CAUSAS GENERALES DEL MOBBING
Enviado por poland6525 • 14 de Mayo de 2018 • 1.461 Palabras (6 Páginas) • 423 Visitas
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Se va haciendo extensivo en el tiempo y en la persona que hay alrededor. La hostilidad comienza a ser constante y diaria y se acaba “enquistando”, por ser algo habitual. La dirección, en este punto ya, cree los “cotilleos” que oye de alguno de tus compañeros (poca gente, pero muy dañina). Tu reputación como acosada/o baja considerablemente y es entonces cuando se hace realmente difícil continuar en el mismo trabajo, sabiendo que has perdido “tu estatus anterior”. (Perez Peña, 2013)
Etapa 5. Denuncias
La victima harta de sufrir acoso diario, denuncia y obliga a la dirección a actuar, tachándola de problemática.
EL ACOSADOR
El perfil del acosador
Un hostigador aparenta y se muestra como un triunfador, un gran profesional, un ser divino. Sus sentimientos de grandiosidad e importancia le llevan a exagerar sus méritos, a monopolizar el éxito (incluido el ajeno), y a rebajar los logros a la contribución de los demás. Su lenguaje, en este punto, oscila siempre entre la grandilocuencia y la ridiculez. Sin embargo, un examen atento de sus resultados rebaja en mucho sus méritos. En más, si observamos bien su trabajo, nos damos cuenta de que su capacidad está muy lejos de los elogios que se dedican. (Perez Peña, 2013)
En realidad, un hostigador es:
- Un cobarde
- Un ser mediocre
- Un trepa
- Un incompetente
- Un lobo con piel de cordero
- Es una persona infeliz, pues nadie satisfecho con su se dedicaría a hacer daño a nadie.
- Es un egoísta
- Carecen de total sentido del humor
Tipos de acosador.
Los narcisistas
Se sienten muy importantes, se ven guapos, listos, los mejores; pero en el fondo, ellos quisieran tener ciertas cualidades que tiene la víctima. Este/a acosador/a aparece poderoso/a, grandioso/a porque se ve inteligente, con más talento que los demás. Rara vez son apreciados y queridos porque carecen de cualidades para ello, no pueden resistir la tentación de hacer notar a los demás que son insignificantes. Si adquieren poder, pueden llegar a ser temidos, nunca queridos. (Perez Peña, 2013)
Los histriónicos
Exagerados, teatristas. Son excelentes expertos en ocultar su verdadera intención, hay que entender que lo único que hay en su conducta es un engaño hacia sí mismos, más que hacia los demás. No ven ellos nada que consideren inapropiado. Siempre llaman la atención. Cuando están molestos, mal interpretan los dichos de la víctima, hablan mal de ella. Si la víctima reacciona y se enfada, se consideran ultrajados y es entonces cuando ven una justificación en emprender una represalia. (Perez Peña, 2013)
Los sarcásticos
Sus comentarios burlones, crueles, sarcásticos pueden resultar chistosos, pero cuando ese humor negro siempre va dirigido a la víctima, acaba por minar su espíritu. Después de una sesión de ironías y comentarios asidos, la víctima se siente dolida e insultada. Su humor hiriente es toxico para el alma, porque siempre golpea donde más duele. (Perez Peña, 2013)
Los controladores
No disfrutaran haciendo daño a los demás, pero lo harán si nuestros actos amenazan su sentido de control. En un principio, no era su intención vengarse, pero no manifiestan su intención. Están obsesionados por el control. Solo cuando cometáis un erros, os daréis cuenta de los viciosos que pueden llegar a ser, llevan consigo una gran cantidad de resentimiento. Tratan de convencernos de que su furia es loable, ya que está al servicio de la bondad. Quieren dar apariencia de buenos, pero no hay que dejarse engañar, bajo todo ellos son abusivos. Sus respuestas son muy sutiles, pero tremendamente dañinas. Los ataques verbales contra la víctima son mortales. (Perez Peña, 2013)
Los perversos
(Para la famosa escritora Marie France Hirtgoyen (2000) narcisista perverso). Son personas con maldad por naturaleza. Si unimos el narcisismo a una persona perversa, el resultado es explosivo: hacen daño a una víctima que ven como un objeto intercambiable que estaba ahí y que ha cometido la torpeza de ser lucida, lo que molesta notablemente al perverso. Para el perverso, una víctima tiene interés cuando la puede vapulear. Si no tiene nada que ofrecer puede surgir en cualquier eslabón de la organización, entre jefes y empleados o entre compañeros (vertical u horizontal). (Perez Peña, 2013)
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