Batallón de San Patricio.

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el ejército mexicano, pero estando al mando los generales Pedro María Anaya y Manuel Rincón pudieron hacerle frente al enemigo unas horas antes de quedarse sin municiones y sin polvorín, teniendo que rendirse ante el enemigo.

Fue ahí cuando una de las frases más emblemáticas del periodo de la intervención estadounidense surgió, cuando entró al convento el general Twiggs exigió al ejército mexicano que entregarán todas las armas, pólvora y el parque, a lo que el general Anaya respondió “Si hubiera parque, no estaría usted aquí”. Por ello a pesar de que se perdió la batalla, la dirección y perseverancia del general Anaya pasó a la historia. Ahora cercano al museo de las Intervenciones, se encuentra la estación General Anaya del sistema de transporte colectivo metro haciendo alusión al general y a la batalla.

Siguiendo con el tema del Batallón de San Patricio, posteriormente a la Batalla de Churubusco los hombres que lo conformaban incluyendo al capitán O’Reilly fueron capturados y terriblemente castigados; a algunos los sentenciaron a la horca, siendo ahorcados en los pueblos de San Ángel y Mixcoac; a otros los azotaron y los marcaron en la cara con una letra D de desertores, haciéndolos trabajar de forma forzada y sin recibir alimento alguno.

Los pocos sobrevivientes a la guerra pudieron reclamar las tierras que les prometieron y otros desaparecieron.

El ejército mexicano tomó la decisión de disolver el batallón con la muerte del capitán O’Reilley en el año de 1850 en Veracruz, siendo enterrado con el nombre que tenía en muchos de los documentos que registraban los acontecimientos de la guerra, Juan Reley.

Así es como actualmente se conmemora al Batallón de San Patricio los días 12 de septiembre siendo ese día por las ejecuciones de los miembros del batallón y el 17 de marzo por el día de San Patricio, ya que gracias a la ayuda brindada al ejército mexicano la intervención estadounidense tuvo el final que ahora podemos contar.