Ensayo de Asi que quieres ser arquitecto
Enviado por Jerry • 3 de Diciembre de 2018 • 3.352 Palabras (14 Páginas) • 1.165 Visitas
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Gusto por el dibujo
El dibujo puede amarse, puede ser terapéutico, ya que exige gran concentración y olvidarse de todas las distracciones o preocupaciones. El tipo de dibujo más vital y más disfrutable es la elaboración de bocetos, y en cambio el más espontaneo, más plástico y más interpretativo es el boceto. El dibujo de proyectos, sea de manera manual o por computadora, tan solo transforma las ideas de los bocetos en análogos de la realidad. Dibujar distintas formas debe ser tan natural para un arquitecto como leer o escribir. Los arquitectos pueden producir dibujos cuyas cualidades graficas abstractas rebasan las del diseño representado por los mismos. La persona que tenga gusto por el dibujo, y en particular por el dibujo a mano libre, puede llegar a amarlo como arquitecto. La pasión por el dibujo y las técnicas de dibujo que desarrollan y dominan los arquitectos, son únicas de esta profesión.
Obediencia a los dictados de la personalidad
Al considerar las razones para ser arquitecto, no pueden pasarse por alto los atributos de la personalidad y su papel en la conformación de una carrera, estos pueden pasar inadvertidos o ser subestimados por estudiantes y asesores académicos, pero son de gran importancia para determinar la elección y orientación de una carrera. Todos los atributos personales cuentan, pero algunos pesan más que otros como; la confianza en sí mismo y la fortaleza del ego, esto con el firme pasó de dar lo mejor compitiendo y teniendo éxito, la ambición, deseando con determinación para alcanzar a realizarlo y consiguiendo el éxito, la dedicación y perseverancia, el comprometerse y adherirse a una causa o tarea, el temple, la sociabilidad, la empatía, el encanto personal y buen porte, el liderazgo, tener la capacidad de inspirar y persuadir a otros a seguirnos o a aceptar nuestras propuestas, el valor, la pasión. Este inventario no constituye una lista completa de los requisitos para ser un arquitecto, la falta de alguno de estos puede llegar a ser un serio riesgo para alcanzar metas en la arquitectura o incluso para graduarse en esta área. Cualquiera persona que considere la arquitectura como profesión, deberá realizar un inventario serio de personalidad.
Libertad para desarrollar lo que uno es
Muchos arquitectos viven en concordancia con su imagen, demostrando sus tendencias por la forma en que se visten, hablan y trabajan o por sus convicciones. Se esfuerzan por ser individualistas y no conformistas, si no es que radicales. Pocas carreras ofrecen este rango de elección sobre la forma de comportarse y de ejercer. Por esta razón, la arquitectura acaso sea la más liberal de las profesiones establecidas, la que muestra mayor tolerancia y estímulo a la divergencia. Por ultimo existe otra razón más para ser arquitecto, muchos conocen la manera de pasarla bien, de no reprimirse cuando es necesario. La diversión se encuentra siendo ingenioso, creando anécdotas o absurdos visuales y diseñando fantasías, así como medios recreativos más convencionales.
Capítulo I – Subtema 2, pág. 39 a 56.
Por qué no ser arquitecto
Las razones para no ser arquitecto son una cuestión de criterio, por lo tanto se sigue las propias observaciones e interpretaciones de los riesgos que es común encontrar, los obstáculos en el camino y las fuentes de frustración. Algunas son típicas de todas las ocupaciones o profesiones y otras son más particulares y endémicas de la arquitectura, los arquitectos han sufrido alguno de estos problemas, o todos, y se han sentido abrumados y desilusionados.
Las probabilidades de conseguirlo
Cualquiera persona que considere hacer una carrera en la arquitectura deberá saber que, de acuerdo con datos estadísticos. Las probabilidades de llegar a ser finalmente un arquitecto registrado pueden ser menores del cincuenta por ciento. Además no todos los que terminan la escuela con títulos profesionales acreditados se convertirán en arquitectos registrados y en ejercicio.
Falta de trabajo
De todas las dificultades que enfrentan los arquitectos, quizá la más frustrante sea la falta periódica de trabajo. La incapacidad de los individuos para encontrar empleo, o de los despachos para obtener contratos, es una de las principales causas de sufrimiento económico y psicológico para los arquitectos en ejercicio.
Competencia
La amenaza de no tener trabajo se agudiza por otro factor siempre presente: la intensa competencia. La competencia en el campo de la arquitectura es incisiva e interminable. La intensidad de la competencia es producto no solo de una aparente sobreoferta de arquitectos sino también de los métodos mediante los cuales los arquitectos compiten entre si. Competir con éxito hoy en día requiere tanto las llamadas ventas suaves como las duras, estas pueden resultar desagradables para algunos arquitectos.
Remuneración inadecuada
Es posible, pero poco probable, que los arquitectos generen grandes ingresos. De hecho nadie debe elegir la carrera de arquitectura con la idea de hacer mucho dinero. Dado el número de arquitectos y la competencia, la remuneración económica en esta carrera puede no ser la más elevada. Los arquitectos pueden ganar lo suficiente para vivir con comodidad la mayor parte del tiempo, pero pocos igualaran alguna vez los ingresos y bienes de sus contemporáneos que ejercen las profesiones mejor pagadas o de quienes poseen negocios prósperos. Por sus diversas razones, los arquitectos en su conjunto no tienen la capacidad para exigir una remuneración adecuada a su función y proporcional a sus responsabilidades.
Vulnerabilidad del ego: perdido en la multitud
El grado de involucramiento del ego en la arquitectura es elevado, lo cual puede derivar en una gran frustración, pero también proporcionar el ímpetu necesario para alcanzar el éxito. Muchos arquitectos sienten que no han podido alcanzar la posición social o el reconocimiento que se merecen. Otros más soñaran y aguardaran el momento apropiado, la oportunidad idónea para emerger de la multitud.
Los riesgos de la envidia
Existe una presión ineludible que motiva a los arquitectos pero que también puede producir en ellos sentimientos de celos o envidia. Los celos profesionales ocurren en todos los campos de trabajo, pero pueden sentirse con mayor intensidad en la
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