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El comercio y la crisis colonial - Sergio Villalobos

Enviado por   •  9 de Enero de 2018  •  2.895 Palabras (12 Páginas)  •  536 Visitas

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En definitiva, tal afluencia de barcos franceses a las costas de Chile y Perú produjo una crisis económica importante, debido al exceso de mercancías y la baja de precios, estableciéndose un colapso de la economía colonial local: saturación del mercado colonial.[4] Si bien la llegada de flota francesa se debió en gran medida a la ausencia e imposibilidad de la flota española, cuando ésta logro reestablecerse fue difícil debido a los lazos comerciales generados desde tales prácticas de contrabando; el accionar de los marinos franceses caló hondo en el desarrollo comercial y económico de América, tal como establece Villalobos: “Tan dramático llegó a ser para el comercio americano el problema creado por los franceses, que cuando la corono española llegó a un acuerdo con Luis XIX, en 1712, para impedir la salida de naves francesas al Pacífico, se dieron siete años de plazo antes de restablecer las flotas a fin de que en el mercado americano se consumiesen las mercancías dejadas por el tráfico ilícito” (pág. 28)

Las condiciones de apertura del pacífico, también trajo consecuencias en la relación Chile Perú, sobre todo tomando en cuenta que la mercadería en vez de llegar por la vía Panamá- Lima, comenzó a ingresar por la ruta Cabo de Hornos-Chile-Perú, y en menor escala Buenos Aires, eso acrecentó las diferencias que tenían Peruanos y Chilenos[5], respecto a la dependencia económica de la que se valía el virreinato y del cual Chile buscaba desprenderse, lo que el autor entiende como el primer paso.[6]

El contrabando francés se dio durante el proceso de poder francés, pero esto duró hasta el fin de la guerra de Sucesión (tratado de Utrecht) donde tomó predominancia la posición inglesa respecto al desarrollo económico con América.

El triunfo de los ingleses generó que estos exigieran concesiones respecto al mercado americano, para así acabar con la potencialidad establecida por Francia. Uno de los resultados de estas nuevas condiciones fue el Tratado de asiento de negros, (1713), mediante este tratado España cedía a Inglaterra de manera exclusiva el comercio negrero con sus colonias durante treinta años y además concedía permiso para la comercialización por la vía del pacífico de mercancías inglesas libre de todo derecho[7] Con esto Inglaterra logró un triunfo significativo a nivel económico, ya que dejaba fuera a Francia en el comercio con las colonias españolas y se adjudicaba la trata de esclavos, este último se llevó a cabo por South Sea Company, empresa naviera que estableció una base firme para el comercio de esclavos y el contrabando, actividad comercial que venía encubierta en los barcos negreros[8], tal como establecer Villalobos: “La llegada del contrabando a Chile[9] se veía facilitada por la introducción de negros, autorizada por el tratado, de suerte que las caravanas que los conducían venían bien provistas de especies comerciales, absolutamente inútiles para la mantención de los negros, que era el pretexto alegado” (pág. 43).

Este comercio clandestino, ya sea desde la compañía inglesa, como el que se desarrolló con anterioridad en manos de los franceses, el autor los comprende como una constante en la época del siglo XVIII, no fueron meros fenómenos que desaparecieron luego de algunos años. Situación que se formalizó por el accionar que tuvieron las autoridades al respecto, quienes ensalzaron la actividad contrabandista con su apoyo.

En 1713, la guerra de sucesión llegó a su fin, lo que trajo el interés de las autoridades españolas de regularizar el comercio de sus colonias, atacando tanto el comercio inglés como el francés. La medida que se llevó a cabo fue el Proyecto para galeones (1720, sistema que si bien tenía como finalidad generar un registro de navíos- lo que ordenaría el comercio en manos de la flota española- el resultado sería todo lo contrario: más que ordenar todo a favor de la flota española lo que se generó fue la regularización del flujo de barcos extranjeros, lo que en definitiva se tradujo en un fortalecimiento del contrabando, en manos de ese permiso real de flujo por el pacífico.

Otra medida tomada por la corte española fue la llevada a cabo en 1765, que tenía que ver con la apertura comercial directa de Cuba, Santo Domingo, Puerto Rico, Isla Margarita y Trinidad, los puertos españoles de Cádiz, Sevilla, Alicante, Cartagena, Málaga, Barcelona, Santander, la Coruña y Gijón, aboliéndose al mismo tiempo una serie de engorrosos impuestos que pesaban sobre el comercio y autorizándose el tráfico recíproco de frutos entre las islas comprendidas en el decreto, a lo que se le sumó posteriormente la autorización de intercambio de frutos entre colonias.

Esta medida ayudó a acabar con el monopolio español de un solo puerto[10], es por eso que el autor entiende que esta reforma fue la base para la concesión posterior del llamado libre comercio entre España e Indias, el que se concretó en 1778[11]. La intención central de la corona era poder aumentar el tráfico de exportaciones desde España y América y así aumentar las entradas fiscales.

Otra medida que tiene que ver con este proceso de reformas, es la creación del Virreinato de Buenos Aires[12], medida de la corte española importantísima, y que respondía a los posibles ataques que podía sufrir esta zona en manos de portugueses e ingleses aliados por adueñarse de los territorios del litoral atlántico (un hecho que llevó a esta medida fue la ocupación transitoria que hicieron de las islas Malvinas). Villalobos afirma al respecto: “Varias fueron las consecuencias de la rendición de la colonia portuguesa y de la fundación del virreinato: el contrabando anglo-lusitano recibió un golpe, España afirmó arrogante sus derechos, quedó en el Río de la Plata un fuerte núcleo militar…” (pág. 97).

Esta situación más que ayudar al desarrollo económico de Chile lo que hizo fue traspasar el poder del virreinato del Perú a Buenos Aires, lo que trajo descontento por parte de Chile y Perú que vieron mermadas sus condiciones de flujo comercial (medidas tomadas de forma arbitraria por Cevallos, virrey de Buenos Aires ). Si bien el reglamento se estableció, sus efectos se retrasaron debido al estallido de la guerra contra Inglaterra; situación que trajo desajustes e imprecisiones por parte de España, sobre todo tomando en cuenta el intento de mantener el flujo comercial hacia América, lo que generó un exceso de mercadería en los puertos de la zona, esto derivó en el colapso de los mercaderes debido al estancamiento de los productos. Villalobos concluye: “El descalabro que azotaba a las plazas de Chile, el Río de la Plata y el Perú, como a otras de América, tarde o temprano debía provocar una

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