Divulgación historiografica
Enviado por Kate • 16 de Enero de 2018 • 4.205 Palabras (17 Páginas) • 297 Visitas
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La opinión pública les asignó a estos autores el papel de intérpretes del pasado y del presente nacional. Generaron, de forma paralela, profundos debates en el campo historiográfico sobre los usos de la historia, las cualidades que hacen de alguien un historiador y quienes son las voces autorizadas para hablar del pasado. En una entrevista realizada por Alejandra Ballester y Héctor Pavón para la Revista de cultura Ñ a Tulio Halperín Donghi, el historiador afirmaba que las versiones neo revisionistas de divulgación histórica eran consideras poco útiles, además proclamaban descubrir en un supuesto pasado, que es sólo una alegoría del presente (lecciones válidas para ese mismo presente) ignorando que para que la historia del pasado pueda ofrecer esas lecciones necesita ser de veras historia del pasado, mientras que lo que se confecciona de esa manera no lo es en absoluto.[6]
TIPOS DE DIVULGACIÓN HISTÓRICA
Cuando nos referimos a divulgación histórica hacemos alusión a diferentes tipos, en primer lugar, hallamos a la alta divulgación, aquellos materiales producidos desde el mundo académico (aunque es lo más frecuente no necesariamente los materiales producidos desde el mundo académico tienen que ser alta divulgación). Para ejemplificar estos casos, podemos citar el libro Nudos de la Historia Argentina, que presentó textos de divulgación sobre temáticas, épocas y personajes históricos, escritos por historiadores con larga trayectoria académica en estudiarlos. Contó con títulos y autores como, El día que se inventó el peronismo, de Mariano Ben Plotkin, e Indios y cristianos, de Silvia Ratto, ¡Mueran los salvajes unitarios! La Mazorca y la política en los tiempos de Rosas, de Gabriel Di Meglio, Los usos del pasado. La historia y la política argentina en discusión (1910-1945), de Alejandro Cattaruzza, entre otros.
En un segundo lugar ubicamos los textos de divulgación hacia receptores específicos, este material producido para el sistema educativo. El retorno de la democracia supuso importantes cambios en la sociedad, en el sistema educativo significó repensar los contenidos, el concepto de ciudadanía, los procesos de enseñanza y aprendizaje. Los textos escolares actuales son considerados herramientas de trabajo para el aula, altamente visuales (contiene gran cantidad de imágenes) e invitan al lector a desarrollar estrategias. El fin es familiarizar al estudiante con los problemas de la operación histórica de un modo detallado que sea experimentable en la labor cotidiana. Ello implica que un apartado de los Contenidos Básicos Comunes deberá girar en torno a teorías y filosofías de la historia formuladas en los dos últimos siglos y en torno a las prácticas de oficio del historiador.[7]
Los libros de texto para la enseñanza de historia editados en los últimos años para el nivel medio no toman la historia de la nación como eje articulador de relato, fue reemplazado por una diversidad de ejes (político, social, económico, cultural, ideológico). Esto se corresponde con las nuevas concepciones de la historiografía y a los cambios en los objetivos de la enseñanza de la disciplina en los distintos niveles educativos, con la intención de desplegar las complejidades del tiempo histórico.[8] Los relatos que se desarrollan en los libros de texto adquieren una carga moral y moralizante, pues coexisten en ellos contenido histórico y símbolos patrios. La finalidad de esta amalgama es reforzar la identidad. Los libros son en general extensos, con gran cantidad de información y un intento didáctico de hacer accesible la información, lo acompañan imágenes y fuentes primarias. Para ejemplificar estos casos de divulgación para un receptor específico hemos recurrido a libros publicados por Santillana en el año 2014, Conocer + Historia. El mundo en guerra y la Argentina. Primera mitad del sil XX y Conocer + Historia. Expansión del capitalismo y formación de los Estados Nacionales en América Latina[9], los cuales cuentan con autores como Natalia L. Casola, Verónica Giordano, Nathalie Goldwaser, María Morichetti, Jorge N. Pyke, Valeria S. Pita, Vitoria M. Vissani. Otro ejemplo para esta situación es el libro compilado por Amanda Martín, Historia,[10] en formato pdf. Material didáctico para docentes de Historia, que forma parte de la Serie para la enseñanza en el modelo 1 a 1, desarrollada por www.educ.ar y el Ministerio de Educación. El lector encontrará secuencias didácticas que permiten abordar contenidos curriculares de la educación secundaria utilizando las netbooks en el aula.
Por último, el tercer tipo de divulgación es llamada masiva o extensiva (la que mayor cantidad de dificultades entraña) producida en el campo de las letras, la política y el periodismo. Sus publicaciones están dirigidas a un público más general. Se intercalan explicaciones con una serie de relatos articulados en torno a una gran cantidad de imágenes. Como ya mencionamos anteriormente, la divulgación histórica nace de la relación entre la historia y las demandas que realiza la sociedad. Tanto en los libros de Felipe Pigna (quizá el caso más paradigmático) historiador, profesor y escritor, como los de Jorge Lanata periodista y escritor, se establece la idea de que la situación económica, política y social actual de la Argentina solo pude entenderse mediante el pasado. Presentan, además la historia como una herramienta para transformar la sociedad. “Para estos autores, el análisis y la difusión de la historia nacional, al contrario de lo que han terminado haciendo de ella, es un instrumento indispensable para entender el presente y construir un futuro.” (Rodríguez, M. 2013, p. 5). Una característica de estos relatos es que apelan a modos de comunicación y saberes ya conocidos por aquellos a los que se dirigen: la historia escolar, los recursos del periodismo, los héroes individuales y las fechas del calendario patrio.
Con respecto a los formatos de divulgación histórica no podemos solo centrarnos en los libros. Circulan con bastante éxito comics, novelas históricas (Indias blancas de Florencia Bonelli), historietas, revistas (Todo es Historia), colecciones semanales emitidas por los diarios (Historia visual Argentina, 1998), dibujos animados (Zamba) y páginas de internet (http://www.elhistoriador.com.ar). Todos estos formatos llegan a todo el público con una muy buena recepción y son además utilizados en las escuelas primarias y colegios secundarios para realizar sus actividades.
EL FENÓMENO PIGNA
En el siguiente apartado analizaremos uno de los ejemplos que consideramos más notorios en la década del 2000 de divulgación histórica masiva en la República Argentina: Felipe Isidro Pigna. En
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