Imperio Medio.
Enviado por Sandra75 • 2 de Mayo de 2018 • 910 Palabras (4 Páginas) • 374 Visitas
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Constituye una consecuencia ineludible de la admisión tenaz del arte egipcio a determinadas formas de la representación el que nos resulte difícil hacer justicia a la peculiaridad del arte posterior, y entendemos por tal todas aquellas creaciones que presuponen el arte del Antiguo Imperio. Y sin embargo, cada una de las grandes épocas posee su fisonomía propia.
El arte del retrato real es el verdadero espejo de las grandes épocas egipcias, y nadie, en presencia de Sesostris II o de Amenemhet III, encontrará en estos descendientes la serenidad majestuosa o la dignidad natural de los constructores de las piramides, pese a que se esforzaran tan manifiestamente por seguir el ejemplo de sus grandes predecesores.
El cuadro está trabajado en bajorrelieve y nos muestra, en la mitad aquí reproducida, al rey en su trono cual soberano del Bajo Egipto, a quien el símbolo (antas. mático del dios del país, Horus, le predice incontables años de reinado. Presenciamos aquí como el soberano efectivo trata de servirse de una magia de mundo primitivo.
El Imperio Medio ha proporcionado a la reserva de tipos de la plástica egipcia una nueva figura; se trata de la llamada escultura “en bloque”, que mostramos en el retrato de un tal Sesostris-Senebetni a título de ejemplo.
Nos complace creer que esta forma de re-presentación, que se ha querido considerar como particularmente característica de la escultura egipcia, no hace solamente su aparición hasta ahora a causa de un capricho de la tradición, porque es el caso que presupone una reflexión más consciente sobre problemas de forma de la escultura de que propendemos a atribuir al espirito lleno de vigor juvenil de los artistas del Antiguo Imperio. Y nos parece igualmente comprensible el éxito que esta innovación logró, según se deja comprobar, porque constituye irrefutablemente una gran realización plástia que pone de manifiesto una característica de perfección consumada del arte egipcio.
Los grandes faraones de la XX dinastía conquistaron para Egipto una posición poder hacia el exterior más fuerte todavía que en tiempos del Antiguo Imperio, Sesostris III reinó sobre un imperio cuya frontera sur quedaba a la altura de la Segunda Catarata, en tanto que en el Norte estaba sometida a su dominio la Palestina meridional. Para Egipto, el episodio Hikso significó ante todo un nuevo contacto con Asia, que a no tardar había de transformarse en beneficio para la tierra del Nilo.
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