La Casa Blanca contra Salvador Allende: Los orígenes de la guerra preventiva

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El capítulo 3, llamado “Schneider en la mira de la CIA”, en la cual se crea la necesidad de “eliminar” al General Schneider para poder crear una situación de desequilibrio, y que el congreso pudiera decidir no ratificar la elección de Salvador Allende y tomar el poder bajo el estado de anormalidad. Para éstos, es imprescindible la necesidad de engañar a la burocracia, bajo maniobras ilegales pero así mismo de bajo perfil. Anota la creación del Track I, que consistían en estrategias por una vía oficial, más que todo por el Departamento de Estado y el Track II, que era básicamente el despliegue de toda la guerra sucia e ilegal, todo con el objetivo de evitar un evidente gobierno de la Unidad Popular. Verdugo cuenta que el gobierno estadounidense le ofreció a Frei asumir la presidencia luego de un golpe de

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estado ordenado y monitoreado por ellos, pero éste se reusó por respeto a la constitución. Involucra también a la ITT como colaborador y difusor de las estrategias del Trak II dentro del mismo territorio chileno7, y la estrategia de afectar las pensiones y crear un caos económico, con el fin de desestabilizar el país y hacer más probable una acción violenta.

El capítulo 4 (Firmado: Henry Kissinger), trata más que todo de mostrar documentos, comunicaciones, memos y demás que salieron del Departamento de Estado directamente a las oficinas de la CIA en Chile, o de sus distintos colaboradores, con preocupaciones, preguntas, e instrucciones exactas de cómo actuar y cuando hacerlo, para poner en marcha más estrategias del Track II. También hace evidente la preocupación creciente de Nixon al ver una cierta clase de “epidemia” a lo largo de América Latina, es especial en Bolivia, donde Juan José Torres daba discursos con bastante asistencia y un marcado todo izquierdista y “antiyanqui”. Aquí es donde se llega a la conclusión que el Track I es insuficiente, y se llega a la conclusión de que un golpe militar es la única salida posible. Se empieza a crear caos en todos los sectores chilenos, con el fin de ir desestabilizando cada vez más y más la sociedad, y disminuir las posibilidades de un golpe. También introduce a las fundaciones Ford y Rockefeler, que llegan a Chile con animos de promover la educación pero que con el uso de los documentos secretos, se supo tiempo después que su principal función es éstos países era hacer un despliegue más efectivo de las estrategias del Track II.

El siguiente capítulo, llamado “El Mercurio y la cuenta suiza” tiene por objetivo poner bajo la luz pública el papel de Edwards en la entrada de dólares a Chile para financiar el proyecto desestabilizador y golpista. En ésta sección, además de aclarar el daño gigante que se le hacía a la economía chilena con la entrada de dólares (Los cuales valían hasta 200 veces lo normal por el hecho de venir por el mercado negro, según dice Verdugo a lo largo de este capítulo). Muy por encima, aquí se tratan los temas de la creación del GAP (Grupo de Amigos del Presidente), el cual incluía jóvenes cubanos; hecho que aprovechó El Mercurio para difundir la mentira de que la Union Popular era de cierto modo un agente más del comunismo soviético, también la posición firme pero “indiferente” de E.E.U.U. frente a Chile, para no caer en el ojo de la comunidad internacional. Toca también el tema de la nacionalización del cobre y la expropiación de la ITT, tema que causó que se avivara el problema entre las dos naciones por el reclamo de una por no entregar indemnizaciones a los expropiados (E.E.U.U), y la respuesta de Chile reclamando que no tenía por qué entregar dineros a empresas que según informes de la Contraloría, habían evadido impuestos y regalías durante más de 20 años. Se ilustra también el bloqueo invisible a Chile, la negación por parte del “Club de París” de renegociar la deuda nacional, y el corte de todos los subsidios provenientes de Estados Unidos en el marco de la Alianza Para el Progreso, menos el apoyo militar (ya que era necesario tener de su lado a las fuerzas armadas). Verdugo habla del miedo de la población acomodada y de la derecha Chilena gracias a campañas del terror auspiciadas por el Comité $40 y los simpatizantes del Track II, además de una creciente oposición por parte de los latifundistas al gobierno de la Unidad Popular.

Luego de éste capítulo, sigue uno llamado “La Cuenta Regresiva”. Aquí, Verdugo relata el clima caótico y de inflación vivido en Chile y patrocinado por la CIA. Para solventar la situación, Allende creó más empleos estatales, lo que generó por consiguiente mayor demanda de productos, y un

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aumento del consumo. El incremento de los ingresos creó una crisis de abastecimiento, lo cual a su vez generó un descontento popular. Meses antes del golpe, tuvieron lugar un elevado número de huelgas y protestas, apoyadas –según los documentos secretos- con dineros provenientes de la CIA. Con el paso del tiempo, el clima caótico de Chile crecía sin parar; se vivían sabotajes a comerciantes y a camioneros para profundizar la crisis, y otras muchas estrategias para contribuir al caos. A pesar de todo, Allende mantenía la fe en la Constitución y en sus normas. Los medios de comunicación opositores, comprados o influenciados con dineros de la CIA a través de El Mercurio y Edwards, llegaban a doblar a los oficialistas. Se vivió también un incremento de las acciones terroristas de la ultraderecha; acciones que los medios se encargaban de hacer parecer perpetradas por “cubanos comunistas que quieren aniquilar la patria”, hasta el punto de que para 1973, se calculaba que cada 10 minutos había un acto terrorista en el territorio chileno8.

El auge de la violencia ultraderechista avivó también a los grupos de izquierda, quienes aclamaban a toda voz “A violencia reaccionaria, violencia revolucionaria”.

El próximo capítulo, llamado ““Descanse, Presidente”” trata más bien de un relato de las semanas previas a la acción golpista. De hecho, el nombre del capítulo es una cita textual a una frase pronunciada por Pinochet el fin de semana anterior al 11 de septiembre, en la casa de Allende durante un almuerzo con sus generales. Sin embargo, Verdugo no descuida