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ENSAYO RESERVA VAN DER HAMMEN .

Enviado por   •  19 de Enero de 2018  •  2.308 Palabras (10 Páginas)  •  1.000 Visitas

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Lo anterior hace pensar que “habilitar 15.000 hectáreas de suelo en el perímetro urbano, con el fin de adelantar el plan Ciudad Paz, con el cual impulsarán tres proyectos: uno en el sur, que incluye expansión hacia Soacha y Mosquera; otro en el occidente, denominado Ciudad Río, cerca de la franja del río Bogotá, y Ciudad Norte” (El espectador, 2016, p. 1.), debería pensárselo como espacio ecológico urbanístico para la vida y el turismo la Paz de Colombia y no como ciudad, pues se trata de pensarse un nombre que responda al ecosistema, la economía, la conciencia de respeto a los bosques y la vida animal, etc, se trata de implantar una cultura para la vida.

Pues en tan amplios espacio si es posible construir “80.000 viviendas” (El espectador, 2016, p. 1.), sin destruir el ecosistema, por el contrario restaurándolo, de modo que todo el trazado de urbanización tenga reservas ecológicas recuperadas, pues no es mala idea construir vivienda donde hay escombreras y restaurar el ecosistema convirtiendo potreros y peladeros en bosques naturales. Pues si la propuesta es “conservar las zonas donde hay bosque y, además, llegar a más de 1.700 hectáreas verdes, con la construcción de parques lineales que conserven el ecosistema y mantengan intacta la ruta de aves migratorias. Estos parques conectarán el circuito ambiental que une el río Bogotá con los cerros. Y resolver problemas, como los casi 100 pozos sépticos que contaminan las aguas subterráneas”” (El espectador, 2016, p. 1.), esta debería ascender a una propuesta 5 veces más ambiciosa, más bosques y mejores humedales.

En este sentido se afirma que “el valor de la estructura ecológica de la zona no depende de la cantidad de árboles nativos, la vegetación o la biodiversidad, sino en la interacción entre aguas lluvias y manantiales subterráneos. Y se piensa que “si se urbaniza se interfiere en esa relación y se pone en peligro el ecosistema de Bogotá”” (El espectador, 2016, p. 1.), no es tampoco incoherente construir sobre potreros que los convierten en escombrera a diario por esta supuesta reserva, por el contrario se trata de eliminar la posibilidad de que los alrededores de Bogotá se sigan convirtiendo en escarbara y tiraderos de basura.

De hecho hoy en día esta reserva está en completo abandono, no obstante “en 2010 el procurador Alejandro Ordóñez, quien manifestó, en una comunicación dirigida al Minambiente, la Gobernación de Cundinamarca, la Alcaldía de Bogotá y la CAR, que no compartía la figura jurídica de la reserva, pues la zona “nunca tuvo esa vocación forestal protectora”. Sin embargo, dada la obligación de proteger ese área, les llamó la atención y les pidió acciones para protegerla” (El espectador, 2016, p. 1.), lo que hace aún más lógico y responsable construir sobre ella, siempre y cuando se invierta en recuperar el 50% de la reserva de van der Hammen y hacer diseños arquitectónicos para habitar en ella y para el turismo ambiental.

Por lo anterior no obsta resaltar que por la necesidad de ser más coherentes y responsables con “la polémica reserva forestal Thomas van der Hammen. El alcalde Peñalosa ha optado por reducir el 92 % de su tamaño y urbanizarla” (Semana, 2016, p. 1.), pero debe exigírsele restaurar la totalidad de la misma donde este no haya urbanizado y no permitirle urbanizar en no más del 50% de la reserva y pensar en el empleo y el turismo que demanda una ciudad que requiere ser más armoniosa, atractiva y agradable. Y adicional a ello pensarse una ciudad ecológica como lo plantearon unos “expertos que establecieron que la reserva debería estar dedicadas a generar un gran espacio natural que conectara los cerros orientales con el rio Bogotá. Con ello se protegerían los humedales de la zona” (Semana, 2016, p. 1.), y no dejar abandonados los cerros y los humedales mandando sus aguas a los caños.

Así pues todas las viandas propuestas, como asegura “el concejal Rolando González son necesarias. “El proyecto debe restaurar los humedales y generar una zona ambiental de uso público” (Semana, 2016, p. 1.) sostenible para la economía, la vida y el ecosistema de la ciudad y quienes la habitan.

De hecho no se puede dejar de la do que “la CAR reafirman la importancia ambiental de este recurso natural, destacan que “el área de la reserva es un eje articulador en sentido este-oeste de la matriz ecológica principal de la Sabana, al conectar los sistemas montañosos que la rodean con el valle aluvial del río Bogotá y sus sistemas de humedales”, y que “estas estructuras son los últimos espacios de albergue de flora y fauna que aún quedan en la Región”. Acorde con esas evidencias científicas, el Consejo de Estado en 2006, la CAR procedió a declarar la existencia de la Reserva Thomas van der Hammen (Acuerdo 11 de 2011) y, mediante el Acuerdo 21 de 2014, expidió su Plan de Manejo Ambiental” (Sarmiento Manuel, 2016, p. 1.). Manejo ambiental que no se ha cumplido ni por parte de la CAR ni de la administración distrital, pues sigue abandonada con peladeros y escombreras. Lo que incumple “con tratados internacionales sobre derechos humanos como el Protocolo de San Salvador, y con la Corte Constitucional que ha señalado que en materia ambiental es aplicable el principio de la progresividad: “(…) de las disposiciones constitucionales se desprende el deber de progresividad en la protección del ambiente” (Sentencia C-123 de 2014)” (Sarmiento Manuel, 2016, p. 1.). Lo que demanda proteger el ecosistema, restaurarlo y dar solución a los ciudadanos.

Así pues construir sobre unas escombreras que ya destruyeron este ecosistema, y reforestar sobre los peladeros y potreros que debería ser bosque, y restaurando los humedades existentes en el mismo no estaría violando la Ley, y por el contrario se avanzaría al máximo “frente al nivel de protección ya alcanzado” (Sarmiento Manuel, 2016, p. 1.) apenas un “7,8%” (El espectador, 2016, p. 1.), hoy y se demanda al menos un 50% o más de un ecosistema casi muerto, si no se hace algo en pocos años, pues este fenómeno del niño no sería ni el último ni la excepción. Así pues se trata de diseñar propuestas “basadas en el concepto de diseño sostenible, involucrando al ser humano y generando en este emoción, felicidad, seguridad y confiabilidad” (Agencia de Noticias UN, 2011, p. 1.), para hacer sostenible la vida, el ecosistema, la economía y la movilidad de la ciudad, su gente y sus turistas.

BIBLIOGRAFIA

Agencia de Noticias UN (2011). Ecología urbana que apunta a la recuperación ambiental. (Recuperado el 27 febrero de 2016). Disponible en: http://agenciadenoticias.unal.edu.co/deta lle/article/ecologia-urbana-que-apunta-a-la-recuperacion-ambiental.html

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