Golpe de estado del 1° de Diciembre de 1828

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Mientras en Buenos Aires se daba este clima agitado, en el interior el general Paz se hacía cargo de la revolución unitaria y tras vencer a Bustos y a Quiroga, se hizo del poder de prácticamente todo el interior de las provincias unidas, conformando así una Liga Unitaria que acogía en su seno a San Luis, Catamarca, La Rioja, Mendoza, San Juan, Tucumán, Córdoba, Salta y Santiago del Estero.

Pero la situación unitaria daría un vuelco, tras la derrota de Puente Márquez en manos de Rosas y López, Lavalle se daba cuenta de que era inviable que su gobierno se proyecte mucho tiempo más. Por lo tanto se inclina por la paz, cabiendo la posibilidad de que el mismo San Martin se hiciera cargo del gobierno porteño, pero finalmente este se niega. El libertador sostenía que la disputa se daría por finalizada solo cuando uno de los dos partidos sucumbiera, y él no estaba dispuesto a levantar la espada frente a sus hermanos. Y ya que Lavalle ya no estaba dispuesto a hacerlo, la paz era la única salida, pero no una paz con López, sino con otro porteño, como lo era Rosas. Se barajaron diferentes salidas, entre las que se encontraba un gobierno a la cabeza de Guido, mientras Lavalle se exiliaba por 2 años, pero esta fue rechazada tanto por los unitarios como por Rosas. Pero la intransigencia de rosas se vio cesada debido a las victorias de Paz en el interior y el retiro de López a defender santa fe, dejándolo a cargo de la provincia de Buenos Aires. Esto dio a Lavalle la oportunidad de negociar, por lo que una noche se encamino prácticamente solo hacia al campamento de rosas, donde lo espero tendido en su cama hasta la mañana siguiente. Hermanos de leche, amigos de infancia, los dos líderes decidieron y ratificaron el Pacto de Cañuelas el cual establecía:

-Cese de las hostilidades.

-Elección de legisladores provinciales.

-Nombramiento de un gobernador neutral.

-Se entregarían las tropas de ambos bandos al gobierno.

-Nadie seria molestado por sus opiniones políticas.

-Presentación de una lista única para las elecciones legislativas.

El partido unitario vio con malos ojos este pacto, ya que la guerra en el interior estaba siendo ampliamente ganada por el general Paz. Por lo que es pacto fue desobedecido y el partido unitario se presentó con su lista a las elecciones, estas siendo anuladas por Lavalle dando valor a su palabra.

Un mes más tarde, el general Lavalle seguía insistiendo sobre la reconciliación y se reunió con rosas para esta vez realizar un nuevo pacto en Barracas. En este pacto se nombró al General Viamonte como gobernador, quien debía hacer cumplir el pacto de Cañuelas. Así Lavalle se retiraba a su casa, hostigado tanto por federales como por unitarios y rosas permaneció en la campaña, cuidando su relación con López, la cual se había visto perjudicada debido al pacto firmado, del cual no fue informado.

La legislatura se reunió nuevamente para la elección de un nuevo gobernador, que se le darían facultades extraordinarias para afrontar la grave crisis. Así es que el 1ero de diciembre de 1829, en el aniversario del fusilamiento de Dorrego, de un total de 33 diputados, 32 se inclinaron por la elección de Juan Manuel de Rosas. Así comienza el primer gobierno de rosas.