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Historia contemporánea de América Latina: 1980 – 2006 Reformas económicas y consolidación democrática (1980 – 2006)

Enviado por   •  26 de Junio de 2018  •  4.210 Palabras (17 Páginas)  •  464 Visitas

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1.2 Transiciones a la democracia y crisis económica

Los ochenta son una década perdida para el desarrollo económico y social de América Latina, pero también el momento de un regreso casi general a formas democráticas de gobierno. Además de un efecto de contagio entre los países, a través de los medios de comunicación, existieron en América Latina otras situaciones específicas. Los regímenes autoritarios pueden ser muy frágiles frente a las malas situaciones económicas, las que además de provocar malestar social, provoca tensiones entre las elites, que pueden hacerse explosivas sin el mecanismo arbitral de la democracia. Por otro lado, América Latina se ha visto muy influenciada por EE.UU y con el presidente Carter, se pasó a una defensa activa de los derechos humanos y a un apoyo a la democratización. Como resultado de las nuevas preferecias de Washington en Centroamérica se produjo una serie de retornos a presidentes civiles: Honduras (1982), El Salvador (1984) y Guatemala (1986). A finales de los 70, las dificultades económicas y las divisiones de las élites gobernantes en los regímenes militares desataron una dinámica hacia la restauración del poder civil en varios países andinos: Ecuador (1978), Perú (1980) y Bolivia (1982).

La coincidencia, durante los años 80, de la crisis económica y el regreso a la democracia llevó a muchos a cuestionarse si acaso la democracia sería capaz de realizar las reformas necesarias para restablecer el crecimiento. La preocupación era que las presiones sociales, en un régimen democrático, impondrían políticas de redistribución que favorecerían el consumo a expensas de la inversión, frenando el crecimiento. Así, se llegaba a la idea de los gobiernos autoritarios serían más convenientes para emprender las vías de desarrollo, pues en ellos la presión social no afectaría la gobernabilidad.

Pese a todo, el balance de las reformas estructurales en América Latina es bastante diverso. Por una parte, están los casos como Chile, donde las reformas fueron tempranamente introducidas por la dictadura militar. Por otro lado, tenemos los casos de regímenes democráticos que pudieron llevar a cabo las reformas, a pesar del alto coste social inmediato. Y por último, están las reformas empantanadas o pospuestas, que generalmente se corresponden con sistemas políticos.

1.3 Las reformas estructurales en condiciones democráticas

1.3.1 Chile

Los Chicago boys habían dominado la política económica chilena desde 1975. En sólo ese año se redujo el gasto público un 27% y los aranceles de importación descendieron de un 70 a un 33%. La industria cayó un 25% y el desempleo subió del 9,7 al 18,7%. El deseo de los militares de mantener el control sobre los sectores clave hizo que en 1982 los ingresos de las empresas públicas alcanzaran un 25% del PIB. Pero lo más importante, a la hora de la crisis, sería el mantenimiento de un control empresarial en el sector privado que en 1978 concentraba en 5 grupos el 53% de los recursos de las 250 mayores empresas. Una organización que los neoliberales definieron como crony capitalism (capitalismo de “amiguetes”). En este sentido, lo que se entiende por modelo chileno sólo adquirió sus características actuales después de que la crisis de 1982-83 desmantelara las estructura crony capitalism, pues con la crisis y la recuperación aparecieron nuevos sectores empresariales que se sintieron suficientemente seguros de sí mismo como para poder prescindir de la tutela del régimen militar en 1988.

1.3.2 México

El presidente Miguel de la Madrid asumió tres meses después de la suspensión del pago de la deuda, el 1982, y adoptó una estrategia de ajuste convencional. En 1985 introdujo una significativa liberalización comercial y privatización de empresas públicas, pero las verdaderas reformas estructurales vinieron a consecuencia de la crisis de la bolsa de 1987. Estas recibieron un impulso notable cuando el presidente Salinas de Gortri (1988-1994) negoció el TLC de América del Norte, lo que marcó un punto sin retorno en su integración a la economía global. Esto supuso un espectacular crecimiento de las exportaciones mexicanas, pero también una catastrófica salida de capitales, el desplome del peso mexicano y una desconfianza hacia mercados emergentes.

Pero las reformas estructurales no podían considerarse completas. El sector energético (petróleo y electricidad) permanecía cerrado a la inversión extranjera, debido a representar un aspecto central en la legitimidad del régimen, y la legislación laboral seguía marcada por el corporativismo posrevolucionario, debido al papel que jugaron los sindicatos autoritarios durante la crisis, y luego en las reformas, al facilitar las negociaciones con los trabajadores.

1.4 Las reformas estructurales en condiciones democráticas

Aquí la regla fue que los primeros Gobiernos democráticos no lograron realizar las reformas, por incoherencia con sus planteamientos o por falta de apoyo político, y fueron los segundo Gobiernos los que, al agravarse la crisis, definieron programas de reformas en el sentido del Consenso de Washington.

1.4.1 Perú y Bolivia

Belaúnde en Perú y Siles Zuazo en Bolivia son dos ejemplos de primeros gobiernos que enfrentaron la crisis, sin percibir enteramente su gravedad y potenciales consecuencias. Belaúnde optó por una política económica conservadora y de ajuste fiscal, provocando su gobierno gran insatisfacción, la que fue aprovechada por la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) para poner a su nuevo y joven líder, Alan García, en el gobierno, quien impulsó un programa nacionalista de crecimiento y redistribución.

En Bolivia, la dictadura de García Meza había dejado la economía en situación catastrófica, con un déficit fiscal inmanejable, las reservas de divisas agotadas y la renta per cápita más baja de la región. Los intentos de Siles Zuazo de responder a las demandas de sus propias bases y las de la Central Obrera Boliviana (COB) estaban condenados al fracaso por la desastrosa situación económica. Así, Siles se vio enfrentado a una serie de huelgas que culminaron con dos paros generales para exigir su renuncia. En agosto de 1985 regresaría al gobierno Víctos Paz Estenssoro, fundador del Movimientos Nacional Revolucionario (MNR), quien asume la tarea de desmantelar el modelo, aplicando un plan ortodoxo de estabilización. Una de las razones del éxito de Estenssoro es el desgaste y pérdida de credibilidad de los sectores sindicalizados

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