El modernismo catalán con Gaudí
Enviado por Helena • 24 de Abril de 2018 • 3.081 Palabras (13 Páginas) • 399 Visitas
...
Durante sus desplazamientos a León para la revisión de ambas obras Gaudí aprovechó para visitar Santiago de Compostela, Burgos, Toledo, Valladolid y Madrid. De Toledo resaltó lo maravillosa que era su ciudad y las obras del Greco y de la capital le llamó la atención el Museo del Prado y expresó sus deseos de recibir el encargo de construir una casa allí.
DEFENSOR DE SUS IDEALES
Si hay algo que podemos afirmar cien por cien de Gaudí es su ferviente fe y su estrecha relación con el catalanismo. El arquitecto se decantaba por una visión paternalista y patriarcal de la sociedad, a diferencia de otros artistas de la época que encarnaban los ideales de una ciudad laica y progresista propios del movimiento modernista.
1. Católico. Gaudí estaba convencido de ser el arquitecto de Dios, algo patente en todas obras. La arquitectura del nuestro genio partía de la desconfianza de la progresión de una ciudad moderna y en configurar una arquitectura que sirviera para el futuro y para todos. Un ejemplo de esto es El Templo Espiratorio de la Sagrada Familia.
2. Catalanista. Como el Conde de Güell, Maragall entre otras personalidades de la época, Gaudí exageraba el separatismo catalán. Eran una minoría que, aunque la defensa del separatismo era ferviente, sentían gran respeto a la verdadera hispanidad. En varias obras de Gaudí podemos observar las cuatro barras y la cruz de Sant Jordi. Durante su juventud tuvo especial interés por en el conocimiento de Cataluña y llegó a formar parte de la Asociación Catalanista de Excursiones Científicas. Aunque sus convicciones catalanistas eran fuertes nunca participó activamente en política.
3. Ideales obreristas. Un joven Gaudí aún aprendiz de arquitecto participó en los ideales obreristas del socialismo pero poco a poco se fue desvinculando para dar paso a un Gaudí de ideales más conservadores y religiosos.
DIFICULTADES PERSONALES QUE AFRONTÓ EN SU VIDA
1. El pequeño Gaudí. Pocos meses después de su nacimiento Gaudí sufrió un reumatismo congénito que le condicionaría el resto de su vida y marcaría su infancia. A esto se le añade su constitución enfermiza que dificultó su ingreso en la escuela. Gaudí pasaba la mayor parte del tiempo contemplando las flores, las plantas, insectos y aves cosa que le llevó a destacar posteriormente en el desarrollo de los volúmenes en sus próximas obras.
2. Primeros años. Gaudí había cambiado su Reus natal por una ciudad en pleno apogeo, cosmopolita, bohemia y cuna de intelectualidad. En un contexto tan atractivo para un joven lleno de ideas y de proyectos, Barcelona se presentaba ante él como un abanico de oportunidades. Si es bien cierto que Gaudí destacó desde temprana edad con su visión tan peculiar de las formas y los volúmenes y se consagraba día a día como una gran promesa de lo que posteriormente se conocería como el modernismo catalán, Gaudí frecuentaba bares y teatros que lo apartaban de su vida profesional. Aunque solo fue una etapa durante sus primeros años de juventud y de carrera que Gaudí dejó atrás para centrarse plenamente en su fructuosa carrera.
3. El genio del desamor. Tan solo se conoce un romance que mantuve durante la construcción de la cooperativa obrera de Mataró con la que sería Pepeta Moreu, trabajadora de la cooperativa. A partir del rechazo de la dama se desconoce que Gaudí hubiera tenido relaciones posteriores. La vida sentimental del artista era inexistente, tal y como cita su biógrafo J.J.Navarro Arisa: “En realidad, el mundo profesional que rodeaba a Gaudí era un mundo totalmente masculino y sólo la presencia de su sobrina Rossita rompía esta situación”.
4. Constante lucha interna. Gaudí presentaba una personalidad tímida y a menudo inseguro, aunque mostraba seguridad en llevar a cabo todos sus proyectos su evolución estilística le llevó a creer que esa arquitectura tan innovadora sería difícilmente comprendida por otros artistas. Se mostraba alejado con algunos de los aspectos arquitectónicos propios del modernismo de la época, pero él seguía optando por cargar sus obras de simbología religiosa frente a las “moderneces2 de esta nueva corriente.
APORTACIONES A LA ARQUITECTURA
Gaudí se basaba principalmente en la observación del entorno natural hasta hacerlo participe de todo su legado arquitectónico. En él encontraba figuras curvilíneas perfectas llenas de dinamismo y dotadas de gran belleza estética. Otra aportación para la arquitectura que nos deja el genio modernista es la amplia variedad policromática, colores vivos propios de la naturaleza y la presencia de los tonos azules por la influencia del mediterráneo.
Las geometrías características de la naturaleza no poseían líneas rectas, es el ejemplo de la Casa Batlló y en La Pedrera en las que la recta es inexistente en todo el edificio. En la Sagrada Familia, sin embargo, sustituye las columnas de la nave central por una estructura que recuerda a los troncos de los arboles. En La Pedrera, su edificio más orgánico Gaudí intentó convencer a los residentes de integrar en el edificio plantas enredadera para mayor dinamismo y para crear la falsa sensación de un edificio vivo.
Su arquitectura se caracteriza por la ornamentación basada en la cromática añadiendo una audaz imaginación plástica innovando el lenguaje constructivo. Una fusión estilística tan propia que ha día de hoy sigue siendo incatalogable y a la que solo nos podemos referir a ella haciendo referencia al estilo “gaudiniano” rebosante de texturas, colores y curvas que no nos hacen olvidar su clara fuente de inspiración, la naturaleza.
Gracias a sus orígenes Gaudí exploró con ingenio técnicas tradicionales como el uso de ladrillo, trabajos de forja, la ebanistería entre otros para emplearlas en sus detalles decorativos. Aporta el “trencadís” símbolo del Modernismo gracias a que Gaudí era un ecologista que reciclaba azulejos, vidrio y diferentes elementos tan característicos de su arquitectura.
Algo curioso es como acerca la ciencia a la arquitectura. Es el primero en la historia que introduce el paraboloide hiperbólico, que es la forma que adoptan los tendones entre los dedos de una mano, en las bóvedas de la Cripta de la Colonia Güell. Combinaba a la perfección la geometría y el cálculo con la intuición que aplicó a su arquitectura permitiéndole alcanzar formas equilibradas que recuerdan a la naturaleza.
Pero no existe la naturaleza para Gaudí sin sus inigualables bestias, esos animales fantásticos que coronan sus obras, llenos de simbología que juegan
...