Estructura Social: Crisis, desigualdad y pobreza
Enviado por Rimma • 4 de Septiembre de 2017 • 1.422 Palabras (6 Páginas) • 758 Visitas
...
Decir también que los países recurrieron a la financiación del FMI y el Banco Mundial para hacer frente a los efectos de esa crisis y tuvieron que adoptar a cambio las políticas neoliberales, las cuales se articularon en programas de ajuste estructural y de austeridad en los años 80 y 90, y se acompañaron de reformas para facilitar un nuevo modelo de desarrollo.
En el apartado de “lecciones de América Latina” las sociedades eran muy desiguales antes de la crisis de la deuda, pero las medidas de ajuste estructural y de austeridad contribuyeron de manera definitiva a profundizar las diferencias entre los grupos más ricos y los más pobres, consolidando así la dualidad de sus sociedades. Aquí se reactivaron las importaciones de diverso tipo, incluyendo bienes de capital. La reactivación amplió la base de recaudación impositiva, en tanto la disminución de la inflación redujo las pérdidas que ésta producía durante el proceso de recaudación, lo que contribuyó al incremento de los ingresos fiscales. Mientras que en el sector productivo hubo una subida de la productividad de una aglomeración de empresas, que estuvieron asociadas a procesos de privatización o de compra de las empresas en las que participó el capital extranjero.
Con las medidas de ajuste estructural en América Latina aumentaron las tasas de desempleo, cayeron los salarios, se incrementaron la informalidad y la precarización del trabajo, y entraron en crisis las formas tradicionales de organización sindical y negociación colectiva. El desempleo urbano creció durante los años 90, los salarios reales en diversos países no lograron recuperarse del desgaste que experimentaron en los 80. Pero la recuperación del crecimiento y la caída de la inflación que tuvo lugar en los años 90 no revirtió en una mejora de la distribución del ingreso, y el número de personas afectadas por la pobreza en 1994 fue mayor que en 1980. Y por último, el 10% de las personas más ricas aumentaron su participación en la renta nacional, mientras que la participación del 40% más pobre se estancaba. También recibió un impacto negativo sobre la educación, la salud, y el porcentaje de personas afectadas por la pobreza aquí incrementó de 40,5% a 48,3% en la década de los 90.
Mientras que respecto al apartado de “lecciones del Este Asiático”, tuvo su origen, en parte en la apreciación del dólar norteamericano frente al yen, la consecuente disminución de demanda de productos exportados por el Este Asiático por pérdida de competitividad, y una masiva inversión extranjera que se extendió a prestatarios de alto riesgo, lo que generó en algunos países una burbuja inmobiliaria y un aumento de la especulación en el mercado de valores. Los problemas del Este Asiático empezaron cuando los bancos se lanzaron a dar préstamos temerariamente al sector inmobiliario y a proyectos de construcción desmesurados.
En comparativa con lo ocurrido en América Latina en los 80, la crisis asiática sacudió una región que había logrado un crecimiento económico alto y equitativo, con una reducción en los niveles de pobreza sin precedentes basada en la inversión pública en salud y educación básicas y en la participación equitativa en los beneficios del crecimiento económico. El FMI reaccionó a la crisis del Este Asiático de la misma manera que lo hizo a la de América Latina en los 80: exigiendo deflación, con recortes en el gasto público y financiando el déficit a costa de deuda pública a elevadas tasas de interés. Dichas medidas tienen un acelerado impacto negativo en diversos países, como el incremento de las desigualdades regionales en Indonesia, o el aumento del paro en Tailandia.
Por último, el informe termina con el capítulo “combatir la desigualdad”, donde se indica que los altos niveles de desigualdad son un lastre que permanecen incluso una vez recuperado el crecimiento económico, afectando al potencial de conversión del crecimiento en reducción de la pobreza, y frenando así el ritmo del auge económico. Y por tanto, si España no cambia la orientación de sus políticas, se transformará en un país donde habrá más pobreza y más desigualdad, con menos derechos sociales para la gran mayoría de la sociedad y con un abultado desgaste de la calidad democrática.
...