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Antecedentes Del Desarrollo Industrial En Francia

Enviado por   •  5 de Enero de 2018  •  4.287 Palabras (18 Páginas)  •  493 Visitas

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En el reinado de Luis XV cerca de la década de 1760 en Francia, se da un impulso en la economía, uno de los primeros brotes industriales, de lo que se podría llamar de revolución económica temprana que se componía de varios aspectos: la banca vuelve a tomar confianza sobre la sociedad gracias a su prosperidad, el cual dominan los bancos privados sin aun imponerse un banco central; la organización de grandes empresas como por ejemplo las que se organizaron para la explotación de las minas de carbón, caracterizándose desde sus inicios bastantes inversiones de capital; además Francia importaba de Inglaterra constantemente innovaciones técnicas (hasta venían los propios ingleses en busca de fortuna) que sería aplicadas en beneficio de la agricultura, la industria y el comercio, rescatándose la introducción de cultivos forrajeros, desaparición de los barbechos, telares mecánicos, maquinas de hilar, máquina de vapor y el incremento de exportaciones. Pero por supuesto en conjunto beneficiaba a la burguesía loca por la riqueza, que según como nos lo cuenta André Ribard (1941) a razón de sus éxitos económicos, comenzaron a exigir a la monarquía mediante proyectos de reforma al estado, sus libertades para comerciar y laborar, sin embargo estos eran ignorados. Posteriormente muere Luis XV, subiendo al trono Luis XVI y en este mandato llegan varios ministros que influyen sobre la sociedad económica. El primero de ellos era un fisiócrata Anne Robert Jacques Turgot que en su ministerio pone de frente su doctrina económica (la fisiocracia), buscando un descenso del gasto del estado y de su intervención en el mercado, descenso de los empréstitos, grandes reformas agrarias y libre circulación de productos agrícolas como el trigo, las cuales fueron amigas para muchos burgueses pero enemigas de lo que quería la corte, el parlamento y los acaparadores del trigo (nobles), que a la larga acabaría con su ministerio. El segundo ministerio estuvo a cargo de Jacques Necker, el cual volvió a recurrir a medidas donde el estado toma partido sobre el mercado y el comercio. Terminó con su ministerio ante la calumnia de sus opositores. El tercer ministerio fue Charles Alexandre de Calonne, quien fue un opositor de Necker, el cual volvió a liberar el comercio interior, a tomar políticas de empréstitos y gastos, y a tomar medidas parecidas a las de sus antecesores. Ante las ineficiencias de su ministerio, Luis XVI terminó despidiéndolo.

Esto desemboca en un notable despilfarro de dinero en el estado, que provoco no solo una crisis financiera interna, sino una crisis industrial que amenazaba con lo inesperado. Esta crisis acuñada sobre la industria y en sector agrícola, generó el descontento de la población que, según André Ribard (1941) fue atribuido a la dominación de los mercados por Inglaterra, al tránsito de mano de obra a la ciudad, generando escases de estos recursos en el sector agrícola, que para variar afectó los precios del grano y sobre alimentos esenciales como la carne y el pan; y en la ciudad los bajos salarios y las deteriorables condiciones de trabajo impedía un estado de bienestar en el proletariado. Ante esto se levantaron distintas huelgas, tanto en el campo como en la ciudad.

Luis XVI decidió volver a convocar a los Estados Generales para poder realizar las debidas reformas fiscales necesarias para Francia y podérselas imponer. Tras este sorprendente encuentro el 5 de mayo de 1789, el tercer estado en un aire de revolución y ante un conflicto con los nobles y el clero, resuelve crear una Asamblea nacional que no solo la constituía el tercer estado, sino igualmente de pequeños nobles, curas y al mismo pueblo. La burguesía reunida por fin, decide crear una constitución que liderara al pueblo. Días después el pueblo se toma de la Bastilla (14 de julio de 1789) y la burguesía se toma la administración de Paris y crea la guardia nacional burguesa, las cuales son muestra de la organización en el poder de esta clase aun frente al rey. Esto repercutió en las ciudades y en el campo, que se desarrolla como la revelación de los campesinos, pretendiendo abolir los derechos feudales, y el temor de la aristocracia. El 4 de agosto de 1789 se anuncia la abolición de los derechos feudales, el diezmo y los privilegios de los gremios, y días después el anuncio de la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano. El clero, que siempre había ido de la mano con el feudalismo y la monarquía pierde también los poderes y se le confiscan sus bienes, que son prontamente vendidos y comprados por burgueses y campesinos acomodados. Además la llamada Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano no es más que un catecismo que sirve en beneficio de su clase. Luego de tanta espera, en 1791 se dio a conocer la constitución, que convertía a la monarquía absolutista en una monarquía constitucional. Indudablemente esta favorecía preferencialmente a la burguesía y junto a la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano promovía netamente la libertad por doquier, puesto que restringe la continuidad del feudalismo y promueve la libertad económica, donde aparece la tan famosa frase “laisser faire, laisser passer” poniendo el fin de la intervención gubernamental, libertad en el comercio, prohibición de los monopolios (excepto de aquellos que promovían nuevas invenciones en favor de la industria), libertad de disponer de propiedad privada, libertad para el contrato de la mano de obra y en su movimiento, y la libertad política, mediante la dominación por parte de la burguesía de la fuerza legislativa y solo concediéndole al rey el poder ejecutivo. Seguidamente, se pone fin a la monarquía tras destituir y futuramente a sentenciar a muerte, a Luis XVI, apareciendo la Primera Republica Francesa. Con este suceso y otros que no valen la pena nombrar, la burguesía triunfaba.

La burguesía tuvo demasiadas e inesperadas vicisitudes a lo largo de lo que aconteció la revolución francesa, pero acabo por afirmar su supremacía ante la nobleza, el clero y el mismo pueblo, y todo en busca de cumplir sus objetivos. Debe recalcarse que en la revolución francesa casi todos los sectores de la industria reportaron decadencia en su producción en una acción catastrófica por la inflación. Como lo confirma hacia una industria Friedlaender y Oser (1957) “las industrias suntuarias fueron particularmente afectadas, pues la gente más rica huyó del país o se le confiscaron sus propiedades” (p.103). La burguesía en esta época colocó sus ahorros en préstamos hipotecarios o en títulos de deuda pública o privada, lo que claramente seria también un detonante perjudicial para las empresas comerciales e industriales. Sin embargo otras industrias sino se mantuvieron, se beneficiaron con la revolución y pronto lo veremos, con las guerras

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