ser dinámico; en cuyo estadio es el sentido que adquiere el hecho de “mejorarse” día a día, el que le otorga la comprensión acerca del rol que ejerce.

No obstante, al reconocer que esa tarea implica un continuo devenir basado en la constancia y la búsqueda, estas se consolidan como la principal vía de acceso en todos los órdenes y roles que ocupa el ser humano en el mundo.