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Causas y consecuencias estructurales de la crisis de 1929 en AL

Enviado por   •  24 de Mayo de 2018  •  2.774 Palabras (12 Páginas)  •  422 Visitas

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a su vez, fue concebida como una crisis de deuda impaga puesto que en 1933 todos los países latinoamericanos, excepto Haití y Venezuela, estaban al menos en moratoria parcial.

Las prácticas en la política institucional y pública en general de los países latinoamericanos estaban enfocadas en el bilaterismo, en el regionalismo, la discriminación, inestabilidad, proteccionismo; cuestión que no favoreció y atenuó el circuito vicioso de la depresión en sus instancias: aumento de masa monetaria deriva en una caída de la tasa de interés, por ende menores subsidios agrícolas y un decrecimiento de la oferta agrícola para el control de los precios “en 1928 América Latina representaba el 9.1% de las exportaciones mundiales” . Se denomina al fenómeno como “empapelamiento económico” que inminentemente era especulativo.

3.-Consecuencias particulares de la crisis en América Latina.

La cuestión relativa a la afección de la crisis y la consecuente depresión mundial en América Latina, debe ser abordado desde una metodología no-lineal debido a las diferentes características estructurales, desde una lógica dialéctica-histórica que permita establecer en forma de tendencia las vertientes que tomaron los países de la región con relación a sus modelos de industrialización y su posterior inserción al cambiante escenario post-crisis mundial de acumulación económica. Siempre tomando en cuenta la relación poli-causal que tiene el hito histórico de la crisis de 1929 con los sistemas de desarrollo endógenos.

En primera instancia, el retiro temporal de los capitales norteamericanos por la baja en la demanda de bienes primarios, suscitó o retardo los impulsos más desarrollados de industrialización en la región. “América Latina representaba en 1928 el 24% de emisiones de capital de Estados Unidos, y el 44% de sus inversiones extranjeras” ; inversiones principalmente enfocadas a aspectos relacionados con la agricultura, azúcar, minerales y petróleo, y a manufacturas sólo en el caso de Argentina, Brasil, Cuba y Uruguay.

El análisis puede verterse sobre la apreciación de variables macroeconómicas que en relación con la economía estadounidense, se presentan muy deterioradas. Hay un descenso marcado en el comercio exterior en la región que contradice la tesis desarrollista-progresista de “los desarrollos económicos endógenos”, y la variable por excelencia para denotar el subdesarrollo de Latinoamérica en análisis Cepalinos posteriores, “el deterioro de los términos de intercambio”; que mostraba la relación cuantitativa existente entre la capacidad para importar y el volumen físico de las exportaciones, resultan insuficientes para abordar la heterogeneidad funcional e histórica de los factores oriundos de los países. Es necesario entonces, diferenciar los impactos de la crisis en los tres bloques de países latinoamericanos descritos en la introducción (“los grandes o de industrialización temprana”, “los que inician su desarrollo endógeno a partir del nuevo orden de la economía mundial de la posguerra y Centroamérica”, y “los países pequeños del cono sur”). En forma general, la crisis fue menor en los países del primer eslabón de la clasificación (México, Argentina, Brasil, Chile), ya que desde finales del siglo XIX habían comenzado un programa de desarrollo interno con base en la sustitución de importaciones. No fue así el impacto de la crisis en países como Uruguay y otros países no inmersos en la dinámica de sustitución de importaciones, con estructura productiva mono agroexportadora y base infraestructural no industrializada.

4.- Países latinoamericanos de industrialización temprana: El escenario de México.

“Para finales del siglo XX y principios del XX, los países de industrialización temprana experimentaban una transformación de la sociedad oligárquica” .

En el caso de México, el presidente Díaz adopta medidas de austeridad hacia el gasto militar, al no presenciar peligro de ataque de algún país latinoamericano, y por reforzar relaciones potenciales con Europa (a raíz de la desafortunada intervención francesa de 1860). La inclinación pro-europea de Díaz resulta en la visible falta de imparcialidad por parte de los estadounidenses durante la revolución mexicana. Es así que el contendiente Francisco I. Madero, planea la lucha armada de 1910 sin interferencias importantes de Estados Unidos. El proceso revolucionario resultante (en dónde participaron todos los sectores de la población), delimita el retiro de México del expansionismo clásico europeo y el movimiento es imperativo en la conformación de la hegemonía imperialista liderada por Estados Unidos.

En ese contexto, la forma en que la crisis afecta a México se debe de abordar desde dos aspectos; el primero se determina por el tipo de estructura productiva del país, que estaba en las primeras etapas de transformación estructural, con un sector de enclave petrolero que proveía de divisas al país por sus ganancias y con “la incertidumbre que rodeaba a las grandes empresas extranjeras a medida que se fortalecía el esfuerzo del gobierno mexicano por ganar el control nacional” . La crisis repercutió de esta manera en dos sectores estratégicos: la minería y el campo (que ya traía una tendencia descendente por la inestabilidad política y por las sequías de los años 1929 y 1930).

El segundo aspecto tiene relevancia con el efecto de la sustitución de importaciones y en los procesos manufactureros con la capacidad instalada excedente heredada del Porfiriato. Cuestiones que permitieron una recuperación audaz de la crisis, y formaron la base de un modelo de Industrialización por sustitución de importaciones (que tomaría su desarrollo integral en los años ulteriores al 1930).

Los países latinoamericanos de este bloque, iniciaron procesos lentos de consolidación del capitalismo antes de la década de los 30, y es hasta la consecución de las políticas nacionalistas de la siguiente década cuando cristalizan los elementos de industrialización endógena. Es importante esclarecer que en los “países grandes” la configuración de las clases sociales fue poco homogénea y casi siempre vertical.

5.- Centroamérica y El Caribe.

La situación particular de esta sub-región se puede periodizar en nuestro objeto de análisis, desde la penúltima década del siglo XIX, cuando aparecen las primeras inversiones extranjeras directas en Cuba a través de la industria de la refinación de azúcar, posteriormente el capital de inversión estadounidense, implementó la producción de su propia caña de azúcar; aspecto que denotó la total dependencia de las necesidades de Cuba a la industria

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