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LA EPOCA DE LA RAZÓN Y EL INICIO DEL MOVIMIENTO FEMINISTA

Enviado por   •  17 de Mayo de 2018  •  3.141 Palabras (13 Páginas)  •  514 Visitas

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y domesticas”. (El poder de las mujeres) Este gran teórico de la soberanía del Estado absoluto moderno confirmaba una convicción tan antigua como la sociedad occidental. Esto no solo era exclusivo de un solo hombre, sino que en toda Europa había esta convicción en la cual consideraban a las mujeres débiles, no solo de fuerza, también débiles de intelecto y lo aunaban a algo inherente de su naturaleza. Por esto se excluía a las mujeres del poder y solo los hombres eran ciudadanos de pleno derecho, solo ellos podían reinar.

Aunque no siempre había sido así, pues dentro del sistema feudal francés, las mujeres habían gozado de un trato más favorable. Como ejemplo de ello tenemos a Ana de Bretaña, la cual estuvo casada primero con Carlos VIII y después con Luis XII, y por tanto reina de Francia por dos veces, nunca dejo de supervisar personalmente la administración de ducato que había llevado como dote de la corona francesa. De igual manera a otras mujeres de la nobleza, como de la burguesía y del pueblo habían tenido una mayor libertad de acción, como por ejemplo, tenían el derecho a ejercer legalmente algunos oficios, podían practicar la caridad y la asistencia a los pobres en los hospitales y las calles, se organizaban en comunidades y conventos, dando vida a movimientos espirituales y fundando órdenes religiosas y monasterios (El poder de las mujeres).

A pesar de esto, que en algún momento las mujeres tuvieron ciertas libertades, podemos decir que la lucha de las mujeres comienza a tener finalidades precisas a partir de la Revolución Francesa, ligada a la ideología igualitaria y racionalista del Iluminismo, y a las nuevas condiciones de trabajo surgidas a partir de la Revolución Industrial.

Los movimientos feministas y de mujeres en la Revolución francesa constituyeron, no un fenómeno que se produce además, sino un elemento constitutivo del propio proceso revolucionario.

“Hasta que las mujeres no se inmiscuyen, decía Mirabeau, no existe una verdadera revolución”. Ciertamente no ha habido revoluciones en la historia sin su correspondiente radicalización feminista, sin que el orden social no se haya conmovido, a su vez, que patriarcal. Pero, especialmente, las mujeres se apropiaron de las claves de la razón ilustrada en la medida en que intuyeron en ella virtualidades críticas para irracionalizar y, por ello, deslegitimar el poder patriarcal” (Puleo & Amorós, 2011).

A pesar de que históricamente las mujeres han sido ignoradas, menospreciadas y consideradas incapaces de hacer ciertas cosas correspondientes exclusivamente de los hombres, sin las mujeres la historia no podría ser la misma, ya que han sido parte fundamental de ella. Han sido capaces de hacer cambios importantes dentro de las sociedades a pesar de que estaban reprimidas por los hombres, incluso los hombres se han atribuido logros que han sido correspondientes solo de las mujeres.

El pensamiento feminista ilustrado

Para empezar este análisis es necesario rastrear el origen del pensamiento ilustrado en el racionalismo. Si bien Descartes no trato en particular el tema del estatus ontológico de las mujeres, su dualismo de la sustancia y la excelencia que atribuía al intelecto permitían suponer que este, al ser independiente del cuerpo, era igual en hombres y mujeres.

Es importante entender el concepto del movimiento Ilustrado y los ideales que conlleva. “La ilustración es la liberación del hombre de su culpable incapacidad” (Kant, 1979, pág. 25). La incapacidad del hombre será comprendida como el miedo o pereza de valerse por sí mismo. Con esto damos paso al lema de la ilustración “¡Sapere aude! ¡Ten el valor de servirte de tu propia razón!”. (Kant, 1979, pág. 25) Esta definición y lema nos sirve de eje o punto de partida para entender los ideales y opiniones de las mujeres ilustradas. El feminismo nace con nuevo discurso crítico que utiliza, precisamente las categorías de la filosofía que en esa época salen a la luz. Es decir, usa el pensamiento de autores como Rousseau (ensayo Contrato Social que dice “que todos los ciudadanos son iguales en derecho y deben participar en el ejercicio del poder”) para fundamentar así el movimiento social del feminismo. Pero no solo utilizan el pensamiento de Rousseau en su contrato social, sino que gracias a su libro el Emilio en el cual establece los principios para una educación natural, afirma allí que las mujeres deben “aprender muchas cosas, pero sólo las que conviene que sepan”. Lo que es tanto como afirmar que tienen derecho a la instrucción, pero sólo en aquello que sirva para el interés de su pareja (Quindós, 2005). Esto les da a las mujeres un principio por el cual también deben luchar, pues no pueden acceder a la misma educación que los hombres.

Pero si bien la Ilustración proclamaba como principio a la libertad de la razón y del pensamiento, esta libertad realmente no era extensible a las mujeres, porque aunque empezaba a haber un cambio ideológico, el cambio y estas nuevas ideas eran única y exclusivamente propias del hombre.

Empecemos con Mary Wollstonecraft quien es “hija de la Ilustración” (Gonzalez, 2005), toma las consignas de los revolucionarios franceses y hace una crítica de las incoherencia de la diferencia entre los sexos. En la obra Vindicación de los derechos de la mujer la escritora busca plantear la individualidad de la mujer y que esta misma forje su destino. La elaboración de sus teorías es entorno con aquellas con las que está en desacuerdo (Rousseau, John Gregory, Talleyrand-Périgord), expone sus opiniones basándose en argumentaciones

“Deseo persuadir por la fuerza de mis argumentos en vez de deslumbrar por la elegancia de mi lenguaje” (Citada por Gonzalez, 2005).

Mary Wollstonecraft fundamentó el problema de la desigualdad entre los géneros con base en la educación desde niñas se les enseña a las mujeres estar bajo el yugo de los hombres.

"Se me puede acusar de arrogante, pero, pese a ello, debo declarar que estoy firmemente convencida de que todos los escritores que han abordado el tema de la educación y la conducta femeninas, desde Rousseau hasta el doctor Gregory, han contribuido a hacer de las mujeres los caracteres más débiles y artificiales que existen y, como consecuencia, los miembros más inútiles de la sociedad” (Citada por Gonzalez, 2005).

Olympe De Gouges también fue una mujer ilustrada francesa que fue condenada a la guillotina, fue también una dramaturga y consiguió que una de sus obras fuera representada: La esclavitud de los negros; se trataba de un alegato contra esta particular forma de explotación y opresión.

Olympe De Gouges también escribe la Declaración de los Derechos

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