EL CATACLISMO DE DAMOCLES.PALABRAS CLAVES

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En esto es en lo que el autor enfoca la invitación a reflexionar, en los recursos que aún nos quedan, en aquellos donde podemos incrementar las cifras de inversión para obtener resultados diferentes en esa búsqueda de la felicidad y los que, en su mayoría de veces, preferimos ignorar ante el sentimiento de impotencia que nos hace creer que la causa está perdida.

Elementos prioritarios de subsistencia como la salud, alimentación, educación, entre otras, que nos urge colocar en un grado óptimo en la escala de prioridades, claro está, si es que queremos conservar la vida humana.

Resumiendo los datos estadísticos que nos presenta Gabriel García Márquez en el texto base de este informe, con los 100.000 millones de dólares que cuestan tan solo 100 bombarderos de B1B de los miles que constantemente están construyendo se podría abastecer de alimentación, agua potable y un conjunto de condiciones de mejoría sumamente buenas a un promedio de 500 niños pobres y sus madres. Añadamos el costo equivalente a la protección de paludismo en el África a 1.000 millones de personas durante 14 años, cantidad correspondiente a 10 de 15 portaviones que estimaban adquirir en años pasados. Y las cifras no paran; con lo que costaban – en aquel entonces- 149 cohetes se podría haber alimentado por 4 años a las 565 millones de personas que según anteriores estadísticas develaban padecían de hambre. Pero la inversión militar abarcaba 74 cohetes más para su equipo de artillería. Si estas cantidades son alarmantes ¡que podríamos decir de la suma de tan solo 2 de 25 submarinos atómicos tridente que alcanzaría para lograr una alfabetización MUNDIAL y que con una sexta parte de inversión militar se pagaría la monstruosa suma de deuda externa de casi 31 países tercermundistas existentes! Todo eso sin mencionar que dichas cifras pertenecen a las estadísticas del 1986, fecha en la que el autor pronuncia su discurso. Ahora ¿qué nos dirán las actuales si la guerra - y por ende su financiación - cada día cobra más auge?

Tenemos los recursos para solucionar las problemáticas mundiales que hemos creado pero no disponemos de ellos sencillamente porque los mal administramos – si es que se le puede llamar administración a tan sucio gasto- le robamos al planeta, a la naturaleza que nos provee las herramientas para sobrevivir, les robamos a las futuras generaciones, nos robamos a nosotros mismos.

Si la violencia jamás nos ha dado esos resultados que en tan cruel realidad se nos vuelven fantasiosos ¿por qué seguir agrandando ese cataclismo de violencia, terror y sufrimiento en el mundo? ¿Podrá algún día quedar complacida esa ambición de poder que cobra vidas sin descanso ni tregua alguna?

En mi opinión, las respuestas a esas preguntas resultan un tanto obvias. Probablemente con mi rechazo a esa barbarie en la que se invierte no podré darle por terminada, pero si haré más fuerte esos miles de clamores que con incansable voz piden una paz que, si toda la humanidad concentráramos verdaderamente hasta lo último de nuestro empeño para alcanzarla, dejaría de ser una vagante ilusión sucumbida en un palpable y no invisible irrealismo.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

- ENCARTA, enciclopedia Microsoft Student. 2009

- Diccionarios DRAE, de Encarta enciclopedia Microsoft Student. 2009

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