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El golpe de Estado a Salvador Allende.

Enviado por   •  8 de Julio de 2018  •  4.456 Palabras (18 Páginas)  •  353 Visitas

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El período de la Unidad Popular se convirtió en una fase de adhesión de estos movimientos, especialmente de la Central Única de Trabajadores de Chile (C.U.T.), a los proyectos gubernamentales de socialismo democrático.

Para que la U.P. pudiera seguir en función del socialismo era necesario que los amplios sectores populares la apoyaran. Sectores como el de los obreros habían puesto su confianza en que la coalición de izquierda encontraría el camino hacia la redistribución justa de la riqueza y con ello daría por fin el reconocimiento histórico a los movimientos populares. Por esta razón era necesario para Allende ejercer el control sobre las movilizaciones que pudieran poner en riesgo el programa político u obstruir el camino hacia el socialismo y decidió denunciarlas y en algunos casos reprimirlas (Verdugo 2004, 30).

Poder Popular

La estrategia de la izquierda democrática se basaba entonces en la construcción de un modelo de democracia representativa, en la que se ejerciera democracia directa e indirecta por medio de consejos locales y a través del voto. Esto con el fin de darle soberanía al pueblo y primacía a la voluntad popular. Este mecanismo de Poder Popular se creaba con el objeto de que todos los sectores chilenos se sintieran recogidos dentro del gobierno de la U.P. y de este modo no se gestara protestas en el interior del país. A pesar de todo, los movimientos sociales de Chile vivieron durante la administración de Allende la mayor organización, visualización y participación política hasta entonces, participación que difícilmente verían después.

Crisis de la Unidad Popular

Las reformas sociales impulsadas por la U.P. para llevar a cabo su programa pusieron en descontento a varios sectores de la burguesía chilena, quienes hicieron lo posible por afectar la economía y reducir la popularidad del presidente.

Sumado a esto, una política de aislamiento internacional del mercado chileno inducida por las multinacionales estadounidenses como represalia por la nacionalización de sus empresas por parte del gobierno chilenos, y más la política de intervención encubierta de la CIA en chile, lograron desestabilizar la economía del país y generaron un déficit fiscal, a la vez que instauraron el caos social (García, Rojas y Allende 1998, 53).

La situación se tornó desastrosa: los precios del cobre se disminuyeron y, además, había un bloqueo de los mercados tradicionales del cobre chileno, incitado por las multinacionales estadounidenses que sufrieron las políticas de expropiación y nacionalización de la U.P.; los productos comenzaron a escasear debido al acaparamiento y especulación de los mercados chilenos; la inflación llegó a niveles absurdos debido a la impresión desmedida de dinero por parte del gobierno. El partido Demócrata Cristiano también dejó de respaldarlo, pues estaba convencido de que ese gobierno destruiría la economía chilena.

La C.U.T vivió momentos amargos que finalizaron con la división del sindicalismo, lo que resultó en una debilitación del gobierno de la Unidad Popular. Varios miembros de la U.P. se sintieron descontentos con la administración de Allende y se aliaron en su contra. La división entre gradualistas y rupturistas produjeron un mal ambiente dentro de la izquierda y los movimientos sociales volvieron a protestar, como el sector minero en el que se presentaron varias huelgas.

La Unidad Popular se vio en el debate de seguir buscando el socialismo por medio de la institucionalidad y la democracia liberal-burguesa, o cambiar su estrategia y radicalizarse en armas como lo habían hecho ya otros sectores de la izquierda.

El Movimiento de Izquierda Revolucionaria

El Movimiento de la Izquierda Revolucionaria se forma bajo las estrategias de Miguel Enríquez[5], principalmente, y bajo el principio marxista-leninista de la revolución en armas que heredaron, según ellos, de Luis Emilio Recabarren[6].

Su programa político contemplaba el cambio de un sistema económico basado en el capitalismo, por un gobierno obrero y de campesinos que llevaría a Chile a socialismo, esto sería llevado a cabo por medio de insurrección popular armada.

El Movimiento de Izquierda Revolucionaria, constituía la otra cara de la izquierda chilena; como su nombre lo indica, la de la revolución por las armas. Por ende, no creía posible ni viable que el socialismo se pudiera conseguir por medio de la institucionalidad, dado que era exactamente la misma institucionalidad la que había mantenido el poder en manos de los burgueses. Consideraba que la vía legar era un aparato creado por la oligarquía para la permanencia de su hegemonía y esto iba a imposibilitar cualquier tipo de reforma que pretendiese cambiar la dinámica económica y social (Verdugo 2004, 108).

Durante el gobierno de Allende, el M.I.R. cesó sus actividades armadas para no chocar con el resto de la izquierda, pero continuó organizando a la población y apoyando la agitación y la movilización popular, lo que lo llevó a ganar una gran cantidad de adeptos en sus filas. También durante este período se convierte en un partido nacional de masas que compite contra el gradualismo de la Unidad Popular.

El gigante del norte con miras a la caída de Allende

Chile constituyó en la década de los sesenta y principios de los setenta, uno de los principales problemas para el gobierno norteamericano durante la campaña y el período presidencial de Salvador Allende. Pues allí se gestaba una vía “revolucionaria”[7] hacia el socialismo que abriría las puertas a las movilizaciones sociales del resto de Latinoamérica y que, aún peor, no lo haría por la fuerza armada de unos pocos, sino con el apoyo del pueblo.

Para reprimir esta nueva amenaza para el capitalismo, E.E.U.U. comenzó una serie de operaciones en contra del pensamiento marxista en Chile, que consistían en mitigar por todos los frentes posibles el socialismo. De esta manera, puso en marcha operaciones encubiertas, políticas internacionales, bloqueos económicos y, entre otros, la instigación de un golpe militar que reprimiera el peligro rojo (Verdugo 2004, 123).

En 1963 se puso en marcha la acción encubierta por parte de los Estado Unidos en Chile para frenar el ascenso de Salvador Allende. Varios millones de dólares fueron puestos a disposición de la oposición para la realización de acciones como el apoyo a los partidos políticos opositores, la realización y difusión de propaganda anti-allendista, el apoyo a organizaciones del sector privado, estudios sociales

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