Dictadura militar.

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Ø Relación con Chile.

En 1978 el conflicto limítrofe con Chile fue utilizado para neutralizar las resistencias al "Proceso" iniciado en el 76 y así unir a la población contra un "enemigo en común". El arbitraje por el conflicto del Beagle favorece a Chile, pero Argentina declara nulo el mismo. La mediación del Papa evita la guerra.

El Mundial de 1978 fue un elemento al servicio político de la dictadura, como más tarde, lo fue la Guerra de Malvinas, un legítimo derecho nacional utilizado como instrumento de fortalecimiento de la dictadura que ya daba señales de debilidad.

Ø Viola.

La crisis de 1980, relacionada con el fracaso de las políticas de Martínez de Hoz y con un contexto internacional que ya no abundaba en dólares para colocar en los países latinoamericanos, fue determinante para que la Junta de Comandantes reemplazara a Videla por Viola y también Martínez de Hoz dejó su cargo.

Viola quiso abrir el régimen a los partidos políticos (despersonalizar la política).

Sin embargo, encontró mucha oposición entre los militares y fue obligado a renunciar ocho meses después de asumir.

Galtieri

Galtieri recurrió en 1982, al proyecto de recuperación de las Islas Malvinas para restablecer la firmeza que el régimen estaba perdiendo, frente a La crítica situación económica y el descontento social.

Los Estados Unidos declaro ilegal la acción argentina, imponiendo sanciones económicas y ofreciendo a Gran Bretaña armas, apoyo técnico y de inteligencia.

Latinoamérica respaldó, en forma casi unánime, excepto Chile que concedió a los británicos bases en sus territorios del sur.

Tras la derrota el pueblo argentino sufrió una fuerte desilusión, debido a numerosos comunicados transmitidos durante la guerra que anunciaban inexistentes triunfos de nuestro país en la contienda.

La derrota argentina en Malvinas aceleró la crisis política sellada por la resistencia en las calles y Galtieri tuvo que renunciar el 17 de junio de 1982, a tres días de la rendición

Luego de la rendición las horas de Galtieri tuvo que renunciar estaban contadas, y fue reemplazado por el General Bignone que tuvo a su cargo la transición hacia la democracia, el llamado a elecciones. Previamente dictó la ley denominada de Autoamnistía, con la cual los militares pretendían quedar al margen de la judicialización de sus actos durante el Terrorismo de Estado.

Entre los candidatos con más posibilidades se encontraban Italo Argentino Lúder por el Partido Justicialista y Raúl Alfonsín, por el Radicalismo. Este había llegado a la candidatura tras una interna en su partido a través del Movimiento de Renovación y Cambio que lideraba.

En la campaña Alfonsín apeló a un llamado a la justicia, la constitución y la unidad nacional.

Ganó las elecciones con casi el 52% de los votos en un histórico triunfo no solo por su contundencia sino y porque por primera vez, no estando proscripto el peronismo, la UCR volvía al poder.

Asumió el 10 de diciembre de 1983, día en que se puso punto final a la inestabilidad recurrente en la vida institucional de la época, caracterizada por los continuos golpes de Estado.